Announcement

Collapse
No announcement yet.

Lyanna Ancalime

Collapse
X
 
  • Filter
  • Time
  • Show
Clear All
new posts

  • Lyanna Ancalime

    Capitulo I: La discución con el maestro arcano Khen.

    Con lagrimas en los ojos Lyanna gritó: "¡Ya! ¡Dejame pasar!", intentó forcejear del maestro arcano Khen. El maestro dió un paso atrás y luego se abalanzó sobre Lyanna tomandola de las muñecas y levantando en alto sus brazos, dejandola vulnerable y a su merced.

    El maestro arcano Khen perteneció hace tiempo a los batallones que vieron a los humanos convertirse en sus enemigos. La cuenca del ojo derecho vacío y una cortada de lado a lado en el abdomen le recordaban el momento de la traición.
    Tomó unos segundos para observar de pies a cabeza a su presa, una joven elfa, de cabellos rubios, adolecente radiante, buena proporción de su cuerpo. Apretó las muñecas de la elfa para hacerla gemir del dolor, cuando lo hizo, cerró los ojos, deleitandose por la consecuencia de su acción. Luego le sonrió y movió la cabeza en un gesto lento de negación: "¿Sabes cuantas como tú llegan a mi claustro? ¿Sabes cuantas buenas estudiantes he dejado ir sin las lecciones terminadas?"

    La elfa con mas lagrimas en sus ojos miró por arriba del hombro de Khen, un muchacho humano, tambien en su adolecencia, rondando los 16 años, yacía tendido en el suelo, sangrando, debido a una Homunculus en su abdomen, producto de Khen.
    Luego, la mirada de rabia volvió a los ojos de Lyanna y le dijo: "¡Pues porque tus lecciones están mal! ¡Infundes el odio entre los humanos y los elfos de la luz!"
    La oratoria de la elfa fue interrumpida bruscamente por una bofetada fuerte de Khen que hizo doblarle el rostro, cuando recuperó la postura de su rostro, de frente observaba la arrugada, amarga y tuerta cara de Khen, quien con aliento nauseabundo le gritaba, expulsando baba: "¡Porque la magia es lo unico que te salvará! ¡La magia es tu fuente de ofensa! ¡Debes canalizarla contra quienes ofendieron a nuestra raza! ¡Debes matarlos a todos! ¡Ellos asesinaron a tus padres!"
    El discurso efusivo de Khen hizo olvidarle de sostener fuertemente a la elfa, quien sin perder tiempo, abofeteó al maestro arcano, dos veces, enojada lo miró y con la voz casi quebrada respondió: "Mis padres murieron luchando contra los orcos, no contra los humanos, intentando recuperar la paz y defender a la Madre Arbol."
    La puja continuó, y Khen volvió a golpear a Lyanna, desestabilizandola y haciendola trastabillar, cayendo sobre la alfombra del claustro, mirandola con una mirada sobradora le dijo: "Solo estoy haciendo esto porque tus padres me dejaron el suficiente Adena para tu educación, sino estarías fuera de aquí, hace tiempo, solo es mi deuda de sangre hacia ellos."
    Tratandose de recuperar, Lyanna se apoyó en sus codos y le dijo: "¡Quedate con el Adena! ¡Si eso es lo unico que te importa! ¡Dejame ir! ¡Dejame vivir! ¡Es mi decisión con quien me junto!"
    El maestro arcano Khen se lanzó sobre Lyanna y la inmovilizó en el suelo, el ojo que aun conservaba se llenó de ira, maldad y lujuria, la respiración se habia comenzado a agitar, y empezaba a traspirar mas que nunca, y con su voz cargada de rencores le dijo: "Tu quieres experimentar lo que han sufrido las martires de Eva en los campos de batalla... pues... aquí va, no te preocupes, seré gentil.", y así golpeando nuevamente a Lyanna, la dejó conciente, pero sin fuerzas. Khen comenzó a bajar sus manos hasta el pecho de la elfa, mientras lentamente se relamía, comenzó a desabotonar la camisa de aprendiz de Lyanna.
    Sin mucha esperanza de evitar lo que le iba a suceder, Lyanna comenzó a realizar una suplica silenciosa a la Madre Arbol:


    "Madre Arbol que guias nuestro destino, Madre Arbol que vives en los corazones,
    de los elfos de la luz y criaturas buenas. Demuestra tu sabiduría y compasión ante mi enemigo, que confundido por la sangre derramada intenta corromper a esta fiel servidora vestal" El humano adolecente, sintió que sus heridas comenzaban a cerrar y las fuerzas volvían a él, lentamente comenzó a quitarse la Homunculus de su abdomen, reprimiendo los espasmos de dolor, logró hacerlo, apoyandose en ella, y aun jadeando desafió al maestro arcano: "¡Elfo que osais manchar las virtudes de indefensas buscadoras de paz, ven ante mi y enfrentadme en combate justo!"
    Lentamente Khen se dió vuelta y se sintió sorprendido, el lograba vislumbrar un aura de santidad, tal vez de la misma Eva, sobre el humano. ¿Como podía ser eso? ¿Un humano bajo la gracia de la diosa de los elfos de la luz? ¿Los tiempos estaban volviendose locos? ¿Acaso Eva había perdido la cordura?. Rapidamente quitó su daga del cinto e intentó atacar al humano, confiando que sus heridas aun sangrantes le impedirían ser lo suficientemente rapido de detenerlo.
    Pero el humano levantó la Homunculus en alto y esperó la embestida de Khen, quien quedando a mercerd del adolecente, recibió un corte diagonal en la espalda que lo desestabilizó e hizo caer al suelo, aullando del dolor.

