Me encuentro en un lugar en demasía raro, carente de sonidos pero vasto en imágenes de impresionante calibre - meticulosidad quiero decir - y muy de a ratos, locura plasmada en mi mente con pigmentos de lo mas extravagantes en escenas de lo mas asombrosas.
Estoy pensando en que este estado no es sino un trance provocado por algún hechicero que conoce muy bien las artes telequineticas, puesto que siento como si alguna clase de energía estuviese siendo constantemente enviada hacia mi, chocándome en la cabeza… mas del cuerpo no entiendo ninguna sensación.
Este hechicero debe de ser ducho en el arte, y en cierta forma, en la locura, puesto que las visiones que me ofrece son de una calidad de fantasía, de perfección casi constante, casi, por que también de confusión enloquecedora es que se torna mi visión… lo suficientemente intermitente como para hacerme desesperar por tales comparaciones.
A decir verdad, no es tan malo estar aquí… pero definitivamente no es tan bueno como estar en el lugar del cual pienso provengo, por ello he empezado a tratar de recordar que era de mi cuando no estaba aquí, en esta dimensión si es que así se la quiere llamar.
De alguna forma lograre escapar a este embrujo que en mi esta siendo efectuado, aunque tenga que transportar mi alma a otro cuerpo – lo dicho es correcto, si es que lo que siento como cuerpo es tal-.
- varios momentos mas tarde –.
¿Estará pasando el tiempo?... se que no es mas que un concepto que ayuda en la vida diaria, importante cuando se tienen cosas que hacer… pero aca, aca… aca no hay que hacer mas que contemplar y pensar… y enloquecer… aún mas…
- varios momentos mucho mas tarde -.
Joder me aburro… >_<”…
Anomalías en estas vistas hay, y un odio irregular, todas sumadas a la indignación de mi actual estar.
Después de un rato de estar caminando, empecé a imaginar lo que me esperaba, al recibimiento que me darían, el cual podía ser vislumbrado hasta por la mente más obtusa – aquí bien se dio el caso - no más allá de la arbolada, en ese claro roído por enojos pasados.
Ansiaba este momento desde hacía excesivo tiempo, con ansias insanas, enfermizas, y en extremo recurrentes.
Pero el momento no llego, o más bien, el que no llego fui yo.
Acobardándome fui a cada paso que daba, el miedo arreciaba profundo en mi ser dejándome en una semiinconsciencia, en un automatismo de movimientos que no llegaron al… que se alejaron del...
Así que acá estoy, no llegue aún estando, y me embriago en mis historias – y por supuesto también en alcohol, cerveza -.
Aparecí en este mundo luego de aquello, de lo que no se como pero sucedió, si de algo estoy seguro, es de que aquello sucedió.
El elfo levanta la cabeza - la mantuvo gacha mientras pensaba en lo que hizo -. Observa por un rato a su vaso de cerveza - un vaso grande y muy sucio, lleno hasta más de la mitad - y termina por tomárselo todo de un trago largo.
La cantina en la que se encuentra inspira un aire de desconfianza hasta al cantinero mismo, mas no al elfo. Esta sucia y llena de porquerías de distintos lugares – se pueden apreciar diversos frutos de la isla parlante, putrefactos claro, y una especie de manzanas largas a medio pudrir, “son traídas de bien al norte” se escucho decir a un Dwarf de barbas rojas y sucias como todo lo demás en ese lugar, barbas que luego de ver el estado en que se encuentran sus mercaderías, no sorprenderían al ser vistas podridas – que harían mecha para iniciar una guerra en contra de semejante descuido como si de seres vivos se tratasen, mas al elfo no le importa.
Como buena cantina de mala muerte tiene matadores, que matan por matar, por descuido ambiental – véase, “Hechizos incendiarios en mal uso y crudas nevadas en pleno verano” -, por dinero – no podía faltar… casi podría decirse, “NO DEVIA FALTAR” – por fama – pros y contras de ser ampliamente reconocido, se viven ambos, se soportan ambos - por ignorancia casi todos, por desconocimiento es que ocurre que sean asesinos, al elfo no le importa.
Le da la espalda a la barra y se dispone a irse sin pagar, da dos pasos alejándose y siente el aire cambiar detrás de el – no por nada es hechicero de vientos – a lo que ni se da vuelta y conjura un hechizo de corta distancia que es suficiente para frenar al ataque de su agresor y su estadía en su existencia esta - queda parcialmente cercenado por los vientos mágicos, con arma rota y todo para arriba del cuello -. No hay quejas en que hayan matado al cantinero, hay mas bien jolgorio entre unos borrachines de la punta de la barra que se disponen a vaciar las pocas botellas de licores que quedan detrás de la barra – el elfo se tomo toda la cerveza -.
