Capitulo I: La discución con el maestro arcano Khen.
Con lagrimas en los ojos Lyanna gritó: "¡Ya! ¡Dejame pasar!", intentó forcejear del maestro arcano Khen. El maestro dió un paso atrás y luego se abalanzó sobre Lyanna tomandola de las muñecas y levantando en alto sus brazos, dejandola vulnerable y a su merced.
El maestro arcano Khen perteneció hace tiempo a los batallones que vieron a los humanos convertirse en sus enemigos. La cuenca del ojo derecho vacío y una cortada de lado a lado en el abdomen le recordaban el momento de la traición.
Tomó unos segundos para observar de pies a cabeza a su presa, una joven elfa, de cabellos rubios, adolecente radiante, buena proporción de su cuerpo. Apretó las muñecas de la elfa para hacerla gemir del dolor, cuando lo hizo, cerró los ojos, deleitandose por la consecuencia de su acción. Luego le sonrió y movió la cabeza en un gesto lento de negación: "¿Sabes cuantas como tú llegan a mi claustro? ¿Sabes cuantas buenas estudiantes he dejado ir sin las lecciones terminadas?"
La elfa con mas lagrimas en sus ojos miró por arriba del hombro de Khen, un muchacho humano, tambien en su adolecencia, rondando los 16 años, yacía tendido en el suelo, sangrando, debido a una Homunculus en su abdomen, producto de Khen.
Luego, la mirada de rabia volvió a los ojos de Lyanna y le dijo: "¡Pues porque tus lecciones están mal! ¡Infundes el odio entre los humanos y los elfos de la luz!"
La oratoria de la elfa fue interrumpida bruscamente por una bofetada fuerte de Khen que hizo doblarle el rostro, cuando recuperó la postura de su rostro, de frente observaba la arrugada, amarga y tuerta cara de Khen, quien con aliento nauseabundo le gritaba, expulsando baba: "¡Porque la magia es lo unico que te salvará! ¡La magia es tu fuente de ofensa! ¡Debes canalizarla contra quienes ofendieron a nuestra raza! ¡Debes matarlos a todos! ¡Ellos asesinaron a tus padres!"
El discurso efusivo de Khen hizo olvidarle de sostener fuertemente a la elfa, quien sin perder tiempo, abofeteó al maestro arcano, dos veces, enojada lo miró y con la voz casi quebrada respondió: "Mis padres murieron luchando contra los orcos, no contra los humanos, intentando recuperar la paz y defender a la Madre Arbol."
La puja continuó, y Khen volvió a golpear a Lyanna, desestabilizandola y haciendola trastabillar, cayendo sobre la alfombra del claustro, mirandola con una mirada sobradora le dijo: "Solo estoy haciendo esto porque tus padres me dejaron el suficiente Adena para tu educación, sino estarías fuera de aquí, hace tiempo, solo es mi deuda de sangre hacia ellos."
Tratandose de recuperar, Lyanna se apoyó en sus codos y le dijo: "¡Quedate con el Adena! ¡Si eso es lo unico que te importa! ¡Dejame ir! ¡Dejame vivir! ¡Es mi decisión con quien me junto!"
El maestro arcano Khen se lanzó sobre Lyanna y la inmovilizó en el suelo, el ojo que aun conservaba se llenó de ira, maldad y lujuria, la respiración se habia comenzado a agitar, y empezaba a traspirar mas que nunca, y con su voz cargada de rencores le dijo: "Tu quieres experimentar lo que han sufrido las martires de Eva en los campos de batalla... pues... aquí va, no te preocupes, seré gentil.", y así golpeando nuevamente a Lyanna, la dejó conciente, pero sin fuerzas. Khen comenzó a bajar sus manos hasta el pecho de la elfa, mientras lentamente se relamía, comenzó a desabotonar la camisa de aprendiz de Lyanna.
Sin mucha esperanza de evitar lo que le iba a suceder, Lyanna comenzó a realizar una suplica silenciosa a la Madre Arbol:
"Madre Arbol que guias nuestro destino, Madre Arbol que vives en los corazones,
de los elfos de la luz y criaturas buenas. Demuestra tu sabiduría y compasión ante mi enemigo, que confundido por la sangre derramada intenta corromper a esta fiel servidora vestal" El humano adolecente, sintió que sus heridas comenzaban a cerrar y las fuerzas volvían a él, lentamente comenzó a quitarse la Homunculus de su abdomen, reprimiendo los espasmos de dolor, logró hacerlo, apoyandose en ella, y aun jadeando desafió al maestro arcano: "¡Elfo que osais manchar las virtudes de indefensas buscadoras de paz, ven ante mi y enfrentadme en combate justo!"