    Lyanna se levantó rapidamente y observó al humano y exclamó con lagrimas en los ojos: "¡Roman! ¡Roman!". Roman le sonrió radiantemente, para luego comenzar a trastabillar y comenzar a caer al suelo. La elfa corrió y lo tuvo entre brazos:

    Lyanna: "¡Roman! ¡Roman! ¡No te me vayas Roman!"
    Roman: [sonriendole] "¿Tu crees aunque sea algo de lo que el elfo ese ha dicho?
    Lyanna: "¡No! ¡Por supuesto que no!"
    Roman: "Algo deberías creerle, todos sufrimos las consecuencias de nuestros pecados. Y si esto ha sido la consecuencia, oh destino tragico ha de ser, pero lo aceptaré"
    Lyanna: "¡Por Eva, Roman!, no te rindas, ¡Tienes mucho por lo que vivir!. Yo... si tu te vas... yo... yo... ¡No sabré lo que hacer!"

    Lyanna abrazó fuertemente a Roman y apoyó su cabeza en su hombro, llorando fuertemente. Roman colocó su mano en los dorados cabellos de Lyanna y confortandola los acarició levemente, luego bajó su mano hacia el menton y la hizo mirarlo de frente: "Mi amada Lyanna, una historia no puede ser sellada sin el beso de despedida". Los labios de Roman se posaron tiernamente en los de Lyanna, y ambos cerraron los ojos, guardando ese momento para siempre, que hubieran gustado, que fuera la eternidad. Roman la miró nuevamente: "Adios, mi reina", y cerrando los ojos la vida se le escapó de su ser.
    La elfa, con el cuerpo en brazos, lo observó detenidamente, consertanada, shockeada, no podía creer que en sus brazos tenía el cuerpo de quien había amado desde su niñez. Buscaba en su corazón un apise de esperanza que le devolviera a su Roman a la vida, quería que todo fuera un mal sueño, y que al despertar, abrazada de Roman, el sol saliera en el horizonte.

    El maestro Khen, lentamente se puso de pié, su semblante era aun mas amargo. Y observó a Lyanna, y oscamente solo logró decir: "Ya no tienes nada que hacer aquí".
    Lyanna lo observó sin ninguna expresión y cargó el cuerpo de Roman.
    La puerta del claustro estaba casi entreabierta cuando Khen solo dijo: "Al final , el enemigo de un elfo, es otro elfo". Lyanna dio vuelta su cabeza, lo miró por un rato largo, asintió con la cabeza y le dijo: "Algo has aprendido hoy...", y terminó de abrir la puerta y salr. Ya afuera, ante ella se alzaba el arbol de la Madre Arbol.
    Se quedó un rato largo observando el paisaje, con el cuerpo de Roman en brazos, y susurró al oido de este: "Disfrutalo amor, este momento es el ultimo", y una gota rodó por las mejillas de Lyanna para caer sobre los labios del cuerpo de Roman.

    Dentro del claustro, se empezaron a oir gritos, lamentaciones y cosas que se rompían. Lyanna observó por la rendija de la ventana. Khen estaba rompiendo los tomos de magia, lanzando las bibliotecas, escritorios y gabinetes al suelo, golpeandolos con sus puños y con la Homunculus que había dejado en el suelo Roman al morir. Cuando ya nada quedaba por romper, otro grito lastimero y de rabia salió de la garganta de Khen, agarrandose tambien la frente con ambas palmas, y se lo escuchó decir: "¿Que sentido tiene la guerra si nos aleja de nuestros objetivos? ¿De verdad mi luz guia era el derramamiento de sangre? ¿Tan egoistas y bajos caimos los elfos de la luz que nos rebajamos al mismo nivel de una bestia asesina? ¿Acaso Eva me castiga por mi impureza? Les he fallado a los tres, a Kalas, a Keriia y a Lyanna." y luego de hablar solo, se lanzó a llorar liberando toda la pena que en su alma recidía.

    Lyanna observó el hecho, y una pequeña mueca de alivio y felicidad se notaron en sus labios. Cargando el cuerpo de Roman, bajó hacia tierra virgen y cavó una fosa donde dejar el cuerpo. Luego de enterrarlo, pidió a Eva que tomara cargo de su alma, mientras ella, terminaba los asuntos terrenales.
    Ahora debía llegar a Gludio, y notificarle a la familia de Roman, que él había fallecido, y nuevamente, enfrentar una dura prueba, que fortalecería su espiritu.