Una vez en la puerta de la cantina, con una mirada de lo mas perdida, el elfo se dirige tambaleándose hacia la arbolada – que es lo usual, en ella, en pura oscuridad, no ve, así como tampoco lo ven los demás -. Ebrio como esta, ve todo muy confuso por lo que decide cerrar los ojos y guiarse por el mapa mental que hizo en su último vistazo a la arboleda, que estático y todo será de más ayuda que la vomitiva realidad de su visión continúa.
No llego a dar diez pasos que cayó en medio del camino de adoquines, hablando sobre imágenes que vio y que quería volver a ver, imágenes que posiblemente sean seres.
Se da cuenta que esta acostada en una cama, que es muy cómoda, que hay mucha iluminación en al habitación, y de que tiene un punzante dolor en la frente, resaca.
- Se abre la puerta de la habitación y entra un hombre entrado en años – ejem… despierte joven, ya es mediodía y aun sigue en la cama, vamos, despierte -.
El mago no tiene la menor intención de obedecer a la voz áspera que al parecer le habla, prefiere quedarse con los ojos cerrados, y si es necesario, volar todo de la habitación, voz incluida.
- Mago – Cayese, me molesta…
- Haciendo entrada en escena una joven – NO SEAS INSOLENTE! – Grita al mago – EL FUE QUIEN LO SALVO DE MORIR ATROPELLADO POR UNA CARRETA!…
Esta bien, déjalo así - le dice el viejo a la joven, medio ordenándole -.
Te la debo anciano idiota - el mago cree saber quien es, contesta por impulso -.
- el anciano comienza a reír y mira al hilacho de elfo tendido en la cama -No, al contrario, soy yo el que te debe, y mucho... vaya si te debo mucho... swash - hace un ademán con las manos y se vuelve a la joven, quien empieza a despedir un brillo intenso y violáceo de los ojos -.
Esto ya lo sentí antes... si... luego de aquel "incidente" en la ciudadela de Gludio... que impresionante las caras de toda la multitud al vernos caer como demonios de fuego sobre sus desdichados destinos. Pobres los que cayeron peleando, pobres los que cayeron pidiendo misericordia frente a nuestra vorágine y demente ira... y sobretodo, pobres aquellos quienes fueron los causantes de la debacle.
Ni los escudos pesadilla otorgaron defensa suficiente contra nuestros ataque de viento y fuego combinados en aquella momentánea marisma de caos rojo.
Tal vez por eso estoy, y no, acá...
Suenan los huesos como castañuelas, la habitación esta a media luz roja, se nota mohosa y húmeda - muy a pesar del suceso que se esta dando en el exterior- , sucia como pocas, con sangre en el piso, con sangre y carne, con sangre, con carne, son cuerpos...
Gusanos por doquier alimentados de los cadáveres por doquier en la habitación.
Cadavres Ardentes, afuera arde un infierno de proporciones épicas que consume hasta los destinos de las almas de quien incinera.
Huí del lugar los mas rápido que pude, a la vez que trate de impulsarme conjurando vientos que soplasen a mi favor, mas no pude mantener la concentración necesaria para lograr siquiera una leve brisa.
Cuando me percato de mi alrededor, es cuando vi subir el piso, o mas bien dicho, ver el subsuelo acercarseme.
En el escape de las mazmorras de la mente - de mi mente, muy posiblemente - me aleje hacia los bosques, muy a pesar - de nuevo, si - del fuego que rodeaba la ciudad sucia y que parecía provenir del primero.
Estaba en el fondo de un hoyo que parecía obra del mismo "cazador" - he optado por llamarlo así al malnacido - que esparció las trampas que momentos antes me laceraban las extremidades en mi cobarde huida. Una especie de trampa mental, dentro de una mente, proveniente de la de mente de un cazador.
Intente por todos los medios erguir una columna de viento lo suficiente mente fuerte para arrojarme fuera del abismo en el que había caído, pero mi voluntad mental era bloqueada por una fuerza muy superior a la mía.
Un esforzado pero simple conjuro incendiario me proporciono la luz necesaria para apreciar mi entorno - el candor del fuego mas arriba no alcanza a introducir sus rayos tan adentro el agujero, debí de estar muy abajo -, el cual tenia multitudes de talismanes colgados en las raíces de las paredes, y grabados en el piso de extraños caracteres, los cuales recién ahora logro comprender... muy tarde...
Llore lo que parecieron días luego de mi encierro en esa pesadilla. Llore porque nuevamente me veía rodeado de mas ******.
