La Bibliotequita de Nenufar

[Európea]

-Si Nanis, como te habíamos prometido, hemos hecho una hermosa bibliotequita que será de tu exclusiva propiedad, así no debes ir hasta Rune, Ivory Tower o Aden como hacías hasta hoy. ¿Es bella no es cierto? Pero ahora se hará más bella, porque comenzaré a llenar sus estantes con los volúmenes que han enviado para ti como hemos pedido aquí: http://foros.comunidadzero.com/event...del_libro.html Cuando los hayas leído todos, escoge tu favorito así podemos recompensar debidamente al de tu preferencia, ¡aunque todos han estado muy bien realmente, ya verás! Comienza a leer el primero en tanto yo voy acomodando los otros por orden de llegada.

[Európea]

Zariche, despertar del mal

Zariche, despertar del mal Por Tiberius

Érase una vez en el lejano reino de Elmoreden, mientras los Dioses observaban una era plagada por guerras y destrucción. Un joven llamado Zariche Galmadan cuidaba un rebaño de Alpen Búfalos en las afueras de la granja de bestias, el trabajo no era bien pago apenas alcanzaba para que el pudiese comer.
Un fatídico día el se vio en la necesidad de robar algunas frutas para llevar a su hogar, el solía cargar una espada de madera, la cual había grabado con su cuchillo, en ella retrataba sus tareas del día, y con el tiempo le había sacado algo de punta.
El dueño de la tienda lo descubrió robando algunas Frutas de Sprigant en la ciudad de Rune y lo confronto afuera de la ciudad, acusándolo de ladrón. Zariche estaba asustado quien iba a mantener a su familia si el quedaba arrestado por los guardias o peor aun, si era decapitado. En un impulso apuñalo al vendedor con su espada de madera, dentro de el sintió algo que cambiaba bruscamente, retiro la espada y hizo otra estocada apuntando al corazón, esta vez el sintió placer al hacerlo.
Caminando hacia su hogar, no dejaba de pensar en el color rojo carmesí de la sangre del vendedor, el se sintió mas fuerte, mas grande, mejor. Abrió la puerta de su cabaña, su familia lo recibió con los brazos abiertos, pero el estaba pensativo, y sus ojos denotaban cierta locura, dejo su botín en la mesa y fue a dormir. Durante las cuatro horas de sueño no hubo un segundo donde no sufriera de pesadillas terribles, se veía como un monstruo, asesinando a su familia y amigos. Cuando el despertó se vio bañado en sangre, el había asesinado a su familia tal como lo había soñado ese mismo día, pero no tenia tales recuerdos.
Salio corriendo despavorido de su cabaña, con nada más que su espada de madera, corrió hasta unas colinas cercanas por el área del Muelle de Rune, ahí les rogó a los dioses que tengan compasión y que lo liberaran de su dolor.
Gran Kain, aburrido de la eternidad, estaba buscando formas de causar caos en esta sociedad volátil durante la era de Elmoreden. Entonces el escucho la plegaria de este joven y decidió que era perfecto para sus planes. Zariche, miro para abajo y diviso a un hombre anciano en una capa negra con bordados dorados, el hombre se quedo mirándolo y de pronto estaba detrás de el. Este anciano le dijo: “Hijo mío, a partir de hoy serás leyenda, en todas las ciudades del mundo”. Levanto una daga plateada, y se corto la palma de la mano derecha, ensangrentado tomo la frágil espada de madera e hizo que esta absorbiera su sangre, el anciano extendió la espada a Zariche, y al tomarla su alma se fundió con la madera y desde ese entonces el no pudo soltarla jamás.
Un fuerte viento de tormenta de desato, la capa del anciano se corrió hacia atrás y su cara quedo revelada, los ojos brillaban como el fuego de una hoguera, y su piel era parecida al marfil. El hombre misterioso había desaparecido, pero su capa quedo tirada en el suelo. El viento arreciaba contra la ciudad de Rune, y no había razón para dejar una buena capa tirada en el frío suelo.
Limpio la sangre remanente en la espada de madera con el interior de la capa, y se la puso encima. Inmediatamente se sintió enfermo, como si quisiera vomitar el alma, con un grito desgarrador vino una explosión de luz roja carmesí, Zariche sintió como su cuerpo desaparecía evaporado por el poder dentro de el. Una voz dentro de su mente le susurra, “No comerás, No sufrirás dolor, No sentirás amor, Solamente existirás para matar”.
Zariche sintió que rápidamente perdía el control de su propio cuerpo, se apresuro a llegar al agua, entre olas logro ver su reflejo, no era mas un joven humano ahora era un monstruo sediento de sangre sus ojos no eran diferentes del obscuro personaje que lo había visitado hace pocos instantes.
Su cuerpo era la espada y la espada era su cuerpo, una armadura dorada reemplazaba su piel y la larga capa ensangrentada flameaba desde sus hombros al polvoriento piso del muelle de Rune. Un pescador de la zona, pasaba por el lugar donde Zariche estaba sentado y le pregunto si estaba bien, confundiéndolo con algún caballero del castillo,
Zariche se dio vuelta y corto al pescador pero no se derramo ni una gota de sangre, la espada la absorbió toda, ya no era de madera, tampoco de metal, no era un objeto inanimado, estaba viva y con cada muerte hacia mas poderoso y peligroso a Zariche.
Con cada victima, Zariche se hacia cada vez mas fuerte, y la espada ganaba cierto fulgor. Cierto día este malévolo espíritu no encontró a nadie a quien asesinar y se sintió débil, entonces entendió para ser eterno debía alimentar a la espada con la vida de otras personas.
Los relatos del asesino Zariche y su espada Demoníaca llegaron a todo el continente, varios profetas alrededor del continente, informaban a la población sobre la locación de Zariche, alegaban que Einhassad les daba la dirección exacta, y varios salían a cazarlo. Varias lunas pasaron, y una incontable cantidad de buenos guerreros fueron masacrados en la caza del Demonio. Su poder crecía conforme mas gente asesinaba, el problema llego hasta la casa de los nobles de Aden, la ciudad más poderosa del Reino de Elmoreden. Su ejército era el mejor y el joven rey Raoul, emprendió una cruzada para acabar con este maligno adversario. Esos tiempos eran complejos, cualquier prado podía trasformarse en un campo de batalla, el ejército de Astaire estaba pendiente de cada acción de Raoul.
Un día de invierno, mientras las chimeneas de Aden calentaban las casas, un Profeta que aun seguía en la iglesia, llamado Oran Silimbur continuaba orando por sus seres queridos. Entonces tuvo una visión, Einhassad le advirtió que Zariche estaba encaminado hacia la ciudad de Aden y quería volverla cenizas. Oran corrió hasta la puertas del castillo para advertir a Raoul, aun somnoliento el joven rey organizo a su ejercito y a sus mas poderosos magos. Toda la gente de Aden fue evacuada hacia la fortaleza de Narsell y todo el ejército permaneció en la ciudad.
Nunca antes en la historia se había presenciado tal reunión, se podía ver desde enanos artesanos construyendo sus golems hasta los tenebrosos elfos negros, con su magia retorcida, muchos ancianos elfos quedaron en la retaguardia para sanar a los heridos y los paladines y vengadores oscuros en el frente, preparados para pelear.
Eran las nueve de la noche, la luna estaba roja y grande, lo que era un indicio de que sangre iba a ser derramada. Un comunicado salio desde el alto comando de Aden hacia todas las ciudades de Elmoreden, para que ayuden a la ciudad en este tiempo de gran necesidad, hasta se mando un mensaje a la Academia privada de Hardin no hubo respuesta ni de uno de ni de otro. El reino de Aden parecía estar solo en esta encrucijada, los cazadores de tesoros, que estaban revisando el área aproxima al castillo de Aden, vieron al temible Zariche corriendo hacia la ciudad. El ejército se movilizo hasta la entrada y ahí impusieron una admirable línea de defensa.
Pero Zariche era demasiado poderoso, las flechas de los Ojos de Alcon le rebotaban en la armadura, y la capa lo protegía de los dagazos de los poderosos caminantes del abismo, los escudos se agrietaban y las espadas se desafilaban, gracias a la organización de Raoul, la línea de defensa se mantuvo por horas, pero mientras mas tiempo transcurría Zariche se hacia mas poderoso.
Cuando todas las esperanzas parecían pérdidas, un barullo se sintió del lado Este de la ciudad, provenientes del cementerio de Aden, una horda de muertos vivientes bajo el control de Hardin y sus aprendices, se abalanzo sobre Zariche y lo encerró en una prisión de cuerpos putrefactos, aprisionando al demonio y bloqueando todo movimiento, a lo lejos se escucha “lamento haber llegado tan tarde” y aparece Hardin frente a Raoul y sonríe.
Aprovechando la oportunidad que los muertos vivientes le han dado Raoul en carrera desenfunda su Espada de la Legión Oscura y decapita a Zariche, aprovechando una falla en su armadura. Cuando las Invocaciones de la Liga de Hardin se retiran, una explosión de luz carmesí llena el cielo y solamente queda en el campo de batalla la espada de Zariche, que pierde todo resplandor, y su ojo que todo lo ve se cierra.
Antes de que pudieran destruirla esta desaparece…

Hoy en día, rara vez la Demoníaca espada Zariche reaparece y toma posesión de desprevenidos cazadores, sin embargo hay algunos asesinos que la buscan para sus propios oscuros propósitos, considerada ahora una reliquia del mundo antiguo su precio asciende a varios cofres repletos de Adena, y los cazafortunas están siempre con un oído en las conversaciones ajenas, toda información que concierne a la Espada Diabólica es altamente valorada. Los valientes caballeros que dieron sus vidas en el campo de batalla y los magos que aprisionaron a Zariche ya fueron olvidados, las políticas y nuevas historias aplacan a las anteriores.
Se dice que Gran Kain, elije a los portadores de la Zariche, esperando que nazca un usuario tan poderoso como Zariche mismo y esa es la historia que se ha contado de generación en generación y seguiremos contando hasta el fin de los tiempos.

