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La vida de una nano
Después de estar varios días al calor del sol y a la oscuridad de la noche, serebro volvía a Aden para vender los preciados materiales que había encontrado dentro de los restos de los monstruos que se hallaban en todo el continente, Ya sea en las oscuras y húmedas catacumbas, donde las mas extrañas criaturas se encontraban encerradas desde tiempos inmemorables, en las verdes praderas de el Valle Encantado, en los fríos pasillos del Laberinto de Hielo, o en el Valle de los Santos, donde había sudado sangre con el veneno orco que eran capaces de producir los habitantes naturales de esos lares.
Era una ciudad muy poblada donde podían verse los más poderosos guerreros, los mas avaros enanos, o simples representantes de las distintas razas que iban a la ciudad a buscar alguna oportunidad. Los mercaderes gritaban sus ofertas, otros simplemente se sentaban a esperar que alguien compre sus pertenencias, los más pacientes vendían los preciados soulshots y spirishots tan necesarios para enfrentarse al mundo que se encontraba fuera de la protección de las murallas de las ciudades.
Llego cargado de recetas, partes de armas, joyas, armaduras y una buena provisión de materiales, su set Nightmare le daba cierto aire de superioridad sobre los demás enanos que se encontraban allí, tenia diversos anillos y pendientes que lo protegían de los picaros magos, siempre dispuestos a hacerle morder el polvo a todo aquel que se le cruzara en su camino, por el simple placer de arruinarle la vida. Decidió ir a la Isla de la Fantasía a venderle todo lo que tenia los compañeros de su raza, que siempre estaba esperando que llegue alguien para comprarle los materiales que tanto se requerían en esos días.
Cuando salio de su villa natal solo tenia lo puesto, ahora era dueño de una abultada bolsa de monedas de oro, por un momento pensó en largarse así sin mas, pero no podía traicionar a sus amigos que lo habían ayudado a matar todos esos molestos bichos, después de todo, sin ellos no hubiera podido hacer nada. Se comunico con la amable profeta que le dio todo el soporte mágico necesario para ser un buen asesino, le dio una parte de las ganancias y le dejo un recado para un obispo que también estuvo a su lado todo el tiempo curándole la vida en momentos críticos. Una vez arreglados todos su asuntos, ya nada tenia que hacer en la dichosa cuidad de Aden así que partió de regreso a la Villa de los Enanos.
Le parecía que nada había cambiado, las montañas seguían ahí, como habían estado desde los tiempos de los gigantes, cuando su raza no era menospreciada por ser inteligentes y buenos negociantes, sino envidiados y admirados por todos por sus buenas relaciones con los gigantes, aunque lamentablemente esa edad de oro hacia tiempo estaba en el olvido, los gigantes si no estaban extintos, estaba demasiado asustados como para mostrarse al mundo después que fracasara su empresa de derrocar a los dioses. Tan ocupada tenia su cabeza meditando sobre los viejos tiempos que el padre de su padre le contara, que casi sin darse cuenta entro a la casucha donde había crecido, el techo derruido, las paredes cubiertas de hierbas y todos los muebles destruidos por el paso del tiempo. Suspiro al ver ese panorama y se encamino al Maestro de su villa para hacer un encargo de muebles y contrato a varios Warsmiths para que reconstruyeran su casa.
Gracias a la buena voluntad de los enanos su casa estuvo terminada y bien arreglada en dos lunas. Esa noche volvió de tomar cerveza en la vieja taberna y se prometió a si mismo no dejarse llevar por sus amigos, porque de no ser por el cantinero, se habría apostaba todas sus riquezas al numero 7.
Sentado frente a la crepitante chimenea veía el bailar del fuego y como el hollín poco a poco cubría la parte interna de la pared, se empezó a preguntar que seria de su vida, el oro que llevaba en su bolsillo no iba a durar para siempre, además se había acostumbrado a lidiar con los seres que siempre tenían algún tesoro escondido, y hasta le gustaba la sensación de hurgar entre los restos de los bichos para sacar los valiosos materiales. Entonces tomo una decisión.
Al otro día cuando todavía el sol estaba durmiendo, salio de su casa, le puso el cerrojo pero cuando ya estaba saliendo de la villa, dio media vuelta, abrió la puerta y dejo la llave en la entrada con una nota que decía “Es tuya”.
Mientras se alejaba el viento iba borrando las hullas que dejaba en la nieve, tal vez todos se preguntarían que era lo que lo había impulsado a dejar todas sus cosas y volver a irse sin despedirse, tal vez lo tildaría de loco o demente, pero ya no le importaba.
Siguió caminando si mirar hacia atrás, se dio cuenta que no podía estar sentado viendo como se gastaba el oro, sentía la necesidad de tener mas adenas encima, casi sin proponérselo se había convertido en un Cazador de Recompensas.