    Capitulo II: Viajando a Gludio (1 / 2) - El ataque del caballero de Shilen (1 / 3)

    Un nuevo sol se vislumbraba al horizonte en la ciudadela elfica, los primeros rayos de sol golpearon suavemente en los ojos de Lyanna, quien tendida bajo un arbol, con las manos en su vientre descansaba placidamente. Al abrirlos, ya había aceptado que Roman no estaba mas entre la gente viviente. Aun así, sonrió levemente, no podía hacer mas allí, era hora de preparar la bolsa de viaje.
    -"Mis condolencias", esas palabras salían de la boca de todos los elfos comerciantes a los que visitaba. Y a todos debía mostrarle un halo de superioridad y superación, aunque dentro de ella se sentía como una pequeña mosca asustada, el pasado y la herencia de nobleza y fortaleza de corazón de su difunta familia le impedía derramar lagrimas en publico.

    Por suerte, terminó antes de lo que esperaba, tenía la comida, solo pan y algo de queso, nada ostentoso, gustaba vivir sencillamente, las cantimploras con agua, de su padre había heredado un traje de viaje, que mandó a reacondicionar a sus medidas y una espada larga que había mandado a afilar hace poco.
    Cargando todos los paquetes, se asombró que todo hubiera parecido estar en conjunción, y que todos los días anteriores a la muerte de Roman, estaban alisando el camino para la partida de la ciudadela, cosa que no iba a tardar en realizar.

    Cuando el sol comenzó a ponerse, Lyanna comenzó a prepararse para el viaje.
    Dejó en un taburete cercano, el paquete con las bolsas de viaje y su ropa de viajero, inspeccionó su cuerpo en ropa interior, un gesto de vanidad, adolecencia y femineidad que no había sido borrado aun luego del golpe, y se preguntó si hubiera pasado mucho tiempo antes que Roman hubiera tomado su cuerpo.
    Dejando de lado las divagaciones, abrió lentamente la cuerda del paquete con la ropa de viaje y comenzó a vestirse. Una camisa de hombre blanca, ahora ajustada a sus medias, seguida de una chaqueta de cuero color marron oscuro, todavía olía al tanino usado en su fabricación, cubría su torso. La parte inferior de su cuerpo comenzando de la cintura hacia abajo la seguían un pantalon que mezclaba tela y cuero, ambas de marron oscuro. Completando su vestimenta de viaje, un cinto ajustaba el pantalón, colgando del mismo, una vaina donde iba colocada la espada. Como toque final de elegancia, se colocó una capa color verde oscuro, con capucha, que la cubriría de las inclemencias del clima. Finalmente se ajustó las correas de la bolsa de viaje, con las provisiones dentro y colgando de la bolsa, una pequeña tienda para acampar. Ya estaba lista para irse de la ciudadela, en el camino, decidió visitar nuevamente al maestro arcano Khen, para ver como estaba.

    Golpeó dos veces la puerta del claustro, pero nadie respondía, golpeó dos veces mas, y la puerta lentamente se abrió. El lugar, aunque oscuro, era obviamente un desastre, cosas rotas por doquier y un olor podrido inundaba el lugar. -"¿Maestro?" preguntó inocentemente Lyanna.
    La silueta oscura del maestro arcano Khen la observaba desde una ventana.
    -"Siempre fuiste condecendiente con los que sufrian ¿Cierto?" la voz sin expresión de Khen penetró en los oidos de Lyanna como una brisa helada, que la hicieron tiritar.
    -"Solo con quienes merecen una nueva oportunidad" dijo Lyanna firmemente.
    -"Oportunidad, ja... la mía se terminó hace tiempo, no hay mas oportunidades para alguien como yo, solo fundirme con la tierra." acercandose lentamente hacia la elfa, Khen comenzó a quitarse la camisa.
    -"Siempre hay esperanza y oportunidades para quien desee vivir" la voz se tornó un tanto dudosa y parte de su concentración hizo que apoyara su mano en la empuñadura de la espada. La figura de Khen apareció claramente ante sus ojos, y claramente, se dió cuenta, Khen ahora era un muerto viviente.
    El zombie de Khen se abalanzó rapidamente sobre Lyanna intentando dislocarle el cuello. Lyanna rodó rapidamente por el suelo y desenvainó su espada, apuntandolo.
    La mirada de la elfa ya no era de compasión y bondad, era de rencor y odio, no había cosa en el mundo mas que odiara que los muertos vivientes, productos de la desviación magica mas corrupta que era la nigromancia. No esperó que el zombie volviera a atacar, tomando la empuñadura con ambas manos, lanzó un grito y balanceó rapidamente la espada en forma de medialuna horizontal intentando cortar el cuello del zombie, el golpe fue certero pero no letal, dejando la cabeza del zombie colgando de un hilo de carne. Era asqueroso, del cuello supuraba una baba color verde. Dejando de lado toda lección pacifista sobre la magia, lanzó un Golpe de Viento sobre el zombie para terminarlo, al ser golpeado, el pequeño hilo de carne del zombie, se desprendió, su cabeza cayó y rodó por el suelo, mientras el cuerpo de Khen se desplomaba y caía cual marioneta que sus hilos habian sido cortados.
    Fue un tanto dificil asimilar para Lyanna que no habia matado al maestro, sinó a los restos animados de este, también le costó recomponerse de la ira irracional innata que tenía hacia los zombies.