[Európea]

Caballería de la Cruz Alada

Caballería de la Cruz Alada por LadyJuliet

Introducción.

Los vientos que recorren las bastas tierras de este continente, despliegan un rumor que da esperanza a los más desgraciados, nadie sabe si es una vieja historia, una leyenda o un mito, pero el rumor del resurgimiento de la Caballería de la Cruz Alada se hace mas fuerte con el pasar de las lunas…

Data de tiempos antiguos sobre una orden de honorables guerreros, justos y valientes que protegían y proclamaban la paz en todo el continente. Guerreros de alma pura y corazón sincero, cuyo principal orgullo era la libertad, y su motivación la igualdad entre las sociedades.
Estos guerreros luchaban por el prójimo llevando como estandarte una espada alada. Llevaban su fe en los dioses de la Luz y la Ley, y eran aclamados tanto en los más altos puestos de la sociedad imperial, como así también en los barrios bajos de las capitales costeras.

Sus miembros se encontraban entre los más honorables de los nacidos y solo aquellos de alma pura y sincera eran capaces de superar la exigente prueba de merito…
Tenían la obligación de aprender y resguardar todos los conceptos de su caballería y portar un autentico espíritu de nobleza. Para ser dignos de la membresía, debían realizar una ceremonia que los transformaría, y cambiaria su espíritu, cuerpo y mente.

Desde lo más elevado de la torre de la insolencia y tras haber completado las juras de libertad, valentía y honor, el iniciado era arrojado al vacío, brotándole alas etéreas en su armadura si es que sus promesas eran sinceras.
Estos guerreros fueron los campeones del continente, eternos guardianes de la paz, simbolizando las más nobles y justas virtudes de los nacidos.

Se dice que con el pasar de las lunas, el alma de estos guerreros fue corrompida por la maldad, el egoísmo y el deseo de sangre que se esparcía en las tierras de Goddard. Nadie lo entendía, aquellos caballeros a quienes los pobladores llamaban “Héroes” abandonaron sus ideales y se volvieron en contra de los mismos, formando parte de distintas cofradías de ladrones, mercenarios y asesinos.

Según cuentan los antiguos pergaminos encontrados hace tiempo en lo mas profundo de las Minas Mithril, al este de Dwarven Village, hubo un guerrero de La Cruz Alada que no fue corrompido, y siguió aun estando solo, luchando contra sus propios compañeros intentando librarlos de aquellos deseos oscuros que perturbaban sus mentes, pero la maldad esparcida por las tierras fue demasiada para este noble guerrero y nunca se supo mas nada de el.

Cientos de años mas tarde, su cadáver fue encontrado bajo tierra, en las Catacumbas de Branded, al sur del continente, donde solía escaparse a limpiar su mente, y purificar su alma y su espada, después de las batallas. Se encontraba aun ahí, su esqueleto petrificado reposado en el suelo, con los pies juntos, las piernas estiradas, sus manos en su pecho, sosteniendo la espada que lo habría acompañado en sus batallas, y su armadura oscurecida y oxidada por el pasar de los años. Muy débilmente podía notarse dos grandes manchas en el piso como saliendo de sus hombros, que al mirarlas detenidamente poseían la forma de dos grandes alas. El cadáver de este caballero, se encontraba junto a un gran muro con escrituras talladas en lenguaje élfico antiguo.

Las escrituras profetizaban el resurgimiento de la tan honorable orden, bajo el mando del más noble entre los nacidos del mundo….


Miles de años mas tarde… una joven muchacha de Talking Island llamada Julieta fanatizada por las armas, soñaba con aventuras alrededor del mundo mientras jugaba con una pequeña espada de madera que le había regalado su querido abuelo quien la crió y educo desde pequeña. Junto con sus amigos solia defender a la aldea de los salvajes animales y orcos que acechaban los bastos terrenos de la isla en busca de carne fresca.
Esta joven decidió un día emprenderse en busca de aventuras, jurando a su abuelo volver algún día para llevarlo a un lugar tranquilo, donde pudiera pasar sus días disfrutando de una mejor vida.

Fue así que se emprendió en viaje a Gludio, la ciudad mercante. Allí conoció varios amigos y formo su espíritu de guerrera, luchando en las tierras abandonadas de Despair, que se encontraba tomada por zombies, trolls y otras criaturas.
Con el pasar del tiempo, su espíritu de lucha creció y estos tontos seres ya no presentaban dificultades.

Fue así que decidió visitar al maestro guerrero de la ciudad de Gludio quien le había enseñado las habilidades de lucha que conocía, y le confesó su deseo de buscar nuevos desafíos, fue entonces que en Gludio lo consagraron Rogue discípula de las artes sigilosas, otorgándole un titulo que haría mención de su valentía en donde fuera que se encontrara.

Julieta se dirigió a la ciudad agricultora de Dion, donde conoció un grupo de compañeros con los que salía a cazar a los raids, seres que por su fuerza natural, hacían abuso de los más débiles y esparcían sangre por los terrenos aledaños.

No paso mucho tiempo, hasta que conoció un gran mago, Alpillero, líder de Bushido, un clan de guerreros valientes, solidarios y amantes de las aventuras, quien le ofreció ser parte de su clan.

Con el pasar de los años, Julieta fue creciendo como guerrera, fue así que se convirtió en una cazadora de tesoros.

Acompañada de sus amigos, vivía en un mundo perfecto, lleno de compañerismo, amistad y paz.

Pero con el tiempo, comenzó a ver que a su alrededor, el mundo estaba infestado de caos y destrucción, no existía la ley, y los mas débiles sufrían los abusos de los mas fuertes, los enemigos eran cada vez mas poderosos, comenzaban a surgir otros intereses en su mente y un enorme deseo de llevar la tranquilidad a su continente.

Fue así que decidió emprenderse en la difícil tarea de reunir caballeros nobles, valientes y con autentico deseo de justicia y paz… para sin saberlo… comenzar la era en que la profecía de aquel noble guerrero se fuera a cumplir y que la orden de la cruz alada resurja para hacer frente a los potenciales enemigos que se interpondrán en su camino…

LadyJuliet – Comandante de la Cruz Alada

Caballería de la Cruz Alada, Guardia Real de BUSHID0

[Európea]

Encuentros en la oscuridad

Encuentros en la oscuridad Por Isilwen

La hierba marchita y los árboles con formas grotescas indicaban que ya se había adentrado en terreno hostil. Conforme avanzaba, la niebla se hacía más espesa, hasta el punto de impedirle la visión tan solo cuatro pasos más allá.
Los fantasmas y zombis de los pantanos no eran sus únicos enemigos, por eso cubría la mayor parte de su cuerpo con una capa oscura, que ocultaba sus cabellos dorados.
De pronto, un zombi surgió de las aguas putrefactas y la atacó por la espalda. La elfa esquivó el ataque con un rápido giro. Sacando su arco con rapidez, apuntó al no muerto, y lo atravesó de un flechazo. El ataque no pareció afectar al zombi, quien al estar ya muerto, no perdió ni una sola gota de sangre y continuó con su ataque. Ella lo esquivó de nuevo, pero al tercer ataque recibió el impacto, cayendo de espaldas al agua.

- Esto ya es demasiado!! – le gritó la elfa incorporándose – Maldito engendro apestoso!! – /useskill Disrupt Undead.

El zombie explotó hecho pedazos al recibir el impacto divino, mientras la elfa se sacudía la capa mojada.

- Por Eva! Apesto!! – exclamó olisqueando su ropa – Y encima me he roto una uña!! >.<

Isilwen continuó su paso por los pantanos hasta llegar a los catorce obeliscos que marcaban el final de la tierra de los muertos. Los bosques empezaban a clarear conforme se acercaba a la ciudad, y eso era peligroso. Se arrebujó en la capa, para ocultar el color de su piel y continuó con paso firme por el camino.

Allí estaba la entrada, dos guardianas la vigilaban. Con suerte serían las de siempre, y podría sobornarlas con una pequeña cantidad.
Se acercó con cautela pero decidida, siempre cubierta por la capa. En esta ocasión ni notaron la presencia enemiga. La dejaron pasar como una más, pero aún no había pasado todas las pruebas. Al final del túnel esperaban dos centinelas más.
Estas sí eran las de siempre, Kristin y Altima. Ya se conocía sus nombres, de tantas veces que había negociado con ellas. Prueba superada.
Sin más demora se dirigió a la pequeña casita, a los pies de la escalera que subía al Templo de Shillien.