Reí porque perdí la cordura muy a pesar del renovado sentimiento de alivio que sentí al pegar un vistazo al mundo real. Rei porque muy a pesar del renovado sentimiento de alivio que senti al volver al mundo real, volvió a encerrarme.
Estoy pensando en que este estado no es sino un trance provocado por algún hechicero que conoce muy bien las artes telequineticas, puesto que siento como si alguna clase de energía estuviese siendo constantemente enviada hacia mi, chocándome en la cabeza… mas del cuerpo no entiendo ninguna sensación.
Este hechicero debe de ser ducho en el arte, y en cierta forma, en la locura, puesto que las visiones que me ofrece son de una calidad de fantasía, de perfección casi constante, casi, por que también de confusión enloquecedora es que se torna mi visión… lo suficientemente intermitente como para hacerme desesperar por tales comparaciones.
A decir verdad, no es tan malo estar aquí… pero definitivamente no es tan bueno como estar en el lugar del cual pienso provengo, por ello he empezado a tratar de recordar que era de mi cuando no estaba aquí, en esta dimensión si es que así se la quiere llamar.
De alguna forma lograre escapar a este embrujo que en mi esta siendo efectuado, aunque tenga que transportar mi alma a otro cuerpo – lo dicho es correcto, si es que lo que siento como cuerpo es tal-.
- varios momentos mas tarde –.
¿Estará pasando el tiempo?... se que no es mas que un concepto que ayuda en la vida diaria, importante cuando se tienen cosas que hacer… pero aca, aca… aca no hay que hacer mas que contemplar y pensar… y enloquecer… aún mas…
- varios momentos mucho mas tarde -.
Joder me aburro… >_<”…
Anomalías en estas vistas hay, y un odio irregular, todas sumadas a la indignación de mi actual estar.
Después de un rato de estar caminando, empecé a imaginar lo que me esperaba, al recibimiento que me darían, el cual podía ser vislumbrado hasta por la mente más obtusa – aquí bien se dio el caso - no más allá de la arbolada, en ese claro roído por enojos pasados.
Ansiaba este momento desde hacía excesivo tiempo, con ansias insanas, enfermizas, y en extremo recurrentes.
Pero el momento no llego, o más bien, el que no llego fui yo.
Acobardándome fui a cada paso que daba, el miedo arreciaba profundo en mi ser dejándome en una semiinconsciencia, en un automatismo de movimientos que no llegaron al… que se alejaron del...
Así que acá estoy, no llegue aún estando, y me embriago en mis historias – y por supuesto también en alcohol, cerveza -.
Aparecí en este mundo luego de aquello, de lo que no se como pero sucedió, si de algo estoy seguro, es de que aquello sucedió.
El elfo levanta la cabeza - la mantuvo gacha mientras pensaba en lo que hizo -. Observa por un rato a su vaso de cerveza - un vaso grande y muy sucio, lleno hasta más de la mitad - y termina por tomárselo todo de un trago largo.
La cantina en la que se encuentra inspira un aire de desconfianza hasta al cantinero mismo, mas no al elfo. Esta sucia y llena de porquerías de distintos lugares – se pueden apreciar diversos frutos de la isla parlante, putrefactos claro, y una especie de manzanas largas a medio pudrir, “son traídas de bien al norte” se escucho decir a un Dwarf de barbas rojas y sucias como todo lo demás en ese lugar, barbas que luego de ver el estado en que se encuentran sus mercaderías, no sorprenderían al ser vistas podridas – que harían mecha para iniciar una guerra en contra de semejante descuido como si de seres vivos se tratasen, mas al elfo no le importa.
Como buena cantina de mala muerte tiene matadores, que matan por matar, por descuido ambiental – véase, “Hechizos incendiarios en mal uso y crudas nevadas en pleno verano” -, por dinero – no podía faltar… casi podría decirse, “NO DEVIA FALTAR” – por fama – pros y contras de ser ampliamente reconocido, se viven ambos, se soportan ambos - por ignorancia casi todos, por desconocimiento es que ocurre que sean asesinos, al elfo no le importa.
Le da la espalda a la barra y se dispone a irse sin pagar, da dos pasos alejándose y siente el aire cambiar detrás de el – no por nada es hechicero de vientos – a lo que ni se da vuelta y conjura un hechizo de corta distancia que es suficiente para frenar al ataque de su agresor y su estadía en su existencia esta - queda parcialmente cercenado por los vientos mágicos, con arma rota y todo para arriba del cuello -. No hay quejas en que hayan matado al cantinero, hay mas bien jolgorio entre unos borrachines de la punta de la barra que se disponen a vaciar las pocas botellas de licores que quedan detrás de la barra – el elfo se tomo toda la cerveza -.