    Podría haberse pasado horas pensando en eso, pero fue interrumpida debido a un aplauso intermitente en la oscuridad. La figura de un elfo oscuro apareció por la ventana. -"Felicitaciones, has matado, ¿no se siente glorioso?" dijo mofandose el elfo oscuro.
    Lyanna volvió a ponerse en posición de combate: -"Mejor dicho, he desanimado lo que muerto estaba y ahora has animado."
    El elfo entró por la venta y de un salto se puso frente a ella: -"Meros detalles, el hecho es que el viejo ahora tiene su merecido."
    La elfa balanceó la espada y la colocó frente a ella, esperando detener un posible golpe. Tensó los mus****s de las piernas y plantó bien sus talones en el suelo: -"Claramente, solo es guerra, ¿no?"
    El elfo oscuro desenvainó rapidamente su espada y lanzó una estocada de prueba hacia Lyanna, quien la paró con exito, sonriendo, la felicitó y desenvainó arteramente una daga y se la clavó debajo de la cuarta costilla. Lo que ocasionó que perdiera fuerza en el brazo que sostenía su espada, dejando la resistencia libre, el elfo oscuro bajó completamente la espada y por pocos milimetros no hirió nuevamente a Lyanna. Lanzandose hacia atras, la elfa se quitó la daga y la lanzó al suelo, tomandose la herida.
    -"Tienes agallas para combatir contra lo que no puedes ganar" el elfo se lanzó nuevamente contra Lyanna realizando un ataque frontal con la espada, intentando cortarla a la mitad, realizando una pirueta, la elfa dejó atras el filo, que se clavó en el suelo de ceramica, haciendolo romper, lanzando algunos escombros a la cara del elfo. Aprovechando esa oportunidad, Lyanna, lanzó nuevamente un Golpe de Viento, que tomó por sorpresa al elfo oscuro quien luego de ser golpeado, chocó contra una pared y fue golpeado por una estanteria, dejandolo inconciente.

    Sin ahondar en detalles sobre el estado del elfo oscuro, Lyanna salió del claustro y avisó a la milicia sobre el elfo oscuro inconciente. Cuando terminó de avisar, comenzó a caminar y perderse entre los arboles y el bosque. Su maestro y su amor habían muerto en el lapso de dos días, pensó que quedarse en la ciudadela causaría mas muertes, un conjuro de Auto Curación cerró la herida a la perfección.
    Luego de siete horas de caminata, comenzó a sentir hambre, sed y sus piernas estaban cansadas. Acampó cerca de las ruinas elficas, y bajo la luna y la brisa del bosque comenzó a dormitar. Mientras tanto, alguien la observaba desde las sombras.

  • #2
    Re: Lyanna Ancalime

    Capitulo II Acto II: - El ataque del caballero de Shilen (2 / 3)