- Está en su dormitorio.

La drow que le había abierto la puerta, recogió su capa y sus armas depositándolas junto a la puerta, mientras Isilwen se dirigía, casi a la carrera, hacia el cuarto indicado. Jamás se imaginó la elfa, que sobornaría y mataría, por unos minutos con ese ser amado.
Sin hacer ruido, abrió la puerta y entró al interior oscuro con sigilo. La mágica luz de las estrellas que cubrían la bóveda de la ciudad, penetraba por la ventana y se reflejaba en su pelo. Se acercó a la cama y se sentó junto a él.
El cabello blanco le caía en mechones desordenados sobre la frente. Los apartó con suavidad depositando un beso sobre ésta. El joven elfo oscuro sonrió.

- Algún día estaré cuando despiertes… – murmuró – Y entonces te preguntaré por tus sueños, y por qué sonríes – una lágrima resbalaba por su mejilla.

En voz muy baja, empezó a entonar una canción. Una que le cantaba su madre para dormir, cuando era niña.
Cuando terminó la canción, arropó al niño con las sábanas y se acercó a su oído.

- Te quiero más que a nada en este mundo – susurró – Te juro que te protegeré de todo cuanto pueda herirte…. aun a costa de mi propia vida.

Salió despacio de la habitación y cerró la puerta, echando un último vistazo a su hijo, que dormía plácidamente.
El ruido de la puerta de la casa al cerrarse despertó al semi-drow en su dormitorio.

- Otra vez ese sueño… Me ha visitado un ángel – tocándose la frente con la mano.

[Európea]

Crecer

Crecer Por Millian

En el fondo de una oscura mazmorra, maloliente y sucia, una pequeña dwarf sentada en el rincón mas alejado sollozaba. Las lágrimas recorrían sus mejillas y su cuerpito se estremecía, temblando. No entendía bien que había pasado. Como había terminado aquí. Había salido esa mañana, como todas a buscar agua al río para que su mami le preparara el desayuno cuando fue interceptada por dos humanos. Le dieron miedo, pero aun así respondió con educación a su saludo, tal y como sus padres le habían enseñado.
-Hola pequeña, que haces por aquí- le dijo el más alto
-Busco agua para el desayuno sire.
-Siempre vienes sola?
-Si- a esta pregunta saco pecho-Ya soy grande, es mas, mi mamá ya me ha enseñado las primeras técnicas de caza y ya estoy encaminada a ser una buscadora. Pronto iniciaré mis viajes en busca de riqueza. No soy ninguna niñita sire.
Ante esta respuesta los dos hombres se miraron de una manera que a la pequeña Doryan, asi se llama nuestra enanita, no le gustó nada.
-Así que ya estas al tanto de los secretos de la búsqueda, verdad? Pero mira que bien jejejeje
-Si, puede ser realmente útil- dijo el otro humano.
Y así sin darle tiempo a reaccionar la tomaron prisionera, por mas que luchó y luchó no podía contra dos humanos tan grandes y fuertes. Lo último que recordaba era el fétido olor del aliento de los humanos mientras la ataban de pies y manos y cubrían su boca con un sucio pañuelo para que no gritara. La arrojaron en la parte de atrás de un carro y vendaron sus ojos, deben haber pasado varios días viajando, apenas si le dieron agua durante la travesía, jamás la desataron o la dejaron ver por donde iban. Finalmente la sacaron del carro y la hicieron bajar por una escalera, ahí le quitaron la venda y la arrojaron en la mazmorra.
-Espero que te guste tu nueva habitación niña, acostúmbrate porque aquí pasaras lo que te quede de vida jajajajajajaja
Y se fueron dejándola sola, se arrastró como pudo a un rincón y las lágrimas comenzaron a caer.
Que haría ahora, que pensarían su mamá y su papá, estaba desesperada. Así llorando, sucumbió al sueño. A la mañana siguiente la despertaron bruscamente.
-Levántate tienes que presentarte al señor.
Subieron y la llevaron ante otro humano, más desagradable aun que los anteriores. Alto y moreno, de aspecto sucio y ojos malignos. Un collar extraño con una piedra roja colgaba de su cuello. Su nombre era, según le dijeron luego, Growin y era un bandido y ladrón, se dedicaba a asolar con sus hombres las tierras vecinas. Saqueaba y mataba sin compasión alguna.
-De ahora en mas me perteneces niña, cazarás para mi y recolectarás para mi, si se me antoja comerás y si se me antoja morirás. Mas te vale encontrar buenas cosas, y si se te pasa por la cabeza tratar de escapar, recuerda que sé donde viven tus padres. Si quieres que sigan vivos. Empieza a trabajar YA
-Sss…sssiii milord lo que usted diga- contestó Doryan aterrada.
-Hans, llevatela y que comience a trabajar ya! Si se pone difícil, sabes como manejarlo.
Y así comenzaron sus días de prisionera. La levantaban al rayar el alba para empezar a cazar, no la dejaban descansar, apenas si recibía agua o alimentos. Sus manos se cubrieron de ampollas de levantar el hacha, su cuerpo herido una y otra vez por los monstruos al tratar de sacar su recompensa. Día con día su mirada perdía brillo, ya no lloraba por las noches, ya ni siquiera sentía dolor. Entraba a su mazmorra y dormía hasta empezar de nuevo al día siguiente. Pero una noche, estaba ya durmiendo sobre la sucia paja cuando sintió voces.
-Ya ha ido demasiado lejos, no es mas que una niña- dijo una dulce voz de mujer
-Mira el estado en que esta pobre almita pequeña, por Eva! Este hombre no tiene límite alguno!!!
Suavemente abrió sus ojitos y se encontró con la cara de un elfo, sus grises ojos la miraban con infinita dulzura.
-Pequeña-acarició su mejilla
-Q..q.qquien eres?
-Mi nombre es Nivyan Greenleaf, soy… o era un orgulloso Temple Knight.
Entonces los ojos de Doryan repararon en la alta figura detrás del elfo y pegó un grito asustada.
-Es una drow, una bruja oscura!
-Tranquila-contestó la elfa- si soy una drow pero no debes temer de mi - Mi nombre es Shailee y soy tan prisionera como tu aquí.
-Pero ustedes son fuertes y poderosos seguro pueden escapar!
Los ojos del elfo se cubrieron de tristeza.
-No, no podemos, Growin mantiene prisionera a mi amada, mi dulce Eliwenn, si trato de huir la matará.
-Y tiene a mi niño… yo, yo no soy como otras drow, hace algunos años me enamoré de un humano. Huimos a las montañas para vivir solos y que nadie nos persiguiera por nuestro amor. Tuvimos un niño y una noche Growin nos atacó, quería utilizar mis poderes, mi magia, mató a mi amado y mantiene prisionero a mi hijito para que yo use mi magia en su beneficio.
-El amuleto que tiene en su cuello es muy poderoso, no podemos entrar a la casa ni acercarnos a él. Evita que los elfos podamos atacarlo.
-Si tan solo pudiera tenerlo cerca…-dijo Shailee- le haría probar mi magia oscura hasta que se consumieran sus huesos en un huracán…
-Tranquila amiga, sabes que jamás se saca el amuleto, estamos condenados. -Mejor descansemos hoy, vaya a saber que nos mandará a hacer luego. No nos habías visto antes linda porque Growin nos envía a saquear y cometer crímenes para él, muchas veces estamos fuera semanas.

(Sigue...)

[Európea]

(...Continuación)