Lentamente Khen se dió vuelta y se sintió sorprendido, el lograba vislumbrar un aura de santidad, tal vez de la misma Eva, sobre el humano. ¿Como podía ser eso? ¿Un humano bajo la gracia de la diosa de los elfos de la luz? ¿Los tiempos estaban volviendose locos? ¿Acaso Eva había perdido la cordura?. Rapidamente quitó su daga del cinto e intentó atacar al humano, confiando que sus heridas aun sangrantes le impedirían ser lo suficientemente rapido de detenerlo.
Pero el humano levantó la Homunculus en alto y esperó la embestida de Khen, quien quedando a mercerd del adolecente, recibió un corte diagonal en la espalda que lo desestabilizó e hizo caer al suelo, aullando del dolor.
Lyanna se levantó rapidamente y observó al humano y exclamó con lagrimas en los ojos: "¡Roman! ¡Roman!". Roman le sonrió radiantemente, para luego comenzar a trastabillar y comenzar a caer al suelo. La elfa corrió y lo tuvo entre brazos:
Lyanna: "¡Roman! ¡Roman! ¡No te me vayas Roman!"
Roman: [sonriendole] "¿Tu crees aunque sea algo de lo que el elfo ese ha dicho?
Lyanna: "¡No! ¡Por supuesto que no!"
Roman: "Algo deberías creerle, todos sufrimos las consecuencias de nuestros pecados. Y si esto ha sido la consecuencia, oh destino tragico ha de ser, pero lo aceptaré"
Lyanna: "¡Por Eva, Roman!, no te rindas, ¡Tienes mucho por lo que vivir!. Yo... si tu te vas... yo... yo... ¡No sabré lo que hacer!"
Lyanna abrazó fuertemente a Roman y apoyó su cabeza en su hombro, llorando fuertemente. Roman colocó su mano en los dorados cabellos de Lyanna y confortandola los acarició levemente, luego bajó su mano hacia el menton y la hizo mirarlo de frente: "Mi amada Lyanna, una historia no puede ser sellada sin el beso de despedida". Los labios de Roman se posaron tiernamente en los de Lyanna, y ambos cerraron los ojos, guardando ese momento para siempre, que hubieran gustado, que fuera la eternidad. Roman la miró nuevamente: "Adios, mi reina", y cerrando los ojos la vida se le escapó de su ser.
La elfa, con el cuerpo en brazos, lo observó detenidamente, consertanada, shockeada, no podía creer que en sus brazos tenía el cuerpo de quien había amado desde su niñez. Buscaba en su corazón un apise de esperanza que le devolviera a su Roman a la vida, quería que todo fuera un mal sueño, y que al despertar, abrazada de Roman, el sol saliera en el horizonte.
El maestro Khen, lentamente se puso de pié, su semblante era aun mas amargo. Y observó a Lyanna, y oscamente solo logró decir: "Ya no tienes nada que hacer aquí".
Lyanna lo observó sin ninguna expresión y cargó el cuerpo de Roman.
La puerta del claustro estaba casi entreabierta cuando Khen solo dijo: "Al final , el enemigo de un elfo, es otro elfo". Lyanna dio vuelta su cabeza, lo miró por un rato largo, asintió con la cabeza y le dijo: "Algo has aprendido hoy...", y terminó de abrir la puerta y salr. Ya afuera, ante ella se alzaba el arbol de la Madre Arbol.
Se quedó un rato largo observando el paisaje, con el cuerpo de Roman en brazos, y susurró al oido de este: "Disfrutalo amor, este momento es el ultimo", y una gota rodó por las mejillas de Lyanna para caer sobre los labios del cuerpo de Roman.
Dentro del claustro, se empezaron a oir gritos, lamentaciones y cosas que se rompían. Lyanna observó por la rendija de la ventana. Khen estaba rompiendo los tomos de magia, lanzando las bibliotecas, escritorios y gabinetes al suelo, golpeandolos con sus puños y con la Homunculus que había dejado en el suelo Roman al morir. Cuando ya nada quedaba por romper, otro grito lastimero y de rabia salió de la garganta de Khen, agarrandose tambien la frente con ambas palmas, y se lo escuchó decir: "¿Que sentido tiene la guerra si nos aleja de nuestros objetivos? ¿De verdad mi luz guia era el derramamiento de sangre? ¿Tan egoistas y bajos caimos los elfos de la luz que nos rebajamos al mismo nivel de una bestia asesina? ¿Acaso Eva me castiga por mi impureza? Les he fallado a los tres, a Kalas, a Keriia y a Lyanna." y luego de hablar solo, se lanzó a llorar liberando toda la pena que en su alma recidía.