    Un sudor frío recorrió la espalda de la elfa haciendola despertar del profundo sueño, instintivamente se agachó en el momento justo que dos hojas afiladas salieron del arbol en dirección a ella, quienes no alcanzaron a su objetivo.
    Rodando por el suelo Lyanna desenvainó su espada y comenzó a buscar su objetivo mientras lentamente se levantaba. El arbol presentaba las marcas de un corte, pero no se veía nada mas. Un chasquido se escuchó, identificó claramente que provenía de una ballesta, pero no pudo precisar desde donde provenía exactamente, lo que la dejó en desventaja y prontamente un dardo se clavó en su hombro izquierdo. Sintió en el hombro un calor, seguido de un entumesimiento, y frio, el dardo estaba envenenado con una mezcla de veneno de araña, encantado con un hechizo de sueño. Lyanna ya conocía este veneno, y sabía como contrarestarlo, comenzó a conjurar un Curar Veneno sobre ella misma, pero fue interrumpido por un golpe de puño metalico en la mejilla derecha, que la hizo caer al suelo, soltando su arma.
    La figura del elfo oscuro que había dejado en el claustro se apareció ante ella, sonriente y amenazante. La elfa, sin pensarlo mas, dio un salto y comenzó a correr en dirección contraria al elfo oscuro, con el fin de escapar, el andar torpe debido al veneno, la somnoloencia y el golpe de puño le dieron una ventaja al elfo, que lanzó un ataque certero realizando un corte superficial en forma de X por toda la espalda. El grito, casi llanto de dolor de Lyanna, seguido de un salto de dolor, la hicieron caer al suelo nuevamente, jadeando del dolor, asustada y con lagrimas en los ojos, su suerte parecía haberse acabado, tal vez nunca llegaría a Gludio, y nunca los familiares de Roman sabrían de su muerte, tal vez era lo mejor, tal vez ella debía cargar el peso de la pena en vez de los demas.
    El elfo oscuro comenzó a lanzar una carcajada: "Parece que la alumna ejemplar se quedó sin recursos, por mas que seas una estudiante modelo, eres una perra de la luz, será mejor que termine contigo antes que te pongas fea por el miedo"
    Lyanna no lo miró, pero dijo: "Bien, matame.". El elfo oscuro la miró desconcertado: "¿Quieres que te mate?". Lyanna lo desafió nuevamente: "Si, hazlo.". El elfo levantó sus armas para realizar el ataque, pero las mantuvo en alto y la contempló, luego hizo una muesca de molestia e impotencia: "Asi no es como debería funcionar, deberías estar suplicando piedad, con miedo, si la victima se rinde tan facil, no tiene sentido.".
    Lyanna rió luego de tocer: "Entonces no me mates." El elfo rió: "¿Es eso una suplica desesperada?". La elfa lo miró: "No, solo te estoy dando tus opciones, o me matas, o no me matas, tu solo lo interpretas de la manera que te guste".

    El efecto del veneno y la somnolencia habia terminado, aprovechando el nuevo desconcierto del elfo, realizó una zancadilla y lo derribó, el elfo dejó caer sus espadas, luego se curó con un hechizo de Auto Curarse y sin perder tiempo lanzó un puntapié a la cara del elfo, tomó las armas del elfo, y atinó a matarlo, pero la bondad en el corazón de Lyanna no le permitía asesinar a un ser vivo, menos aun si estaba indefenso, pero no podía dejar que se levantara y la persiguiera nuevamente, así que tomó una de las espadas y la hundió en el hombro izquierdo, el elfo gritó de dolor e instintivamente intentó con el brazo derecho, quitarsela, eso era lo que Lyanna esperaba, así que volvió a arremeter con la otra espada, hundiendola en el dorso de la mano derecha, atravesando nuevamente el hombro izquierdo. El elfo ahora inmovilizado en el suelo miró a la elfa. asustado pidió piedad. Lyanna lo miró y dijo: "¿Y que crees que es esto?", lo ultimo que el elfo vió fue la suela de las marrones botas de Lyanna precipitarse contra su tabique.

    Con el elfo oscuro ahora inconciente, y sin tiempo que perder, recuperó su espada del suelo, y dejó el campamento armado, debía correr si quería llegar a Gludio esa semana, demasiada sangre se había derramado esa noche y la conciencia le iba a pesar, pero era una situación de vida o muerte. Suplicando a Eva que no haya mas de esos encuentros, corrió.
    Luego de días de caminar, por fin vió un punto en el horizonte, era Gludio, el viaje ya casi terminaba.

    Capitulo II Acto III: Viajando a Gludio (2 / 2) - El Ataque del caballero de Shilen (3 / 3)

    El olor de los arboles ya empezaba a debilitarse cuan mas se acercaba a la ciudad de Gludio, la piedra aun siendo un recurso natural que la madre Eva habia puesto en el mundo, la formación perfecta delimitando un territorio, lo convertía en algo artificial, sin vida. Humanos con lanzas apostados en las puertas cargando pesadas armaduras e imponentes lanzas escrutan a cada persona que entra o sale de la ciudad, increiblemente en esa ciudad, parece un santuario para todas las razas, algo que nunca había pensado ver mas allá de su relación con Roman. Por el rabillo del ojo dio cuenta de una elfa oscura besandose con un elfo de luz en un callejon oscuro, lejos de la vista popular ¿Que tan errado estaba el mundo de luchar una guerra entre ellos mismos cuando no todos los congeneres estan en acuerdo con ella?. Mientras pensaba eso, en la plaza principal un enano arrugado y barbudo se aprestaba a abrir su tienda, mientras una enana de aparente menor edad, con mucha emoción e inocencia invitaba a pasar a ver la tienda de "Papi". Al enano mucho no le había gustado que se lo llamara "Papi", pues decía que se perdía la seriedad de la tienda.
    La enana lo miraba sin comprender, pero el anciano enano parecía comprensivo, y dandole un pequeño coscorron, seguida de una sonrisa, la alentó a seguir llamando clientes. Una tipica escena familiar... ¿Familia?... ¿Acaso podría formar una algun día?. Sin levantar demasiado la atención pidió un cuarto en la taberna, de ser posible, con un espejo. Subió las escaleras, sintió la madera entre sus dedos al pasar la mano por la baranda, luego, la frialdad del metal en la llave, y el sonido del engranaje de la cerradura que le indicaba que podía pasar. El chirrido de la puerta también le indicaba que era una puerta vieja y que debía decirle al cantinero que debía engrasar las visagras para que el ruido no molestara al vecino.
    El piso de la habitación crujía en cada paso, la sensación era de que pronto se rompería y caería al salón de la taberna. Lentamente cerró la puerta y hechó llave a la misma.