Esa noche al menos, Doryan no se sintió tan sola. Shailee la abrazó y Nivyan le dio su capa para mantenerla caliente. Muy temprano otra vez vinieron a buscarla para seguir trabajando, pero mucho de lo hablado esa noche daba vueltas en la cabeza de la pequeña dwarf. “Los elfos no podemos acercarnos” había dicho Nivyan, bien ella no era elfo, “Si tan solo pudiera tenerlo cerca, le haría probar mi magia oscura” había dicho Shailee. Entonces dependía de ella lograr que pudieran acercarse a él y lo destruyeran. De esa manera serían libres. Ese día su alma volvió a su cuerpito, sus ojos volvieron a brillar, había recuperado algo, había recuperado la esperanza. No importaba cuanto la hicieran trabajar, cuanto sufriera, resistiría y escaparían.
Al volver a la mazmorra, sonrió al ver a sus nuevos amigos, en su mente brillaba ya el plan que tenía pensado, no veía la hora de explicarlo. Esperó que se hiciera tarde para que nadie pudiera escucharlos.
-Quiero que hablemos-Les dijo poniendo cara seria.
Entredormidos ya, ambos la miraron con curiosidad.
-Tengo una idea, la vengo pensando todo el día. Creo que puedo quitarle el amuleto a Growin. Si se lo saco, ustedes podrán atacarlo ¿verdad?
-Si le sacamos el amuleto no tiene chance contra nosotros, por eso jamás se lo saca, sabe que lo mataríamos al instante, no es rival contra la magia de los elfos. Pero no podemos permitir que te arriesgues así linda, es demasiado peligroso, tan solo eres una niña.-le dijo Nyvian
-¡No soy una niña! Soy una dwarf, fuerte y orgullosa. Además, prefiero morir intentándolo que pasar el resto de mi vida prisionera!! Escúchenme, Growin duerme en la habitación este, todas las noches beben hasta desmayar, los he observado, puedo escurrirme en la casa sin que me vean y quitarle el amuleto. Luego les hago una señal y ustedes atacan. Me imagino que ustedes siguen en esta mazmorra solo porque no pueden irse ya que mataría a sus seres queridos, verdad?
-Eso es verdad, puedo romper esa puerta en un instante…-dijo Shailee meditando las palabras de la niña.-Tal vez tengas razón, hay una oportunidad…
-No! Es demasiado peligroso!-Replicó Nyvian-¿ si la descubren?
-¡No me descubrirán! Tenemos que hacerlo, no quiero morir aquí-Las lágrimas acudieron a sus ojitos cuando levantó la cara para mirar al Temple Knight- Quiero volver con mi mami y mi papi… Por favor…
- Esta bien… lo intentaremos. Tiene que ser mañana por la noche, escuche que pronto deberemos partir otra vez, es nuestra única oportunidad.
-Siiii, yo se que podemos-y saltó al cuello de Nivyan abrazándolo de alegría
-Jajajaja esta bien pequeña, lo intentaremos.
El día se hizo eterno pero finalmente llegó la noche, esperaron pacientemente a que los gritos y cantos terminaran en la casona, señal de que ya se habían desmayado todos de borrachos.
Shailee se acercó a la puerta y un pequeño huracán apareció en su mano, la cerradura saltó por los aires. Silenciosamente salieron de la mazmorra y se dirigieron a la casa.
-Hasta aquí podemos llegar nosotros, todo depende de ti preciosa.
Doryan asintió valientemente y corriendo, escondida por la noche se dirigió al caserón. Encontró una ventana entreabierta y se escurrió en la casa. Caminaba en puntitas de pie en la oscuridad, tratando de no hacer ningún ruido. Iba pasando por el salón hacia la escalera, evitando los cuerpos de los bandidos durmiendo la borrachera por el piso. En un momento su corazón se detuvo al pisar la mano de uno. Se quedó helada en el lugar, pero gracias a M´apr el hombre estaba demasiado ebrio para sentir algo. Subió la escalera y llegó a la puerta de la habitación de Growin. Se acercó a la cama, el desagradable hombre roncaba sonoramente. Muy suavemente, comenzó a cortar el cordel que sostenía el amuleto en su cuello. De golpe, él se movió.
-Por favor! Que no se despierte!!!!
Pero solamente se dio vuelta y Doryan pudo retirar el amuleto. Salió silenciosamente de la habitación, todo iba bien. Estaba ya bajando la escalera cuando un grito aterrador se escucho en la casa, despertando a todos. Las luces se encendieron y Doryan quedo a la vista parada en la escalera con el amuleto en la mano. Growin furioso la miraba desde arriba y los demás bandidos se levantaban abajo.
-MALDITAAAAAA, mátenla yaaaaaaa!!!!
La pequeña se quedó aterrada por unos instantes pero luego tomó coraje, no dejaría que la vencieran, al menos ayudaría a sus amigos a escapar y eso era suficiente.
Miró fieramente a Growin y le dijo.
-Esta maldita, será tu perdición- Y con toda su fuerza estrelló el amuleto contra el piso, destruyéndolo en mil pedazos. Cerró fuerte sus ojitos para esperar su muerte. Pero sintió como la envolvían, y un cuerpo la protegía, una voz conocida de mujer grito palabras extrañas y un fuerte viento recorrió la habitación. Los gritos de los hombres se ahogaban en la tromba de aire, se aferró fuertemente al cuerpo que la protegía. Cuando todo se calmó abrió sus ojitos y vio que Nivyan era quien la había resguardado de los hechizos de Shailee que habían acabado de un solo golpe a todos los bandidos incluyendo al malvado Growin.
-Lo lograste pequeña, sin ti no seriamos libres.
Una puerta se abrió arriba y pasos se sintieron por el pasillo, en el rellano de la escalera se asomaron una hermosa elfa blanca y niño drow, pero con cabello castaño y ojos verdes.
-Nivyan!!! –grito la elfa
-Mamiiiiii- grito el niño.
Todo fue llantos abrazos y alegría en ese momento, una escena dantesca, entre cuerpos y destrucción todos se abrazaban y lloraban lágrimas de alegría.
-Sentí el momento que el amuleto desapareció y pude abrir la puerta de la habitación donde nos tenían prisioneros- dijo Eliwenn
-Si, nosotros pudimos acercarnos a la casa en ese momento, y fue justo a tiempo, no hubiera podido perdonarme que algo le pasara a nuestra pequeña heroína. - dijo Nivyan revolviendo el pelo de la enanita cariñosamente- Fuiste muy valiente, no lo habríamos logrado sin ti.
-Vámonos de este lugar. No quiero estar ni un minuto mas aquí- dijo Shailee sin dejar por un momento de abrazar a su pequeño.
Partieron en seguida, pasaron la noche en el bosque cerca de un arroyo y a la mañana siguiente decidieron que primero llevarían a Doryan a su casa y luego cada uno volvería a su hogar.
Caminaban alegremente, sus corazones livianos y sus pies ligeros, ebrios de libertad.
Doryan y Moon, el hijo de Shailee corrían adelante jugando como niños inocentes que eran, mientras Nivyan y Eliwenn de la mano junto con Shailee los miraban con ternura.
En unos días ya habían llegado a las tierras de Elmore y se acercaron a la casa de Doryan. La pequeña corrió
-Mamaaaaaaaaaaaaaaaaa, papaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Los dos dwarf salieron corriendo por la puerta y abrazaron a su pequeña con lágrimas en los ojos.
-Doryan hija!!! Que te ha sucedido!!!!
-Su hija Sr. Es una heroína, a ella debemos nuestra vida. – dijo Nivyan acercándose lentamente
El enano levantó la mirada para encontrarse con el extraño grupo.
-Mi hija es una niña, que ha sucedido aquí.
-Ellos son mis amigos papá, no te asustes, vamos adentro y les contaremos todo. No saben lo feliz que estoy de estar en casa.
-Si son amigos de Dory, entonces son nuestros amigos, vamos prepararé algo de comer y nos contaran sus aventuras!- dijo la mama de de la enanita.
-Wiiiiiii- grito la dwarf saltando de alegría-La comida de mi mami es la mejor!!!! Ven Moon ya vas a ver que rico cocina.
-Mi mami cocina mas ricoooooo-le gritó Moon, causando las carcajadas de todos los adultos.
Porque a pesar de todo lo sucedido, Doryan seguía siendo una niña, una valiente y fuerte niña que aun quería que papá le contara cuentos y mamá le cocinara su desayuno. Y así seguiría por mucho tiempo, como tiene que ser, porque para eso es la infancia y así debe disfrutarse.
Con el pasar de los años, Doryan creció y se convirtió en una de las mejores buscadoras de fortuna de su pueblo, sus aventuras eran repetidas de comarca en comarca… pero esa ya es otra historia.

[Európea]

La Viajera del Saber

La Viajera del Saber Por KnigtStar

Nenúfar era la encargada de la gran biblioteca de Adén, “Nenu” como todos la conocían, era una enanita llena de vida y hambre de conocimientos, ella leía una y otra vez todos los libros de la biblioteca, no solamente los leía, sino que les hablaba, los llevaba de paseo, los cuidaba como si fueran un pequeño niño enano. Tal era su amor por los libros, que se mantenía informada de todas las librerías que le gustaría visitar, la de Goddard con su famosa torre de enciclopedias, la de Heine con la hermosa fuente en el centro de la biblioteca, y así iba recolectando información de todas las bibliotecas a las cuales les gustaría visitar.

Un buen día, un extraño señor se acerco a la puerta de la librería, y llamando a viva voz por el ayudante de la biblioteca, Nenúfar acudió para verificar que era lo que necesitaba este extraño señor, Nenu lo miro y le inquirió..

- Nenúfar : Hola señor, en que puedo ayudarlo?
- Señor X : Me parece que más puedo ayudarte yo a ti.
- Nenúfar : No lo comprendo, que quiere decir? Usted es de alguna librería que trae más libros? Tiene una donación de volúmenes de “La vida del Stakato”?
- Señor X : No, no traigo libros, sino un regalo para ti, escuche por ahí que te gustan los libros, es así?
- Nenúfar : Siiiiiiii, me encantan los libros, los cuido, los leo, me encantan!!!!
- Señor X : Si, me imagine eso, llego a mis oídos que eres la mejor guardiana de bibliotecas de este mundo, y que aprecias tanto a los libros que arriesgarías todo por ellos.
- Nenúfar : Si, me encantas, son una forma de viajar y de descubrir todo lo que uno necesite sin necesidad de correr riesgos, y no es que no sea aventurera, por que lo soy, pero la magia de un libro es mas poderosa que cualquier hechizo, un libro puede transportarte de una punta a la otra del mundo en un pestañeo, y eso me encanta.
- Señor X : Me alegra que sea así, bueno, tengo un regalo para ti, toma.