Lyanna observó el hecho, y una pequeña mueca de alivio y felicidad se notaron en sus labios. Cargando el cuerpo de Roman, bajó hacia tierra virgen y cavó una fosa donde dejar el cuerpo. Luego de enterrarlo, pidió a Eva que tomara cargo de su alma, mientras ella, terminaba los asuntos terrenales.
Ahora debía llegar a Gludio, y notificarle a la familia de Roman, que él había fallecido, y nuevamente, enfrentar una dura prueba, que fortalecería su espiritu.
Capitulo II: Viajando a Gludio (1 / 2) - El ataque del caballero de Shilen (1 / 3)
Un nuevo sol se vislumbraba al horizonte en la ciudadela elfica, los primeros rayos de sol golpearon suavemente en los ojos de Lyanna, quien tendida bajo un arbol, con las manos en su vientre descansaba placidamente. Al abrirlos, ya había aceptado que Roman no estaba mas entre la gente viviente. Aun así, sonrió levemente, no podía hacer mas allí, era hora de preparar la bolsa de viaje.
-"Mis condolencias", esas palabras salían de la boca de todos los elfos comerciantes a los que visitaba. Y a todos debía mostrarle un halo de superioridad y superación, aunque dentro de ella se sentía como una pequeña mosca asustada, el pasado y la herencia de nobleza y fortaleza de corazón de su difunta familia le impedía derramar lagrimas en publico.
Por suerte, terminó antes de lo que esperaba, tenía la comida, solo pan y algo de queso, nada ostentoso, gustaba vivir sencillamente, las cantimploras con agua, de su padre había heredado un traje de viaje, que mandó a reacondicionar a sus medidas y una espada larga que había mandado a afilar hace poco.
Cargando todos los paquetes, se asombró que todo hubiera parecido estar en conjunción, y que todos los días anteriores a la muerte de Roman, estaban alisando el camino para la partida de la ciudadela, cosa que no iba a tardar en realizar.
Cuando el sol comenzó a ponerse, Lyanna comenzó a prepararse para el viaje.
Dejó en un taburete cercano, el paquete con las bolsas de viaje y su ropa de viajero, inspeccionó su cuerpo en ropa interior, un gesto de vanidad, adolecencia y femineidad que no había sido borrado aun luego del golpe, y se preguntó si hubiera pasado mucho tiempo antes que Roman hubiera tomado su cuerpo.
Dejando de lado las divagaciones, abrió lentamente la cuerda del paquete con la ropa de viaje y comenzó a vestirse. Una camisa de hombre blanca, ahora ajustada a sus medias, seguida de una chaqueta de cuero color marron oscuro, todavía olía al tanino usado en su fabricación, cubría su torso. La parte inferior de su cuerpo comenzando de la cintura hacia abajo la seguían un pantalon que mezclaba tela y cuero, ambas de marron oscuro. Completando su vestimenta de viaje, un cinto ajustaba el pantalón, colgando del mismo, una vaina donde iba colocada la espada. Como toque final de elegancia, se colocó una capa color verde oscuro, con capucha, que la cubriría de las inclemencias del clima. Finalmente se ajustó las correas de la bolsa de viaje, con las provisiones dentro y colgando de la bolsa, una pequeña tienda para acampar. Ya estaba lista para irse de la ciudadela, en el camino, decidió visitar nuevamente al maestro arcano Khen, para ver como estaba.
Golpeó dos veces la puerta del claustro, pero nadie respondía, golpeó dos veces mas, y la puerta lentamente se abrió. El lugar, aunque oscuro, era obviamente un desastre, cosas rotas por doquier y un olor podrido inundaba el lugar. -"¿Maestro?" preguntó inocentemente Lyanna.
La silueta oscura del maestro arcano Khen la observaba desde una ventana.
-"Siempre fuiste condecendiente con los que sufrian ¿Cierto?" la voz sin expresión de Khen penetró en los oidos de Lyanna como una brisa helada, que la hicieron tiritar.
-"Solo con quienes merecen una nueva oportunidad" dijo Lyanna firmemente.