    Encerrada ya en la habitación, Lyanna se puso frente al espejo y comenzó a quitarse las ropas de viaje, primeramente se observó su cabeza, el cabello dorado que tenía al salir de la ciudad estaba opaco y sucio, sus ojos demostraban el cansancio, inchados y un tanto rojos, su mejilla derecha estaba moretoneada, debido al golpe del elfo oscuro. Lanzó un pequeño suspiro, resignada. Luego comenzó a quitarse la parte superior de su traje. El sosten cayó al suelo, la batalla en el bosque habia cortado mas que el traje, dejandola sin ropa interior superior, su primer acto reflejo fue taparse, pero luego descubrió que estaba sola en la habitación, así que dejó de cubrirse, luego se inspeccionó el frente, tocando debajo de la cuarta costilla la cicatriz de la batalla en el claustro, luego recordó la cicatriz en la espalda y horrorizada se dio vuelta, una gran X recorría su espalda desde los hombros hasta los muslos. Los pensamientos de la elfa la dejaban un tanto shockeada, ya no era mas la adolecente de cuerpo perfecto y de cabellos de oro, había entrado en un territorio que la dejaba lejos de ese halo de perfección,, habian pasado dias sin un buen baño, ya que no podía exponerse a otro ataque del elfo oscuro, lo que le ocasionó tambien un mal descanso, y a diferencia de lo que los cuentos fantasticos digan, las heridas no sanan y desaparecen, dejan marcas por un largo tiempo. Vencida ante las evidencias, se quitó el resto del traje y se tiró sobre la cama, a relajarse.
    Alguien comenzó a llamar a la puerta: "¿Lyanna-chan?", la voz detras de la puerta le pareció familiar, e intentó recordar a quien pertenecía. Pasó unos segundos hasta que reconoció la voz de Meiro-chan, la hermana de Roman, la ultima vez que la había visto, habian pasado diez años, y Meiro solo tenía ocho. Cuando la conoció, Meiro habia sido adoptada por la familia de Roman, recordó que había causado conmoción entre los humanos. Lyanna se sentía segura, así que usando una de las sabanas como bata abrió la puerta, y allí la vió.

    Meiro-chan había desarrollado el cuerpo bastante bien a sus 18 años, bastante bien desarrollados para ser una elfa oscura. Su cabello negro y largo recojido hacia atras como una cola de caballo la hacían parecer mas joven, su cara inocentona y siempre sonriente ayudaban a ese pensamiento. Meiro observó a Lyanna en bata y se sonrojó e intentó mirar hacia adentro, sin exito, luego miró a Lyanna y le preguntó: "¿Interrumpo algo? ", la elfa de luz negó con la cabeza y le sonrió: "No, pasa.".
    Rapidamente la elfa oscura, entró y se sentó en la cama, con actitud infantil, movia sus piernas como meciendose. Lyanna un tanto extrañada le preguntó: "¿Como supiste que había llegado aquí?". La elfa oscura dio una pequeña risita y se puso seria: "Pues, supondría que vendrías aquí luego de que te enteraras, así que le dije a los guardias que si veian a una elfa de luz con un lunar debajo de su ojo derecho, me avisaran". Lyanna arqueó una ceja, siempre había querido negar que poseía un lunar debajo de su ojo derecho, le parecía imperfecto, luego preguntó confundida: "¿Enterarme de qué?". La elfa oscura se sintió embargada de un sentimiento de pena y tomó su pecho, mientras lagrimas caían de sus ojos: "Mama... y Papa... murieron.". Lyanna se sorprendió aun mas con la noticia: "¿Como fue?" preguntó rapidamente, intentando determinar si el elfo oscuro que la perseguía fue el causante. Meiro-chan la observó: "Hubo una epidemia, agua contaminada debido a esporas de hongo, debilitaba fuertemente a todos, lamentablemente ellos cayeron tambien."
    Lyanna no dando credito de las palabras preguntó: "Entonces si ellos murieron... ¿Que pasó contigo?". Meiro-chan dió una risita y sonriente preguntó: "Luego de que ellos murieran Itsuhiko-kun me llevó a vivir a su casa, con sus padres, allí me enseñaron sus costumbres." En ese momento Lyanna observó nuevamente a Meiro-chan y descubrió que vestía una yucata, ahora tenía sentido, luego observó hacia un rincon de la habitación y encaró la situación con fuerza: "Meiro-chan, yo no vine aquí por eso, no lo sabía, otra desgracia me trajo aquí, Roman murió, fue atacado por mi maestro, y luego fui atacada por un elfo oscuro, pienso que todo está detras. Mi misión era venir a presentar mis condolencias a la familia de Roman, pero eso ya será imposible."
    Meiro-chan nuevamente entró en shock, todos los que había conocido como su antigua familia, habían muerto, y ante ella solo Lyanna quedaba, e Itsuhiko-kun.