El extraño señor le tendió su mano y en ella tenia una pequeña argolla dorada, tan grande como para que Nenu la usara de brazalete, ella extendió la mano y la tomo, y en ese mismo momento sintió algo extraño, como si escuchara y viera mas allá de lo que nunca lo hizo, y incluso aun mas.

- Nenúfar : Que es esto?
- Señor X : Es la argolla del saber, es un artefacto que data de los días antiguos, que contiene el poder de alojar a quien la lleve a donde quiera, pero siempre su viaje debe estar relacionado con el saber.
- Nenúfar : no entiendo, que hace la argolla?
- Señor X : Solo debes desear estar en una biblioteca, por ejemplo.. la de Goddard, o en el estanque de cristal de la biblioteca de Heine, o podrías ir mas allá y desear estar en la librería del treceavo piso del Laboratorio, donde hace mas de 1000 años que nadie pisa su suelo… puedes desear que te lleve donde querías, y ahí te llevara.

Nenúfar miro con sus redondos ojos la argolla que sostenía en la mano, se imagino viajando por todas las bibliotecas conocidas, y hasta por las desconocidas que a veces se mencionaban en algunos tomos antiguos, se imagino sentada junto a una pila de libros que le llevaba varias cabezas y sonrió.

Pero cuando volvió a mirar al extraño, este había desaparecido, ya no se veían rastros de el, y ella no pudo encontrarlo ni en la biblioteca, ni en los alrededores de la misma, se sentó tranquila a meditar sobre lo sucedido, ósea, no podía ser su imaginación ya que ella lo había visto, y además tenia la argolla en la mano.

- Nenúfar : Realmente podré visitar todos esos lugares maravillosos? Realmente podré visitar todos los lugares que siempre eh querido ver?

Nenu miro su mano, miro el objeto que tenia en ella, y cerro su manita, cerro sus ojos, y deseo con todas sus fuerzas encontrarse en la fuente de cristal de Heine, donde la Biblioteca de repisas rojas tenia árboles dentro de ella, donde anidaban pájaros que se escuchaban cantar, donde uno podía leer un libro deleitándose con solamente los sonidos de las aves y la fuente.

Lentamente comenzó a abrir sus ojos, el sonido ya había comenzado a llegar a ella, podía escuchar los pájaros y la caída de agua de la fuente, la luz comenzó a formar figuras y colores, y cuando termino abriendo los ojos de golpe, se encontró en la Biblioteca de Heine, quedándose boquiabierta no hacia mas que mirar a su alrededor, veía los hermosos tomos que habían sido almacenados, escritos y leídos hace miles de años, libros que habían quedado en el olvido, libros que no se sabia ni que existían, por donde miraba encontraba maravillas que no podrían ser igualadas ni en eones de historia, Nenu estaba tan contenta que no podía dejar de llorar.

- Nenúfar : Dios dios dios Enano.. jamás podré pagar en vida este momento de felicidad, gracias, gracias por ser tan bueno conmigo.

Nenu comenzó a leer, pasaba largos días, y largas noches leyendo libro tras libro, aprendiendo todos los días un poco mas, pero nunca abandonaba su querida biblioteca de Adén, siempre volvía puntual para acomodar los libros, cuidarlos y asegurarse que nadie les hiciera daño.

Pero todos sabemos, y ella también, que algún día terminara de leer el ultimo libro de la biblioteca de Heine, lo que no sabemos y ella tampoco, es…

Cual será el próximo destino, de nuestra Viajera del Saber?

[Európea]

La enana rescatista

La enana rescatista Por antenger

Era noche oscura y la pobre enanita Nenufar se había quedado sola en su casa, ubicada al costado de Ivory Tower , esperando a sus padres que habían salidos, pasaron las horas pero sus padres no volvían, luego golpean la puerta, pensando que eran sus padres corrió hacia ella, lamentablemente no eran, era un amigo de ellos, había llegado con malas noticias, los padres de Nenufar habían sido raptados por alguien desconocido, que los atrapo en Imperial Tomb, pero para salvarlos debía llevar unas cosas de una lista que se encontró en el lugar de la desaparición, la lista decía que debía llevar: un vaso de agua del lago Iris Lake, varios frutos: Golden cobol, Chilly cobol, Red cobol, entre otros, 4 escudos no importaba la marca podían ser berretas, un mazo y muchos CBP.

Apenas amaneció emprendió viaje, debía encontrar todo porque tenia hambre y no tenia permitido encender el horno, llego al interior de Ivory Tower donde conoció a una bella dama, que le dijo que a cambio de un poco de efectivo le permitiría ir a cualquier parte en cuestión de segundos, pero ella debía cumplir con su zona ósea que no podía llevarla muy lejos, la bella mujer le regalo un mapa del mundo y unas palabras que le servirían, le dijo que ella tenia hermanas y primas en cada una de las ciudades, decidió ir a Oren donde conoció a la hermana de la bella dama y la enanita le dijo que quería ir a Giran.

Llego a Giran estaba poblado de muchas razas diferentes, pensó que terminaría rápido con su colecta, pidió incansablemente las cosas de su lista pero solo consiguió unas pocas de las frutas lamentablemente en poca cantidad, consiguió 3 de los 4 escudos pero decían que algunas personas los vendían a mitad de precio (ojo no eran robados ^^). Se encontró con un amigo de la infancia llamado Dharon, como siempre coqueteando con elfas, la enana le pidió por favor si le podía dar algo de la lista, tenia tantos CBP que le dio 200 a la dulce nanita ¿Para que los usaría Dharon? (nos hacemos una idea pero esa es otra historia ^^), solo faltaba el agua y un escudo, el mazo no porque lo tomo de la repisa de su casa. Viajo de de Giran a Gludio y luego a Gludin, tomo GK al lugar mas cercano a Iris Lake, tardo un poco en llegar con sus cortas piernitas, pero al fin llego, fue cautivada por la hermosura del lago, debía recolectar el agua, por suerte antes de irse había tomado una botella de DANONINO, la enana decía en su mente: para que tomo esto si sigo del mismo tamaño, luego de recolectar el agua se dijo porque caminar, recordó un hechizo que les enseñaron sus padres que la llevaría a la ciudad mas cercana, así que dijo el hechizo dijo /unstuck, llego a Gludin, tomo GK a Gludio y luego a Goddard, pero cuando llega se da cuenta de que no le queda efectivo, se pone a llorar en las escaleras de la iglesia, un orco la observa y le pregunta que le sucede, entonces Nenufar le cuenta la historia, el orco se ofrece a ayudarla obsequiándole uno de los tantos escudos que tenia y ofreciéndose a ayudarla, entonces emprendieron camino hacia Imperial Tomb, llegaron Wi, lo malo es que debían llegar al fondo, pasaron fácilmente el principio pero de a poco que iban avanzando se hacia mas difícil, tenían miedo de morir pero por suerte no fue así, gracias a las auras y heals del orco pasaron fácilmente. El camino se hacia cada vez mas difícil, ya estaban agotados, llegaron a un piso que era igual al primero, pero no había ni un solo alma bichona, creyeron que habían llegado pero no fue así, se encontraron con una puerta que debieron abrir, pasaron por muchos bichos y abrieron otra, otra y otra puerta mas, perdieron el numero de las puertas, abrieron todas y en el fondo del lugar se encontraban sus padres junto con Europea.

¿Ella seria la secuestradora de los padres de Nenufar? Nenufar grito ¿Europea tu eres la secuestradora? le respondieron esto no es un secuestro, esto fue para probar que ya no eres una niña pequeña, que ya puedes valerte por tu cuenta, por cierto gracias orco por ayudarla, no fue nada dijo el orco, la enana pregunta ¿Pero para que me hicieron traer todo eso? Le dicen: creímos que sería obvió estos materiales y objetos que te hemos hecho traer son para hacer: CHAN, CHAN, CHAN, CHAN una ensalada de frutas para tu celebración jaja. Por cierto ya tienes permiso para encender el horno.

Luego de eso todos vivieron felices y comieron ensalada de frutas, excepto el orco que se enfermo por ser tan goloso y quererse comer todo ja, ja. Y este cuento se acabo ^^.

