Había una vez... una historia diferente. Un cuento que no era cuento, si no historia. Érase una vez, una enanita diferente. Que levio sola, sin ayuda. Y aprendió a matar sola, y arriesgarse sola. Una enanita que comprendió las palabras más duras en la pura inocencia. Una enanita que enfrentó cara a cara la muerte cuándo apenas aprendía lo que era vida bichera. Una enanita distinta, rara, diferente. No tenía ni el más pequeño sueño de un futuro más alegre y colorido y en su corazón no había más que sentimientos grises, insensibles. Ella no soñaba con cosas distinta e imposibles, Jamas soñó en llegar a full lvl, ni top equipo. Nunca jugó a que escalaba una escalera de colores hasta el cielo para llegar a las nubes de algodón o buscar una mascota ideal que le haga compania. Jamás creyo en papa noel. Jamás conoció el mundo con sus sueños. Ni tampoco supo conocer lo que era reír. Ni tampoco lloraba de emoción ni se alegraba cada vez que veía el sol. No le cantaba canciones de amor a la luna. Simplemente... No soñaba, ni sentía, no vivía. Y en sus ojos... No había nada más que realidad y verdad. Pero dura, triste. Porque ella jamás pudo conocer lo que era vivir en su mundo fantasioso, nunca tuvo un amigo imaginario que la ayudase ni creó su mundo color rosa. Simplemente... Ella era una enanita diferente. Nada en el mundo hacía cambiar su expresión. Y en sus ojos nunca nadie pudo hallar más que dolor. Cómo se dijo, esta es una historia diferente. En su vida no hubo color, ni hubo amor ni sueños ni ilusiones... Tan sólo encontramos frialdad y maldad rodeandola. Y soledad, sobre todo soledad. Nadie le enseñó que había un mundo lleno de gente esperandola para ayudarla. Y mucho menos le dijeron que podía pensar en un mañana. Nadie le avisó que sentir con el corazón no era algo pecador. Simplemente... ella existía, respiraba y dormía. Nisiquiera ya vivía. Y creció rodeada de tanta nada... Y así terminó. En sus ojos jamás podías encontrar ni el más mínimo indice de algún sentimientos poderoso y dulce, y sus labios jamás se curvaban sonriendo, y sus mejillas jamás tomaban color. Pero es que a ella al mundo no la trato de la mejor manera. Todo siempre le fué tan díficil... Y en su burbuja de frialdad nada la afectaba, y es ahí dónde se encerró. Sin amigos, ni familia, ni amor... Sin nada creció. Y un día cómo cualquier otro, se levantó y algo en su mirada había cambiado... con solo ver un enano. Eso que notaba... ¿Era amor?Y esas mariposas en la panza... ¿Eran alegría? Y esas ganas locas de salir a vivir la vida... ¿Eran quizás esperanza? Y esos que sus labios formaban... ¿Acaso era una sonrisa?¿En que momento todo cambió? No lo sabía pero si había ahora una visión diferente de la vida. Porque el miedo a sufrir ya no estaba. Y las ganas de seguir sola tampoco. Porque las lágrimas de tristeza se escondieron en lo más profundo del alma, y desaparecieron. Porque el amor venció al odio. Y porque la desolación salió corriendo en manos de la ilusión. Porque la desesperanza... Huyó al ver como la esperanza crecía sin escalas. Porque el mundo cambió, y por un momento, sólo por un momento... Creyo ver el cielo. ¿Y sabés porque fué? Porque el apareció. Y con el, a la enanita, le aparecio la luz. Y el dolor huyó, porque el con su abrazo curó todas sus heridas. Y el temor desapareció, porque en sus ojos se sentia segura. Y porque todo sufrimiento el se lo sanó. Y las heridas viejas, aquellos traumas que siempre la perseguian .. El los calmó. Porque aquel mundo triste y desolado en el que se ocultabas, simplemente desapareció en aquel momento en el que el te sonrió. Y porque todo se volvió distinto. Porque el le cambió la vida. Y ella sabe, que muy bien la vida nunca la trató. Siempre le pegó palo tras palo, dolor tras dolor... Pero cuándo el apareció, le agradecio eternamente a la vida, porque es el único que alivia el dolor. Es el único que termina con todo el mal. Porque, Cuándo todo esta mal, y no aguanta aquellos pinchazos feos en el corazón...Ella Cierras sus ojos, susurras su nombre y todo calma, todo se vuelve claro y la luz se envuelve en sus brazos. Porque gracias a el conocio la luz más brillante. Y gracias a el pudo conocer la lealtad. Y por el aprendió a confiar, porque nunca le falló y jamás le va a fallar. Porque esta historia cambió su final gracias a el. Y se convirtió en una historia diferente para bien, dónde el amor triunfa y el dolor ya no puede ganar otra vez. Porque esta historia ya no se trata de dolor, ni de rencor, ni de soledad, ni de maldad ni de sufrimiento... Ahora sólo se trata de amar, de seguir hasta el final. De luchar...
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La historia diferente
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