    La habitación quedó en silencio, presentando los respetos a los muertos, hasta que alguien volvió a llamar. Meiro-chan se levantó y corrió a abrir la puerta: "Itsuhiko-kun, debe ser él, yo le dije que estaría aquí.", confiada abrió la puerta, un elfo oscuro de brazos cruzados la miraba, luego miró a Lyanna y rió: "¿Estan teniendo una fiesta privada sin avisar?". La voz del elfo congeló el cuello de Lyanna, ¡Era el elfo oscuro!: "Meiro-chan, ¡Cuidado!". El elfo oscuro dió unos pasos hacia adelante amenazante, las heridas que le habia causado Lyanna estaban allí, el hombro izquierdo y la mano derecha vendada. Lyanna despojandose de su pudor, lanzó la manta hacia el elfo oscuro y buscó su espada, Meiro-chan dio un pequeño salto hacia atras y desenvainó su katana. El elfo oscuro realizó un movimiento rapido con las manos y colocó en su mano izquierda una espada. Los tres se observaron fijamente, la batalla final iba a comenzar.

    Capitulo III: La batalla final

    -"¿Quien es este hombre?" preguntó Meiro-chan mientras apuntaba su filo hacia el elfo oscuro.
    -"El es el asesino de mi maestro, y quien me ha estado atacando desde entonces" respondió Lyanna, con una mirada de enojo hacia el elfo oscuro.
    El elfo oscuro rió, y observó a Lyanna desnuda: -"¿De verdad deseas pelear asi? ¿Sin armadura? ¿Tan segura te sientes?".
    Meiro-chan, sintiendose ofuscada hacia el comentario del elfo oscuro gritó: -"¡Callate, ******!" y se lanzó al ataque.
    Al realizar la carga, la elfa oscura tenía la katana extendida detras de su espalda, aprovechando esa virtual desventaja, el elfo oscuro realizó un ataque transversal con su espada, pero había caido ante la finta de la elfa oscura, quien plantó los talones en tierra, deteniendose en seco, y estirando la espalda hacia atras, para asi dejar pasar la espada, dejando que cortara el aire, para luego mover su brazo en trayectoria de medialuna hacia el hombro derecho del elfo oscuro. El golpe parecía certero, pero el elfo oscuro se dió cuenta a tiempo y a ultimo momento detuvo la hoja de la katana con la parte plana de su espada.
    Lyanna comenzó a entonar cantos arcanos, dotando a Meiro-chan de mayor efectividad de defensa y de ataque. Aun así las siguientes fintas y ataques fueron parados por el elfo, aunque siempre a ultimo momento. Se preguntaba si había subestimado a la pequeña Meiro-chan y si esta la había superado a ella en combate.
    Los pensamientos fueron cortados cuando observó que el elfo oscuro tomó una ligera ventaja sobre Meiro-chan al dejarle expuesto su vientre.
    Rapidamente reaccionó y lanzó un Golpe de Viento sobre el elfo oscuro, seguido de un Temblor de Viento, lo que puso al elfo en una situación dificil, recuperarse del golpe y detener el proximo, con sus habilidades disminuidas.
    Sin perder un segundo, Meiro-chan lanzó un golpe tras otro, dirigidos al arma, en pocos segundos, el arma estaba mellada y casi rota, y el elfo habia caido al suelo, herido.
    Meiro-chan, lo apuntó mientras estaba en el suelo, confiada le dijo: "No eres tan fuerte, esperaba mas de alguien como tu...", giró la cabeza para mirar a Lyanna y rió.
    El elfo oscuro rió tosiendo: "Nunca subestimes a un oscuro", movió sus manos hacia las botas y quitó tres dardos de veneno y los lanzó precisamente a las piernas y el brazo del arma. El veneno entró rapidamente en Meiro, quien cayó paralizada al suelo, y gritó del miedo. El elfo se levantó y tomó la katana de Meiro-chan, y la blandió para asestarle el golpe de gracia. Los ojos de Meiro-chan se cerraron con un grito, y esperó la muerte, pero un choque de metales se produjo.