Una vez en la puerta de la cantina, con una mirada de lo mas perdida, el elfo se dirige tambaleándose hacia la arbolada – que es lo usual, en ella, en pura oscuridad, no ve, así como tampoco lo ven los demás -. Ebrio como esta, ve todo muy confuso por lo que decide cerrar los ojos y guiarse por el mapa mental que hizo en su último vistazo a la arboleda, que estático y todo será de más ayuda que la vomitiva realidad de su visión continúa.
No llego a dar diez pasos que cayó en medio del camino de adoquines, hablando sobre imágenes que vio y que quería volver a ver, imágenes que posiblemente sean seres.
Se da cuenta que esta acostada en una cama, que es muy cómoda, que hay mucha iluminación en al habitación, y de que tiene un punzante dolor en la frente, resaca.
- Se abre la puerta de la habitación y entra un hombre entrado en años – ejem… despierte joven, ya es mediodía y aun sigue en la cama, vamos, despierte -.
El mago no tiene la menor intención de obedecer a la voz áspera que al parecer le habla, prefiere quedarse con los ojos cerrados, y si es necesario, volar todo de la habitación, voz incluida.
- Mago – Cayese, me molesta…
- Haciendo entrada en escena una joven – NO SEAS INSOLENTE! – Grita al mago – EL FUE QUIEN LO SALVO DE MORIR ATROPELLADO POR UNA CARRETA!…
Esta bien, déjalo así - le dice el viejo a la joven, medio ordenándole -.
Te la debo anciano idiota - el mago cree saber quien es, contesta por impulso -.
- el anciano comienza a reír y mira al hilacho de elfo tendido en la cama -No, al contrario, soy yo el que te debe, y mucho... vaya si te debo mucho... swash - hace un ademán con las manos y se vuelve a la joven, quien empieza a despedir un brillo intenso y violáceo de los ojos -.
Esto ya lo sentí antes... si... luego de aquel "incidente" en la ciudadela de Gludio... que impresionante las caras de toda la multitud al vernos caer como demonios de fuego sobre sus desdichados destinos. Pobres los que cayeron peleando, pobres los que cayeron pidiendo misericordia frente a nuestra vorágine y demente ira... y sobretodo, pobres aquellos quienes fueron los causantes de la debacle.
Ni los escudos pesadilla otorgaron defensa suficiente contra nuestros ataque de viento y fuego combinados en aquella momentánea marisma de caos rojo.
Tal vez por eso estoy, y no, acá...
Suenan los huesos como castañuelas, la habitación esta a media luz roja, se nota mohosa y húmeda - muy a pesar del suceso que se esta dando en el exterior- , sucia como pocas, con sangre en el piso, con sangre y carne, con sangre, con carne, son cuerpos...
Gusanos por doquier alimentados de los cadáveres por doquier en la habitación.
Cadavres Ardentes, afuera arde un infierno de proporciones épicas que consume hasta los destinos de las almas de quien incinera.
Huí del lugar los mas rápido que pude, a la vez que trate de impulsarme conjurando vientos que soplasen a mi favor, mas no pude mantener la concentración necesaria para lograr siquiera una leve brisa.
Cuando me percato de mi alrededor, es cuando vi subir el piso, o mas bien dicho, ver el subsuelo acercarseme.
En el escape de las mazmorras de la mente - de mi mente, muy posiblemente - me aleje hacia los bosques, muy a pesar - de nuevo, si - del fuego que rodeaba la ciudad sucia y que parecía provenir del primero.
Estaba en el fondo de un hoyo que parecía obra del mismo "cazador" - he optado por llamarlo así al malnacido - que esparció las trampas que momentos antes me laceraban las extremidades en mi cobarde huida. Una especie de trampa mental, dentro de una mente, proveniente de la de mente de un cazador.
Intente por todos los medios erguir una columna de viento lo suficiente mente fuerte para arrojarme fuera del abismo en el que había caído, pero mi voluntad mental era bloqueada por una fuerza muy superior a la mía.
Un esforzado pero simple conjuro incendiario me proporciono la luz necesaria para apreciar mi entorno - el candor del fuego mas arriba no alcanza a introducir sus rayos tan adentro el agujero, debí de estar muy abajo -, el cual tenia multitudes de talismanes colgados en las raíces de las paredes, y grabados en el piso de extraños caracteres, los cuales recién ahora logro comprender... muy tarde...
Llore lo que parecieron días luego de mi encierro en esa pesadilla. Llore porque nuevamente me veía rodeado de mas ******.
Reí porque perdí la cordura muy a pesar del renovado sentimiento de alivio que sentí al pegar un vistazo al mundo real. Rei porque muy a pesar del renovado sentimiento de alivio que senti al volver al mundo real, volvió a encerrarme.