-"Oportunidad, ja... la mía se terminó hace tiempo, no hay mas oportunidades para alguien como yo, solo fundirme con la tierra." acercandose lentamente hacia la elfa, Khen comenzó a quitarse la camisa.
-"Siempre hay esperanza y oportunidades para quien desee vivir" la voz se tornó un tanto dudosa y parte de su concentración hizo que apoyara su mano en la empuñadura de la espada. La figura de Khen apareció claramente ante sus ojos, y claramente, se dió cuenta, Khen ahora era un muerto viviente.
El zombie de Khen se abalanzó rapidamente sobre Lyanna intentando dislocarle el cuello. Lyanna rodó rapidamente por el suelo y desenvainó su espada, apuntandolo.
La mirada de la elfa ya no era de compasión y bondad, era de rencor y odio, no había cosa en el mundo mas que odiara que los muertos vivientes, productos de la desviación magica mas corrupta que era la nigromancia. No esperó que el zombie volviera a atacar, tomando la empuñadura con ambas manos, lanzó un grito y balanceó rapidamente la espada en forma de medialuna horizontal intentando cortar el cuello del zombie, el golpe fue certero pero no letal, dejando la cabeza del zombie colgando de un hilo de carne. Era asqueroso, del cuello supuraba una baba color verde. Dejando de lado toda lección pacifista sobre la magia, lanzó un Golpe de Viento sobre el zombie para terminarlo, al ser golpeado, el pequeño hilo de carne del zombie, se desprendió, su cabeza cayó y rodó por el suelo, mientras el cuerpo de Khen se desplomaba y caía cual marioneta que sus hilos habian sido cortados.
Fue un tanto dificil asimilar para Lyanna que no habia matado al maestro, sinó a los restos animados de este, también le costó recomponerse de la ira irracional innata que tenía hacia los zombies.
Podría haberse pasado horas pensando en eso, pero fue interrumpida debido a un aplauso intermitente en la oscuridad. La figura de un elfo oscuro apareció por la ventana. -"Felicitaciones, has matado, ¿no se siente glorioso?" dijo mofandose el elfo oscuro.
Lyanna volvió a ponerse en posición de combate: -"Mejor dicho, he desanimado lo que muerto estaba y ahora has animado."
El elfo entró por la venta y de un salto se puso frente a ella: -"Meros detalles, el hecho es que el viejo ahora tiene su merecido."
La elfa balanceó la espada y la colocó frente a ella, esperando detener un posible golpe. Tensó los mus****s de las piernas y plantó bien sus talones en el suelo: -"Claramente, solo es guerra, ¿no?"
El elfo oscuro desenvainó rapidamente su espada y lanzó una estocada de prueba hacia Lyanna, quien la paró con exito, sonriendo, la felicitó y desenvainó arteramente una daga y se la clavó debajo de la cuarta costilla. Lo que ocasionó que perdiera fuerza en el brazo que sostenía su espada, dejando la resistencia libre, el elfo oscuro bajó completamente la espada y por pocos milimetros no hirió nuevamente a Lyanna. Lanzandose hacia atras, la elfa se quitó la daga y la lanzó al suelo, tomandose la herida.
-"Tienes agallas para combatir contra lo que no puedes ganar" el elfo se lanzó nuevamente contra Lyanna realizando un ataque frontal con la espada, intentando cortarla a la mitad, realizando una pirueta, la elfa dejó atras el filo, que se clavó en el suelo de ceramica, haciendolo romper, lanzando algunos escombros a la cara del elfo. Aprovechando esa oportunidad, Lyanna, lanzó nuevamente un Golpe de Viento, que tomó por sorpresa al elfo oscuro quien luego de ser golpeado, chocó contra una pared y fue golpeado por una estanteria, dejandolo inconciente.
Sin ahondar en detalles sobre el estado del elfo oscuro, Lyanna salió del claustro y avisó a la milicia sobre el elfo oscuro inconciente. Cuando terminó de avisar, comenzó a caminar y perderse entre los arboles y el bosque. Su maestro y su amor habían muerto en el lapso de dos días, pensó que quedarse en la ciudadela causaría mas muertes, un conjuro de Auto Curación cerró la herida a la perfección.
Luego de siete horas de caminata, comenzó a sentir hambre, sed y sus piernas estaban cansadas. Acampó cerca de las ruinas elficas, y bajo la luna y la brisa del bosque comenzó a dormitar. Mientras tanto, alguien la observaba desde las sombras.