[Európea]

Un cuento del mar

Un cuento del mar Por Pulverizador

Antes de que el mundo conociera las vilezas de la guerra, las plagas o el hambre, en eras remotas en las que los seres creados por los dioses exploraban ansiosos el mundo que habitaban, cuando Shillen aún se mecía en las olas de los mares, bendecida como su soberana, nació una raza, engendrada por la sonrisa de la diosa y la caricia del sol en las tibias olas. Esta raza fue bautizada con el nombre de ondinas y escogida como una de las favoritas de su divinidad creadora. Bajo su mano protectora dieron forma a su civilización, no muy lejos de los jardines privados de Eva, hermana de Shillen, usando el coral como materia prima y su magia como herramienta. Dotaron de luz a sus construcciones, domesticaron animales, fundaron escuelas y prosperaron, ajenas al mundo más allá de la superficie y al paso del tiempo, así como los habitantes en la tierra permanecían ignorantes de su existencia.
Los siglos pasaron, plácidos, llevando con ellos la ciencia y la evolución. Y la curiosidad y el afán aventurero. Algunas ondinas asomaron sus cristalinos ojos a la superficie del mundo y hablaron a sus compañeras de colores que nunca antes habrían imaginado. De animales increíbles y gente extraña. Hay una vieja historia, perdida en legajos nadie sabe dónde escondidos, que cuenta cómo uno de estos sutiles seres, desafiando las tradiciones y los preceptos de su huidizo pueblo y usando sus poderes arcanos para mantenerse oculta de las criaturas de la superficie, se internó en el continente terrestre más que cualquiera de sus hermanas. De sus aventuras nadie sabe nada. Su nombre está perdido, salvo tal vez en la tradición acuática de su raza. Se dice que llegó después de un viaje de años al rincón más bello creado en la tierra. Allí encontró un tesoro de tal magnitud que, no pudiendo resistir el salvaje impulso que brotaba del fondo de su alma, lo robó y huyó. Esta historia tampoco habla del retorno de la ondina a su tierra natal y la ofrenda de su botín ante sus jerarcas. Pero para el lector atento, sí menciona, en los crípticos lenguajes perdidos en el tiempo, que desde entonces las ondinas custodian dicho tesoro con celo y reverencia. Algo único, sin parangón en su mundo sumergido a muchos cientos de metros en el líquido elemento. La historia se mantiene en el papel pútrido, pero se vuelve nebulosa en la mente de los seres vivos. Las ondinas, entrando paulatinamente en el devenir del mundo terrestre, comenzaron a verse arrastradas por él. Muchas abandonaron su tierra natal y las que se quedaron, apartaron los ojos de la superficie y los volvieron hacia su plácida vida acuática.

Valessa contemplaba las rugientes aguas con cierta aprensión. El sol poniente se reflejaba en su translúcida piel, confiriéndole unos matices de otoñal dorado. Los ojos de la ondina mostraban temor, a la par que decisión. Su boca perfecta, modulada como dos diminutas olas en la laguna de su cara, se curvaron en una expresión de pesadumbre. De vez en cuando, durante sus viajes, había pasado por esta misma costa. Pero nunca antes había conocido su magnitud y cuán ligada estaba a ella. Ahora la veía con otros ojos, antaño ignorantes, ahora madurados por el conocimiento, macerados en el significado de las olas embravecidas. Oía la cadencia de éstas chocando con la tierra como una canción de bienvenida, un himno que por fin apreciaba. Un himno que la llamaba de vuelta a casa, a su ancestral hogar, olvidado con el paso de los milenios.
Su mirada se fundió en las olas y sus pensamientos viajaron al pasado, al camino recorrido hasta aquel punto. Había oído por casualidad, de labios de unos bisoños elfos, una leyenda acerca de un tesoro único, oculto en el fondo del mar. Inadvertida gracias a su magia, la ondina escuchó toda la conversación que mantenían los rubios interlocutores, pero no consiguió sacar nada más en claro. Cazadora de tesoros nata, y terca por naturaleza, Valessa comenzó a investigar. Sus pesquisas la entretuvieron durante años, indagando entre ruinas, bibliotecas, fogatas de ancianos… siempre escondida por sus poderes, puesto que las ondinas no son bien recibidas entre las autoproclamadas razas civilizadas. Después de un tiempo de penurias que casi le cuesta su vida, consiguió otra migaja de información, vital y apabullante a la vez. El supuesto tesoro estaba custodiado por las ondinas. Abrumada ante tal noticia, Valessa regresó a su lugar de nacimiento, ruinas élficas de Isla Parlante. Allí, habló con los miembros más sabios de la tribu, indagó en la vetusta biblioteca, enlazó indicios, continuó viajando y poco a poco, consiguió desentrañar retazos de historia. Para su sorpresa, las leyendas parecían indicar que su especie provenia del fondo del mar y que aparentemente aún debían de seguir en su emplazamiento original muchas de sus hermanas. Después de asimilar tal información, la aventurera continuó su arduo trabajo de búsqueda, ahora motivada, además de por el impulso del tesoro, por la necesidad de conocer sus orígenes. Todas las ideas que le habían inculcado de pequeña, perdidas… tal vacío había de llenarlo con conocimiento.
Su sed quedaría finalmente saciada en lo más profundo del Jardín de Eva, el cual se dice que fue el primer lugar que colonizaron las ondinas fuera de su ciudad de nacimiento. De allí solo le quedó recorrer un par de kilómoetros hasta aquel punto en la costa, aquel atardecer, aquel oleaje espumoso, aquella mirada, aquel paso trascendental. Tan diferente era aquel lugar embravecido de las calmadas aguas donde había vivido… saboreaba la sal en el aire, se impresionaba por la fuerza de los embates de las olas contra la roca, atemorizada. Mas un impulso tiraba de ella, inquebrantable. Sentía en los pequeños pliegues que se formaban en su líquida piel, que estaba en casa. Algo desconocido en ella nacía y crecía, abrasador, desde lo más profundo de su ser. Tenía que saltar. Tenía que fundirse con el agua, fluír en ella, bucear hondo, muy hondo y contemplar con sus propios ojos el mundo maravilloso en el que su raza aún debía vivir. Saltó, con su mente ya acariciando los coralinos edificios sobre los que había leído. Imaginó los templos, las viviendas, casi palpó los jardines de algas que sin duda adornarían las casas, todo iluminado por la magia… la magia primigenia de su especie, la más pura magia del agua. Y, escondido entre todo ello, aquel tesoro, único. El mar la envolvió, formó parte de ella, la abrazó como el más tierno amante.

(Sigue...)

[Európea]

(...Continuación)

Valessa buceó sin pausa durante horas, sumergida en la oscuridad del océano profundo. A ciegas, guiada por sus instintos, continuó viajando, lo más aprisa que podía, hasta que percibió el reflejo de la luz. Al principio un pálido destello, para ella una meta. Una meta que agrandaba a medida que se acercaba hasta revelarse, majestuosa en su sublime incorrupción de eones, en la cuna de la raza de las ondinas. Las coralinas edificaciones llenaron la vista y la mente de Valessa de un modo que no podía haber anticipado. Debajo de ella se alzaban esbeltos aguijones de imposibles tamaños. Se meció entre sus cúspides, acariciando el coral multicolor. Bailó entre torres, agujas y arbotantes, riendo alborozada. Mas su momento de mayor estupor vino cuando se encontró, a apenas dos metros de distancia al doblar una esquina, a otra ondina. Las dos criaturas se miraron, entre curiosas y asustadas, evaluándose mutuamente, buscando y encontrando, con ojos inquisidores, todas las diferencias y similitudes que había entre ellas.
-¿Quién eres tú? –preguntó la extraña –No eres de aquí.
-Valessa. Vengo de más allá de la superficie.
-¿Superficie? ¿Vienes de más allá de las aguas oscuras?.
Valessa no se sorprendió ante la ignorancia de su congénere acerca del mundo fuera de su ciudad. Tampoco le pilló desprevenida que hablaran el mismo idioma. Las ondinas estaban arraigadas a sus tradiciones, aunque éstas se hallasen perdidas. Sociable por naturaleza, la recién llegada comenzó a contarle todo acerca de su mundo, de su historia, de su vida. Su compañera la escuchaba boquiabierta y pronto comenzó a hablar también. Se llamaba Alisa, era lo que se podía considerar una adolescente (lo cual explicaba aquella fascinación que sentía por la adulta Valessa) sin amigos y le gustaba nadar entre los pináculos. Poco a poco, tras mucho charlar, ganaron confianza entre ellas. Alisa invitó a una fascinada Valessa a su casa y ésta, tentada al principio, recordó el por qué estaba allí. No podía ir a casa de Alisa, no podía dejar que se la viera. Aquel mismo encuentro había sido desafortunado. Con hábiles evasivas, Valessa consiguió, si no rechazar, al menos posponer la invitación de su nueva compañera. Hablaron de la ciudad y poco a poco, pudo conseguir alguna información que le pareció vital. Había una pequeña gruta, donde nadie podía entrar, salvo las más poderosas sacerdotisas de la especie. Se encontraba un poco apartada de la ciudad, en un rincón tranquilo y yermo. Prácticamente nadie se acordaba de ella. Valessa incitó al juvenil espíritu de su compañera y consiguió que ésta la guiara hasta cerca de la entrada de la cueva.

