Volvia a ser de noche,en Goddar reinaba el silencio, un silencio doble.
El silencio más obvio era una calma hueca y resonante, constituida por las personas que faltaban.
El segundo silencio no era fácil reconocerlo, en las manos de un hombre alli plantado, recoriendo lentamente un arma arcana bajo la luz tenue de una lámpara.sus ojos eran oscuros y distantes, y se movían con la sutil certeza de quien sabe muchas cosas.
De alli partio un gladiador, un amigo, y el segundo silencio era el suyo.así debía ser, pues era el mayor de los silencios, profundo y ancho, como el final del otoño.Grande y pesado como una gran roca alisada por la erosion de las aguas de un rio.El silencio de un hombre que espera la muerte
El silencio más obvio era una calma hueca y resonante, constituida por las personas que faltaban.
El segundo silencio no era fácil reconocerlo, en las manos de un hombre alli plantado, recoriendo lentamente un arma arcana bajo la luz tenue de una lámpara.sus ojos eran oscuros y distantes, y se movían con la sutil certeza de quien sabe muchas cosas.
De alli partio un gladiador, un amigo, y el segundo silencio era el suyo.así debía ser, pues era el mayor de los silencios, profundo y ancho, como el final del otoño.Grande y pesado como una gran roca alisada por la erosion de las aguas de un rio.El silencio de un hombre que espera la muerte
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