Con lagrimas en los ojos Lyanna gritó: "¡Ya! ¡Dejame pasar!", intentó forcejear del maestro arcano Khen. El maestro dió un paso atrás y luego se abalanzó sobre Lyanna tomandola de las muñecas y levantando en alto sus brazos, dejandola vulnerable y a su merced.
El maestro arcano Khen perteneció hace tiempo a los batallones que vieron a los humanos convertirse en sus enemigos. La cuenca del ojo derecho vacío y una cortada de lado a lado en el abdomen le recordaban el momento de la traición.
Tomó unos segundos para observar de pies a cabeza a su presa, una joven elfa, de cabellos rubios, adolecente radiante, buena proporción de su cuerpo. Apretó las muñecas de la elfa para hacerla gemir del dolor, cuando lo hizo, cerró los ojos, deleitandose por la consecuencia de su acción. Luego le sonrió y movió la cabeza en un gesto lento de negación: "¿Sabes cuantas como tú llegan a mi claustro? ¿Sabes cuantas buenas estudiantes he dejado ir sin las lecciones terminadas?"
La elfa con mas lagrimas en sus ojos miró por arriba del hombro de Khen, un muchacho humano, tambien en su adolecencia, rondando los 16 años, yacía tendido en el suelo, sangrando, debido a una Homunculus en su abdomen, producto de Khen.
Luego, la mirada de rabia volvió a los ojos de Lyanna y le dijo: "¡Pues porque tus lecciones están mal! ¡Infundes el odio entre los humanos y los elfos de la luz!"
La oratoria de la elfa fue interrumpida bruscamente por una bofetada fuerte de Khen que hizo doblarle el rostro, cuando recuperó la postura de su rostro, de frente observaba la arrugada, amarga y tuerta cara de Khen, quien con aliento nauseabundo le gritaba, expulsando baba: "¡Porque la magia es lo unico que te salvará! ¡La magia es tu fuente de ofensa! ¡Debes canalizarla contra quienes ofendieron a nuestra raza! ¡Debes matarlos a todos! ¡Ellos asesinaron a tus padres!"
El discurso efusivo de Khen hizo olvidarle de sostener fuertemente a la elfa, quien sin perder tiempo, abofeteó al maestro arcano, dos veces, enojada lo miró y con la voz casi quebrada respondió: "Mis padres murieron luchando contra los orcos, no contra los humanos, intentando recuperar la paz y defender a la Madre Arbol."
La puja continuó, y Khen volvió a golpear a Lyanna, desestabilizandola y haciendola trastabillar, cayendo sobre la alfombra del claustro, mirandola con una mirada sobradora le dijo: "Solo estoy haciendo esto porque tus padres me dejaron el suficiente Adena para tu educación, sino estarías fuera de aquí, hace tiempo, solo es mi deuda de sangre hacia ellos."
Tratandose de recuperar, Lyanna se apoyó en sus codos y le dijo: "¡Quedate con el Adena! ¡Si eso es lo unico que te importa! ¡Dejame ir! ¡Dejame vivir! ¡Es mi decisión con quien me junto!"
El maestro arcano Khen se lanzó sobre Lyanna y la inmovilizó en el suelo, el ojo que aun conservaba se llenó de ira, maldad y lujuria, la respiración se habia comenzado a agitar, y empezaba a traspirar mas que nunca, y con su voz cargada de rencores le dijo: "Tu quieres experimentar lo que han sufrido las martires de Eva en los campos de batalla... pues... aquí va, no te preocupes, seré gentil.", y así golpeando nuevamente a Lyanna, la dejó conciente, pero sin fuerzas. Khen comenzó a bajar sus manos hasta el pecho de la elfa, mientras lentamente se relamía, comenzó a desabotonar la camisa de aprendiz de Lyanna.
Sin mucha esperanza de evitar lo que le iba a suceder, Lyanna comenzó a realizar una suplica silenciosa a la Madre Arbol:
"Madre Arbol que guias nuestro destino, Madre Arbol que vives en los corazones,
de los elfos de la luz y criaturas buenas. Demuestra tu sabiduría y compasión ante mi enemigo, que confundido por la sangre derramada intenta corromper a esta fiel servidora vestal" El humano adolecente, sintió que sus heridas comenzaban a cerrar y las fuerzas volvían a él, lentamente comenzó a quitarse la Homunculus de su abdomen, reprimiendo los espasmos de dolor, logró hacerlo, apoyandose en ella, y aun jadeando desafió al maestro arcano: "¡Elfo que osais manchar las virtudes de indefensas buscadoras de paz, ven ante mi y enfrentadme en combate justo!"