La excitación hizo presa en la aventurera, quien casi pierde el control de su propio cuerpo. Conteniéndose a duras penas, se preguntó qué hacer en ese momento. La cueva estaba protegida, desde su posición, encima de la entrada, podía sentir los hechizos entretejidos con la roca, custodiando su contenido. No le cabía duda. El tesoro se encontraba allí dentro.
-Dime Alisa –preguntó -¿Sabes por qué solamente las sacerdotisas pueden entrar en la cueva?
-Pues no, Valessa. No creo que alguien lo sepa. Es una cueva olvidada por todos. Incluso las propias sacerdotisas no la recuerdan.
-Entonces, no estará mal que echemos un vistazo.
-¿Estás loca? Eso sería poco menos que una herejía. Nos castigarían duramente si se enteran.
-¿Y quién se va a enterar si casi nadie conoce su existencia? Y quienes la conocen, tal y como te pasa a ti, no quieren entrar. Piensa Alisa, tal vez encontremos algo de inestimable valor para la especie.
-No sé…
La adolescente comenzó a titubear, ante la confianza que mostraba su nueva y fascinante amiga. La posibilidad de infringir una norma de tal calibre, la excitación ante descubrir lo que podría haber allí… la posibilidad de ser una heroína… era demsiado para ella.
Juntas se dirigieron a la boca de la cueva, apenas una rendija donde escasamante cabían. Valessa centró sus instintos en la red de conjuros que detectaba. Eran poderosos, pero anticuados. Con paciencia y habilidades que dejaron asombrada a su compañera, los desmanteló, uno a uno, y avanzó, imparable.
-Espera… -dijo Alisa, al cabo de un rato -. Tú has venido aquí a esta cueva, expresamente. Sabes lo que hay dentro…
Valessa se volvió hacia su compañera, irritada.
-Sí, vine a por lo que se esconde en esta gruta…
-Pero, ¿por qué? ¿Me has manipulado para traerte aquí? –La expresión de la joven se rompió en un mar de lágrimas, que flotaron en el agua –Creí que te importaba, que había encontrado una amiga…
-Y me importas, Alisa –dijo Valessa, acercándose a ella y abrazándola -. Pero esto es demasiado valioso. Llevo muchos años detrás del tesoro que hay aquí escondido.
Alisa se desprendió de los brazos de su compañera y desapareció en las aguas. Valessa se encogió de hombros y continuó su labor de intrusión. Al cabo de lo que calculó como media hora de desentrañar e inutilizar hechizos, entró en una pequeña cámara, de un par de metros de lado, calculó. En el centro de ésta había un altarcito de piedra, sobre el que reposaba una pequeña esfera de aire, mágicamente conjurada. La ondina comenzó a respirar fuertemente, excitada ante la visión. Dentro de la esfera de aire estaba aquel tesoro legendario, perdido desde hacía tantos milenios en las profundidades del mar. Robado a la superficie y enterrado en el agua… avanzó hacia la burbuja y la miró de cerca. Allí estaba, dentro de ella, rutilante, el tesoro. Valessa lo contempló largo rato y lloró. Ahora entendía. La leyenda era cierta, completamente cierta. Pero sólo para las ondinas que se habían quedado en el mar. El tesoro era único, para ellas. Las lágrimas surcaban su rostro, derramadas en una plegaria de perdón.
-¿Era por esto por lo que venías? –preguntó una voz a su espalda; Alisa había regresado, sin duda movida por una curiosidad adolescente irrefrenable.
-Son demasiado hermosas –fue la respuesta de Valessa, volviéndose -. No puedo llevármelas. Os pertenecen…
-Son preciosas –la secundó la joven, también abrumada por el tesoro, situándose a su lado -. Nunca creí que podría existir algo igual.
“Y existe” pensó Valessa. “En tierra no son tan raras, sin embargo aquí, en esta cueva, ensombrecen al diamante más puro. No puedo cogerlas.”
Dentro de la burbuja, eternamente alimentadas por la magia, se alzaban, lozanas, tres rosas blancas.

[Európea]

Lapislázuli

Lapislázuli Por Swanilda

"Ferris era bien conocido por todos los habitantes del continente de Aden como uno de los mejores artesanos jamas existidos. Pese a la aparentemente rechonchez y torpeza de sus manos, era capaz de crear los objetos mas magníficos y laboriosos. Las mas afiladas y certeras espadas. E incluso sus joyas, emitían tal fulgor, que a la luz de la luna competían en majestuosidad con los mismísimos astros celestes. No era de extrañar, que cuando un material se deslizaba entre sus manos acababa siendo, sin duda alguna, un nuevo tesoro digno de admiración.
Esto, le llenaba de orgullo. Y aunque se mostrase humilde ante la lluvia de innumerables elogios que edulcoraban día tras día sus regordetas orejillas, cada noche, antes de dormir, contemplaba su reflejo en el espejo alzando bien alta su barbilla. Y mientras se mesaba la barba lentamente, se decía con absoluto convencimiento: “Eres el mas grande!”
Por ultimo, siempre revisaba las ganancias de la jornada. Disfrutando el trazado perfecto de cada cero a la derecha. Apuntando meticulosamente cada gasto y pequeño beneficio. Sopesando cuidadosamente toda la contabilidad. Y al acabar el día, ya metido en su confortable cama dejaba escapar un profundo suspiro sabiendo que era, sin duda, el enano mas feliz del continente.

Por supuesto, nadie conocía esta otra cara del enano. Para todos era una de las personalidades mas amables de la ciudad. Siempre cordial y atento. E incluso, mucho mas indulgente que otros del gremio a la hora de tasar los precios de los objetos. Ferris había desarrollado con los años un don de gentes poco peculiar en los de su raza. Incluso sobrepasaba los niveles de la picaresca mas característica de sus compañeras femeninas. Era tan entrañable que todo aquel que se acercaba hasta su taller era incapaz de salir con las manos vacías.

Pero una tarde, mientras Ferris trabajaba con esmero en su nueva creación un extraño pensamiento tintineo en su mente. Normalmente muchas ideas revoloteaban en su cabeza. Por lo general, estas solo tenían que ver con su trabajo; combinaciones de materiales, eficacia y comodidad de sus prendas... e incluso ideas de tendencia en la moda... Pero esta vez era algo muy distinto. Y sus manos se paralizaron completamente.
Dejó cuidadosamente todo sobre la mesa. Se quitó las gafas y froto los ojos. Y por ultimo golpeó con suavidad su cabeza. Como si de este modo la regañase por desconcentrarlo de su labor. Y tras tomarse un pequeño descanso volvió a ponerse manos a la obra no sin antes emitir un sonoro quejido.
La pequeña obra en la que trabajaba, no era mas que un modesto anillo de cobre al cual se le había desprendido a consecuencia del paso del tiempo una pequeña piedra de lapislázuli. Que también estaba ya muy dañada. Una verdadera reliquia familiar. Pero que a ojos del enano, no era mas que una baratija sin valor alguno que para colmo le estaba haciendo perder el tiempo apartándolo de sus creativas invenciones de vanguardia.
Cuando al fin consiguió repararlo lo colocó dentro de una pequeña bolsita de cuero y lo guardó en el cajón, al igual que todos los demás encargos del día, dando paso a la siguiente reparación. Sin embargo... por alguna razón no podía concentrarse completamente. Y su mente inquieta trataba de destacar de nuevo aquel extraño sentimiento que el enano tanto trataba de evadir.

-Ahhh!! -se quejó soltando una vez mas todos los útiles sobre la mesa.

Wilbert, su compañero de taller lo miró preocupado. Pues era poco frecuente ver esas reacciones en su siempre meticuloso y correctisimo maestro. Se acercó hasta él y amablemente le preguntó.

-Maestro, ?esta usted bien?

El enano dibujo inmediatamente la cordial sonrisa en su rostro. E igual, o mas amable aun que su compañero le dijo que todo estaba perfectamente. Y que tal vez, solo estaba algo cansado. Wilbert no pudo mas que volver a su sitio y seguir trabajando. Aunque por primera vez en todos aquellos años contempló la sombra de la mentira sobre el rostro de Ferris. "

"Cuando las imponentes campanas de la iglesia resonaron en toda la ciudad anunciando la hora de cierre llegó al taller un joven humano que sudoroso trataba de recobrar el aliento apoyado en el umbral de la puerta. Ferris lo miró con su impecable gesto de simpatía y cordialidad. Aunque en su interior gruñía furioso. No hay nada que le molestara mas al enano que eso; un cliente que llega a ultima hora. “Yo también me quiero ir a mi casa!” pensaba indignado.
Apenas el joven había recuperado el aliento, sacó de entre sus ropas un pequeño recibo y se lo entregó al enano. El cual, no pudo evitar su cara de sorpresa al comprobar que aquel muchacho era el dueño del problemático anillo del lapislázuli. Pocos minutos después, mientras Ferris lo rebuscaba por el cajón apareció otra jovencita humana que rápidamente se acerco hasta el otro joven y con los ojos llenos de lagrimitas le preguntaba impaciente:

-??Lo han arreglado ya??

Ferris contempló una ultima vez el estado del anillo antes de entregárselo a su dueño. El cual le dio mas de cien veces la gracias alabando su trabajo. La joven por el contrario no paraba de mirar embobada el brillo sutil del lapislázuli colocado en su mano, con una enorme sonrisa de oreja a oreja asomando en su cara. En aquel momento, al contemplar aquella escena, Ferris pudo ver claramente como una maravillosa aura brillante envolvía a aquellos dos humanos con un fulgor tan deslumbrante que cuando salieron del taller el enano sintió que se quedaba a oscuras.