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Fuerza nanos que digan lo que digan somos los que les damos todos los que necesitan para levelear y equiparse, y siempre cuando hay alguna party exigen el spoil compratido
serebro les manda saludos y espera que les guste su historia
:P puse dos horas escribiendo apra poner mal el titulo xD
Era una ciudad muy poblada donde podían verse los más poderosos guerreros, los mas avaros enanos, o simples representantes de las distintas razas que iban a la ciudad a buscar alguna oportunidad. Los mercaderes gritaban sus ofertas, otros simplemente se sentaban a esperar que alguien compre sus pertenencias, los más pacientes vendían los preciados soulshots y spirishots tan necesarios para enfrentarse al mundo que se encontraba fuera de la protección de las murallas de las ciudades.
Llego cargado de recetas, partes de armas, joyas, armaduras y una buena provisión de materiales, su set Nightmare le daba cierto aire de superioridad sobre los demás enanos que se encontraban allí, tenia diversos anillos y pendientes que lo protegían de los picaros magos, siempre dispuestos a hacerle morder el polvo a todo aquel que se le cruzara en su camino, por el simple placer de arruinarle la vida. Decidió ir a la Isla de la Fantasía a venderle todo lo que tenia los compañeros de su raza, que siempre estaba esperando que llegue alguien para comprarle los materiales que tanto se requerían en esos días.
Cuando salio de su villa natal solo tenia lo puesto, ahora era dueño de una abultada bolsa de monedas de oro, por un momento pensó en largarse así sin mas, pero no podía traicionar a sus amigos que lo habían ayudado a matar todos esos molestos bichos, después de todo, sin ellos no hubiera podido hacer nada. Se comunico con la amable profeta que le dio todo el soporte mágico necesario para ser un buen asesino, le dio una parte de las ganancias y le dejo un recado para un obispo que también estuvo a su lado todo el tiempo curándole la vida en momentos críticos. Una vez arreglados todos su asuntos, ya nada tenia que hacer en la dichosa cuidad de Aden así que partió de regreso a la Villa de los Enanos.
Le parecía que nada había cambiado, las montañas seguían ahí, como habían estado desde los tiempos de los gigantes, cuando su raza no era menospreciada por ser inteligentes y buenos negociantes, sino envidiados y admirados por todos por sus buenas relaciones con los gigantes, aunque lamentablemente esa edad de oro hacia tiempo estaba en el olvido, los gigantes si no estaban extintos, estaba demasiado asustados como para mostrarse al mundo después que fracasara su empresa de derrocar a los dioses. Tan ocupada tenia su cabeza meditando sobre los viejos tiempos que el padre de su padre le contara, que casi sin darse cuenta entro a la casucha donde había crecido, el techo derruido, las paredes cubiertas de hierbas y todos los muebles destruidos por el paso del tiempo. Suspiro al ver ese panorama y se encamino al Maestro de su villa para hacer un encargo de muebles y contrato a varios Warsmiths para que reconstruyeran su casa.
Gracias a la buena voluntad de los enanos su casa estuvo terminada y bien arreglada en dos lunas. Esa noche volvió de tomar cerveza en la vieja taberna y se prometió a si mismo no dejarse llevar por sus amigos, porque de no ser por el cantinero, se habría apostaba todas sus riquezas al numero 7.
Sentado frente a la crepitante chimenea veía el bailar del fuego y como el hollín poco a poco cubría la parte interna de la pared, se empezó a preguntar que seria de su vida, el oro que llevaba en su bolsillo no iba a durar para siempre, además se había acostumbrado a lidiar con los seres que siempre tenían algún tesoro escondido, y hasta le gustaba la sensación de hurgar entre los restos de los bichos para sacar los valiosos materiales. Entonces tomo una decisión.
Al otro día cuando todavía el sol estaba durmiendo, salio de su casa, le puso el cerrojo pero cuando ya estaba saliendo de la villa, dio media vuelta, abrió la puerta y dejo la llave en la entrada con una nota que decía “Es tuya”.
Mientras se alejaba el viento iba borrando las hullas que dejaba en la nieve, tal vez todos se preguntarían que era lo que lo había impulsado a dejar todas sus cosas y volver a irse sin despedirse, tal vez lo tildaría de loco o demente, pero ya no le importaba.
Siguió caminando si mirar hacia atrás, se dio cuenta que no podía estar sentado viendo como se gastaba el oro, sentía la necesidad de tener mas adenas encima, casi sin proponérselo se había convertido en un Cazador de Recompensas.
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Fuerza nanos que digan lo que digan somos los que les damos todos los que necesitan para levelear y equiparse, y siempre cuando hay alguna party exigen el spoil compratido
serebro les manda saludos y espera que les guste su historia
:P puse dos horas escribiendo apra poner mal el titulo xD