Lentamente Khen se dió vuelta y se sintió sorprendido, el lograba vislumbrar un aura de santidad, tal vez de la misma Eva, sobre el humano. ¿Como podía ser eso? ¿Un humano bajo la gracia de la diosa de los elfos de la luz? ¿Los tiempos estaban volviendose locos? ¿Acaso Eva había perdido la cordura?. Rapidamente quitó su daga del cinto e intentó atacar al humano, confiando que sus heridas aun sangrantes le impedirían ser lo suficientemente rapido de detenerlo.
Pero el humano levantó la Homunculus en alto y esperó la embestida de Khen, quien quedando a mercerd del adolecente, recibió un corte diagonal en la espalda que lo desestabilizó e hizo caer al suelo, aullando del dolor.
Lyanna se levantó rapidamente y observó al humano y exclamó con lagrimas en los ojos: "¡Roman! ¡Roman!". Roman le sonrió radiantemente, para luego comenzar a trastabillar y comenzar a caer al suelo. La elfa corrió y lo tuvo entre brazos:
Lyanna: "¡Roman! ¡Roman! ¡No te me vayas Roman!"
Roman: [sonriendole] "¿Tu crees aunque sea algo de lo que el elfo ese ha dicho?
Lyanna: "¡No! ¡Por supuesto que no!"
Roman: "Algo deberías creerle, todos sufrimos las consecuencias de nuestros pecados. Y si esto ha sido la consecuencia, oh destino tragico ha de ser, pero lo aceptaré"
Lyanna: "¡Por Eva, Roman!, no te rindas, ¡Tienes mucho por lo que vivir!. Yo... si tu te vas... yo... yo... ¡No sabré lo que hacer!"
Lyanna abrazó fuertemente a Roman y apoyó su cabeza en su hombro, llorando fuertemente. Roman colocó su mano en los dorados cabellos de Lyanna y confortandola los acarició levemente, luego bajó su mano hacia el menton y la hizo mirarlo de frente: "Mi amada Lyanna, una historia no puede ser sellada sin el beso de despedida". Los labios de Roman se posaron tiernamente en los de Lyanna, y ambos cerraron los ojos, guardando ese momento para siempre, que hubieran gustado, que fuera la eternidad. Roman la miró nuevamente: "Adios, mi reina", y cerrando los ojos la vida se le escapó de su ser.
La elfa, con el cuerpo en brazos, lo observó detenidamente, consertanada, shockeada, no podía creer que en sus brazos tenía el cuerpo de quien había amado desde su niñez. Buscaba en su corazón un apise de esperanza que le devolviera a su Roman a la vida, quería que todo fuera un mal sueño, y que al despertar, abrazada de Roman, el sol saliera en el horizonte.
El maestro Khen, lentamente se puso de pié, su semblante era aun mas amargo. Y observó a Lyanna, y oscamente solo logró decir: "Ya no tienes nada que hacer aquí".
Lyanna lo observó sin ninguna expresión y cargó el cuerpo de Roman.
La puerta del claustro estaba casi entreabierta cuando Khen solo dijo: "Al final , el enemigo de un elfo, es otro elfo". Lyanna dio vuelta su cabeza, lo miró por un rato largo, asintió con la cabeza y le dijo: "Algo has aprendido hoy...", y terminó de abrir la puerta y salr. Ya afuera, ante ella se alzaba el arbol de la Madre Arbol.
Se quedó un rato largo observando el paisaje, con el cuerpo de Roman en brazos, y susurró al oido de este: "Disfrutalo amor, este momento es el ultimo", y una gota rodó por las mejillas de Lyanna para caer sobre los labios del cuerpo de Roman.
Dentro del claustro, se empezaron a oir gritos, lamentaciones y cosas que se rompían. Lyanna observó por la rendija de la ventana. Khen estaba rompiendo los tomos de magia, lanzando las bibliotecas, escritorios y gabinetes al suelo, golpeandolos con sus puños y con la Homunculus que había dejado en el suelo Roman al morir. Cuando ya nada quedaba por romper, otro grito lastimero y de rabia salió de la garganta de Khen, agarrandose tambien la frente con ambas palmas, y se lo escuchó decir: "¿Que sentido tiene la guerra si nos aleja de nuestros objetivos? ¿De verdad mi luz guia era el derramamiento de sangre? ¿Tan egoistas y bajos caimos los elfos de la luz que nos rebajamos al mismo nivel de una bestia asesina? ¿Acaso Eva me castiga por mi impureza? Les he fallado a los tres, a Kalas, a Keriia y a Lyanna." y luego de hablar solo, se lanzó a llorar liberando toda la pena que en su alma recidía.