De nuevo la inquietud volvió a inundarlo. Pero esta vez, no hizo nada por evitarla, Siempre se había sentido el enano mas feliz y afortunado de todos. La gente lo adoraba y elogiaba y no había nada que no pudiera comprar o conseguir... salvo aquel extraño fulgor.
Al principio no se alarmó demasiado. Pero mientras regresaba a su casa quiso el destino que solo se cruzara con la tierna parejita. Contempló ensimismado como seguían emitiendo esa misma y radiante luz. Incluso las calles de la ciudad brillaban mas hermosas donde ellos se encontraban, mientras que él... no era mas que la imagen de una sombra aburrida anclada en un rincón.

Aquella noche, mientras se miraba al espejo no se meso la barba ni alzó orgulloso su cabeza. Solo mantenía la mirada fija en su reflejo. El cual, hoy resultaba mas sombrío y triste. Su cara aparentaba estar mas demacrada y envejecida. Y sus ojos no mostraban emoción alguna. En aquel momento pensó que incluso aquel desgastado lapislázuli brillaba mas que él.
Tampoco le levanto el animo dibujar sus siempre perfectos ceros a la derecha, ni repasar meticulosamente la contabilidad. No prestó atención apenas a los gastos y beneficios. Y cabizbajo se fue rápidamente a dormir.

A la mañana siguiente el sol danzaba esplendido y orgulloso al son del caluroso verano. Y el agua de las fuentes brillaba cristalina al salpicar con pequeñas gotitas de adiamantados fulgores los jardines. Todo resplandecía. Todo, menos Ferris, Al que la preocupación le había mantenido toda la noche en vela.
Wilbert lo miró aun mas sorprendido y preocupado que el día anterior al verlo cruzar por la puerta con aquel aspecto casi fantasmagórico. Y de nuevo se atrevió a preguntarle si se encontraba bien. Aunque como era de esperar, este le dijo que estaba perfectamente. Eso si, apenas consiguió dibujar media sonrisa en su cara.
El día prosiguió sin incidentes. ﾚnicamente había una mayor acumulación de trabajo. Pues Ferris no estaba en sus mejores condiciones. Y en muchas ocasiones se quedaba con la mirada anclada contemplando el brillito de alguna piedra preciosa mientras dejaba escapar algún que otro suspiro."

(Sigue...)

[Európea]

(...Continuación)

"La situación no mejoró los días siguientes. Sino todo lo contrario. Cada vez el pobre Ferris estaba mas y mas agachado y decaído. Su trabajo dejó de ser tan perfecto y envidiable. Apenas hablaba con nadie. Y las gentes que un día lo adularon lo miraban ahora con gesto de pena. Nadie entendía a que se debía aquel gran cambio. Y ni siquiera Wilbert era capaz de sonsacarle nada.

Cada noche frente al espejo contemplaba con pasotismo su imagen arrugada y difusa. Apenas prestaba atención mientras rellenaba desganado la contabilidad, y cuando se metía en la cama, suspiraba y pensaba, que sin lugar a dudas, era el enano mas infeliz del continente.

Una de esas tardes en que regresaba tristemente arrastrando los pies del trabajo a casa. Con la mirada fija en el suelo y sus pensamientos perdidos en cosas triviales y sin sentido. Chocó accidentalmente con una joven. Al levantar la vista reconoció perfectamente de quien se trataba. Su tez clara y sonrosada. Los alegres ojos castaños. Y el pelo flotando graciosamente a la altura de sus hombros. Instintivamente la miranda del enano buscó las manos de la muchacha, y como era de esperar... allí estaba con su débil y tímido fulgor el anillo del lapislázuli.
Ella tardó algo mas en reconocerlo. Pues ciertamente, el enano estaba muy cambiado. Pero enseguida la joven tras disculparse volvió agradecerle su maravilloso trabajo al reparar el anillo que tanto le gustaba.
Por primera vez desde que era muy joven, la verdadera cara de Ferris rompió su silencio, y enfurecido le preguntó a la joven:

-??Que demonios tiene de especial ese anillo?! No es mas que una estúpida baratija!

La humana se quedó muy sorprendida, pero no tardó en romper a reír.

-Ya sé que es una baratija -respondió – pero fue el primer regalo que me hizo la persona a la que mas quiero...

Mientras la joven soltaba un sin fin de razones y de elogios a la vez que contemplaba cariñosamente el anillo. Ferris comprobó como una vez mas esa radiante aura hacia su aparición cegándole por completo, y antes de que la humana acabara de hablar, él había retomado el camino a casa con paso firme y apresurado.
Cerró la puerta con un gran estruendo, tiró todos los trastos acumulados al suelo despejando la mesa donde meses antes realizaba sus grandes creaciones. Ahora comprendía lo que necesitaba. Pero sabía perfectamente que lo que el mundo podía ofrecerle jamás estaría a la altura de sus expectativas. Así que cogió lápiz y papel, respiró profundamente, y comenzó a trabajar en el que sería el mas maravilloso de todos sus inventos.

Fueron muchas las lunas que curiosas trataron de deslizarse por la ventana al contemplar la completa dedicación del enano. Mas ninguna alcanzó con sus plateados rayos a vislumbrar el secretismo de su obra. De ese modo, tristes abandonaban su insistencia cada mañana a merced del sol.
Semanas mas tarde, Ferris anunció que se marchaba de viaje. Wilbert no le puso traba alguna. De nuevo veía entusiasmado a su compañero, aunque no supiera el motivo... pero... ¿que mas daba el motivo si él era feliz? De este modo partió el enano, en busca de un sin fin de cosas. Con una receta mas amplia que los libros que recogen la historia completa del continente de Aden."

"Largos meses se sucedieron tras su partida. Sobretodo para Wilbert, que veía como el trabajo se acumulaba y se acumulaba... pero por fortuna de vez en cuando recibía una postal de su amigo. Cada cual del lugar mas insospechado y lejano. Desde los extensos desiertos de Wasteland hasta las titanicas montañas de Hots Spring pasando por las tropicales playas de Alligator o el enigmático Sea of Spores.
En ocasiones trataba de imaginar cual era el motivo de aquel gran viaje. “¿Para qué tantos ingredientes?” Pensaba Wilbert. Y esa intriga le mantenía distraído las duras horas de trabajo.

Hasta que por fin, una hermosa mañana en que los primeros brotes de los esplendorosos cerezos que guardan la entrada del coliseo empezaron a florecer, dando la señal inminente de la llegada de la primavera, Ferris volvió a Aden. A su espalda traía muchísimo equipaje. Tanto, que él enano pasaba desapercibido entre tanta bolsa.
Saludo fugazmente a su compañero agradeciéndole una y otra vez el enorme esfuerzo que había hecho para permitirle llevar a cabo su proyecto y pidiéndole algo mas de tiempo para volver al trabajo. Una vez mas, Wilbert no pudo negarse. Y sin mas, Ferris se encerró en su casa donde durante varias semanas se le podía escuchar trabajar incansablemente.
Tanto ajetreo alimentó la curiosidad de todos los vecinos que trataron por todos los medios de descubrir el enorme enigma. Pero como era de esperar, Ferris lo tenía todo muy bien calculado para mantener la expectación hasta el día en que presentaría su grandiosa obra al publico.

Cuando finalmente llegó el día señalado, eran incontables las personas que se agolpaban a las puertas de su casa. Antes de salir, Ferris se aseguro que la climatología era idónea, y la posición del sol perfecta, pues no quería ni un solo fallo en su exposición.
Abrió la puerta de la casa e hizo una gran reverencia agradeciendo a todo su publico la asistencia. Y sin dar muchos rodeos tendió su mano hacia el interior de la vivienda de la cual salió ante la conmoción de todos, una joven increíblemente hermosa, aunque ciertamente, también algo extraña.

Su piel creada con la arcilla mas exquisita se veía aterciopelada a la luz del sol. El cabello, que serpenteaba ligeramente entre las brisas emitiendo hermosos destellos plateados, se acomodaba sutilmente sobre sus pequeños hombros cubiertos con magnificas sedas. En sus manos podían apreciarse hechos con corales sus finas uñas. Y engarzados en su sonrisa centelleaba una perfecta hilera de perlas.
Nadie daba crédito a lo que veían sus ojos. Sin duda, era una creación hermosa, pero no dejaba de ser tan solo una muñeca.
Ferris en cambio la miraba ensimismado. Estaba tan ciego por su obra que nadie fue capaz de decirle nada. Tan solo lo adularon y elogiaron como antaño. Incluso Wilbert enmudeció por completo al ver como su amigo lucía tan radiante y alegre junto a su creación. Pues, ?quien era el para juzgar su felicidad?

Desde aquel día Ferris volvió a ser el enano que era. En numerosas ocasiones aun se le puede ver pasear entre las calles de la ciudad con su muñequita. Muchos le miran. ﾉl lo sabe, y orgulloso alza su barbilla.
Después, cada noche, cuando se mira en el espejo, se ve resplandecer. Y aunque ya no tiene tantos ceros que anotar a la derecha cuando hace la contabilidad, sabe que es el enano mas feliz del continente. Sobretodo cuando se mete en la cama, y antes de dejarse vencer por el sueño, puede contemplar ensimismado como brillan sus radiantes ojos del color del lapislázuli. "