Lyanna observó el hecho, y una pequeña mueca de alivio y felicidad se notaron en sus labios. Cargando el cuerpo de Roman, bajó hacia tierra virgen y cavó una fosa donde dejar el cuerpo. Luego de enterrarlo, pidió a Eva que tomara cargo de su alma, mientras ella, terminaba los asuntos terrenales.
Ahora debía llegar a Gludio, y notificarle a la familia de Roman, que él había fallecido, y nuevamente, enfrentar una dura prueba, que fortalecería su espiritu.
Capitulo II: Viajando a Gludio (1 / 2) - El ataque del caballero de Shilen (1 / 3)
Un nuevo sol se vislumbraba al horizonte en la ciudadela elfica, los primeros rayos de sol golpearon suavemente en los ojos de Lyanna, quien tendida bajo un arbol, con las manos en su vientre descansaba placidamente. Al abrirlos, ya había aceptado que Roman no estaba mas entre la gente viviente. Aun así, sonrió levemente, no podía hacer mas allí, era hora de preparar la bolsa de viaje.
-"Mis condolencias", esas palabras salían de la boca de todos los elfos comerciantes a los que visitaba. Y a todos debía mostrarle un halo de superioridad y superación, aunque dentro de ella se sentía como una pequeña mosca asustada, el pasado y la herencia de nobleza y fortaleza de corazón de su difunta familia le impedía derramar lagrimas en publico.
Por suerte, terminó antes de lo que esperaba, tenía la comida, solo pan y algo de queso, nada ostentoso, gustaba vivir sencillamente, las cantimploras con agua, de su padre había heredado un traje de viaje, que mandó a reacondicionar a sus medidas y una espada larga que había mandado a afilar hace poco.
Cargando todos los paquetes, se asombró que todo hubiera parecido estar en conjunción, y que todos los días anteriores a la muerte de Roman, estaban alisando el camino para la partida de la ciudadela, cosa que no iba a tardar en realizar.
Cuando el sol comenzó a ponerse, Lyanna comenzó a prepararse para el viaje.
Dejó en un taburete cercano, el paquete con las bolsas de viaje y su ropa de viajero, inspeccionó su cuerpo en ropa interior, un gesto de vanidad, adolecencia y femineidad que no había sido borrado aun luego del golpe, y se preguntó si hubiera pasado mucho tiempo antes que Roman hubiera tomado su cuerpo.
Dejando de lado las divagaciones, abrió lentamente la cuerda del paquete con la ropa de viaje y comenzó a vestirse. Una camisa de hombre blanca, ahora ajustada a sus medias, seguida de una chaqueta de cuero color marron oscuro, todavía olía al tanino usado en su fabricación, cubría su torso. La parte inferior de su cuerpo comenzando de la cintura hacia abajo la seguían un pantalon que mezclaba tela y cuero, ambas de marron oscuro. Completando su vestimenta de viaje, un cinto ajustaba el pantalón, colgando del mismo, una vaina donde iba colocada la espada. Como toque final de elegancia, se colocó una capa color verde oscuro, con capucha, que la cubriría de las inclemencias del clima. Finalmente se ajustó las correas de la bolsa de viaje, con las provisiones dentro y colgando de la bolsa, una pequeña tienda para acampar. Ya estaba lista para irse de la ciudadela, en el camino, decidió visitar nuevamente al maestro arcano Khen, para ver como estaba.
Golpeó dos veces la puerta del claustro, pero nadie respondía, golpeó dos veces mas, y la puerta lentamente se abrió. El lugar, aunque oscuro, era obviamente un desastre, cosas rotas por doquier y un olor podrido inundaba el lugar. -"¿Maestro?" preguntó inocentemente Lyanna.
La silueta oscura del maestro arcano Khen la observaba desde una ventana.
-"Siempre fuiste condecendiente con los que sufrian ¿Cierto?" la voz sin expresión de Khen penetró en los oidos de Lyanna como una brisa helada, que la hicieron tiritar.
-"Solo con quienes merecen una nueva oportunidad" dijo Lyanna firmemente.
-"Oportunidad, ja... la mía se terminó hace tiempo, no hay mas oportunidades para alguien como yo, solo fundirme con la tierra." acercandose lentamente hacia la elfa, Khen comenzó a quitarse la camisa.
-"Siempre hay esperanza y oportunidades para quien desee vivir" la voz se tornó un tanto dudosa y parte de su concentración hizo que apoyara su mano en la empuñadura de la espada. La figura de Khen apareció claramente ante sus ojos, y claramente, se dió cuenta, Khen ahora era un muerto viviente.
El zombie de Khen se abalanzó rapidamente sobre Lyanna intentando dislocarle el cuello. Lyanna rodó rapidamente por el suelo y desenvainó su espada, apuntandolo.
La mirada de la elfa ya no era de compasión y bondad, era de rencor y odio, no había cosa en el mundo mas que odiara que los muertos vivientes, productos de la desviación magica mas corrupta que era la nigromancia. No esperó que el zombie volviera a atacar, tomando la empuñadura con ambas manos, lanzó un grito y balanceó rapidamente la espada en forma de medialuna horizontal intentando cortar el cuello del zombie, el golpe fue certero pero no letal, dejando la cabeza del zombie colgando de un hilo de carne. Era asqueroso, del cuello supuraba una baba color verde. Dejando de lado toda lección pacifista sobre la magia, lanzó un Golpe de Viento sobre el zombie para terminarlo, al ser golpeado, el pequeño hilo de carne del zombie, se desprendió, su cabeza cayó y rodó por el suelo, mientras el cuerpo de Khen se desplomaba y caía cual marioneta que sus hilos habian sido cortados.
Fue un tanto dificil asimilar para Lyanna que no habia matado al maestro, sinó a los restos animados de este, también le costó recomponerse de la ira irracional innata que tenía hacia los zombies.
Podría haberse pasado horas pensando en eso, pero fue interrumpida debido a un aplauso intermitente en la oscuridad. La figura de un elfo oscuro apareció por la ventana. -"Felicitaciones, has matado, ¿no se siente glorioso?" dijo mofandose el elfo oscuro.
Lyanna volvió a ponerse en posición de combate: -"Mejor dicho, he desanimado lo que muerto estaba y ahora has animado."
El elfo entró por la venta y de un salto se puso frente a ella: -"Meros detalles, el hecho es que el viejo ahora tiene su merecido."
La elfa balanceó la espada y la colocó frente a ella, esperando detener un posible golpe. Tensó los mus****s de las piernas y plantó bien sus talones en el suelo: -"Claramente, solo es guerra, ¿no?"
El elfo oscuro desenvainó rapidamente su espada y lanzó una estocada de prueba hacia Lyanna, quien la paró con exito, sonriendo, la felicitó y desenvainó arteramente una daga y se la clavó debajo de la cuarta costilla. Lo que ocasionó que perdiera fuerza en el brazo que sostenía su espada, dejando la resistencia libre, el elfo oscuro bajó completamente la espada y por pocos milimetros no hirió nuevamente a Lyanna. Lanzandose hacia atras, la elfa se quitó la daga y la lanzó al suelo, tomandose la herida.
-"Tienes agallas para combatir contra lo que no puedes ganar" el elfo se lanzó nuevamente contra Lyanna realizando un ataque frontal con la espada, intentando cortarla a la mitad, realizando una pirueta, la elfa dejó atras el filo, que se clavó en el suelo de ceramica, haciendolo romper, lanzando algunos escombros a la cara del elfo. Aprovechando esa oportunidad, Lyanna, lanzó nuevamente un Golpe de Viento, que tomó por sorpresa al elfo oscuro quien luego de ser golpeado, chocó contra una pared y fue golpeado por una estanteria, dejandolo inconciente.
Sin ahondar en detalles sobre el estado del elfo oscuro, Lyanna salió del claustro y avisó a la milicia sobre el elfo oscuro inconciente. Cuando terminó de avisar, comenzó a caminar y perderse entre los arboles y el bosque. Su maestro y su amor habían muerto en el lapso de dos días, pensó que quedarse en la ciudadela causaría mas muertes, un conjuro de Auto Curación cerró la herida a la perfección.
Luego de siete horas de caminata, comenzó a sentir hambre, sed y sus piernas estaban cansadas. Acampó cerca de las ruinas elficas, y bajo la luna y la brisa del bosque comenzó a dormitar. Mientras tanto, alguien la observaba desde las sombras.
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