    El elfo oscuro comenzó a observar la punta de la espada y fue levantando la cabeza, hasta quedar frente a la cara de Lyanna, los ojos de la elfa se encendían con rabia y poseían la chispa de la guerrera, estaba fuera de si, y dudó quien era la presa ahora. El elfo oscuro le resultó muy familiar ese resplandor de odio. Luego de un rato, mientras intentaba ganar la pulseada de fuerzas contra Lyanna, recordó en un campo de batalla, un orco, ese orco con arrojo se había lanzado contra él, todavía un inexperto espadachín, asustado, no sabía como detenerlo. Tambien recordó lo que había sucedido luego de esos ojos, tal vez el especta**** mas siniestro que toda su vida había visto, su viejo maestro de la academia se interpuso entre el orco y él. Las palabras del viejo maestro resonaron en sus oidos: -"Eres debil, pero te mostraré de lo que soy capaz, Nekkosonamor...". Lamentablemente el viejo maestro tambíen se habia confiado de su habilidad en combate, y recibió heridas mortales en pocos segundos, heridas de hacha.
    ¡El hacha! ¡Recordaba el hacha! Una vieja hacha mellada, pero efectiva en manos del gargantuesco orco. Luego, pensó en el maestro, y se puso a pensar como se hubiera visto desde la perspectiva del maestro los golpes recibidos.
    La imagen del orco con el hacha se comenzaron a transformar, convirtiendose en el desnudo cuerpo de Lyanna, el hacha, cambiaba a una espada. El elfo oscuro había perdido la pulseada, debido a su falta de concentración, tres golpes horizontales cortaron al elfo oscuro, quien aullando del dolor, y sangrando, cayó al suelo.
    -"¡Piedad!" gritó el elfo oscuro.
    Los ojos y el semblante de Lyanna estaban transformados, no era la elfa naive y de buen corazón que siempre era. Colocó la punta de su espada en los labios del elfo: -"Solo los debiles piden piedad, y solo los tontos la conceden." y metiendo la espada por la boca del elfo oscuro, lo atravesó de lado a lado, matandolo.

    Terminada la batalla, Lyanna dió cuenta del veneno y las heridas de Meiro-chan, y de las propias, la magia hizo desaparecer las cicatrizes y cualquier marca de golpe, las pisadas metalicas y pesadas de la guardia se oyeron cada vez mas cercanas.
    Meiro-chan observó a Lyanna con los ojos llenos de lagrimas, y la abrazó, llorando. El semblante de la elfa de luz volvió a la paz y comenzó a acariciar el cabello de la elfa oscura.
    -"Lyanna-chan, yo... no te fui util." dijo con la voz entrecortada.
    -"No te preocupes, Meiro-chan, luchaste con valor, y ahora estas viva..."
    -"Asi es..."
    Los guardias observaron la escena, Itsuhiko-kun al frente del equipo, miró a Lyanna y a Meiro-chan y sonrió. Los guardias observaban a Itsuhiko-kun esperando acciones.
    El hombre miró a sus compañeros de tropa y dijo: -"Cargemos el cuerpo afuera... ellas estarán bien, luego veremos que hacer con la limpieza..."
    Lyanna y Meiro-chan miraron a Itsuhiko-kun y casi al unisono dijeron: -"Nosotros nos encargaremos de eso...", a lo que Meiro agregó: -"De ser posible, ¿podrías traer otra Yucata? ¿Por favor?" y con la vista le señaló las ropas viejas de Lyanna.
    Itsuhiko-kun observó a donde Meiro le señalaba, sonrió y asintió con la cabeza, dio media vuelta y se fue.

    -"Meiro-chan, eres muy amable al preocuparte por esos detalles, pero dejame pagartela."
    -"¡De ninguna manera Lyanna-chan! Tu me salvaste la vida, eso es suficiente para mi."
    -"Hubiera deseado poder salvarle la vida a todos, a Roman, al maestro, a los padres de Roman, y tuyos tambien."
    -"En la vida hay veces que por mas que te esfuerzes, no podrás ayudar a todos, si piensas en que quien muere, es debido a un fracaso tuyo, entonces te volverás loca."
    -"Eres inteligente Meiro-chan, de niña ya lo eras"
    -"¡Hey! que tu tambie eras una niña" y le picó la espalda con un dedo.
    -"Dos años mayor que tu..." y le pellizcó una mejilla.
    Meiro-chan puso sus manos en los hombros de Lyanna y suavemente se estiró hacia atras, para quedar cara a cara con ella: -"Pero aun asi..." iba a comenzar a hablar, pero se detuvo observando el rostro de Lyanna, ya no poseía las cicatrizes, la magia había hecho un buen trabajo, y se sonrojó: "Lyanna... yo..."
    -"¿Si?... ¿Meiro-chan?..."
    -"¿Tu amabas a Roman, verdad?"
    Lyanna lo pensó unos momentos y respondió: -"Si, lo amaba..."
    Meiro-chan tragó un poco de saliva y miró hacia un costado: -"Si ahora... conocieras otra persona... ¿Estaría mal que empezaras a citarte con ella?"
    Lyanna movió su cabeza de lado a lado: -"No lo sería... pues el luto ya está hecho... mira, las cosas deben seguir su curso y...".
    El discurso de Lyanna fue interrumpido debido a un sorpresivo acontecimiento, Meiro-chan se acercó mas a Lyanna y posó sus labios en los de ella, unos segundos mas tarde los quitó y acarició los labios de Lyanna suavemente con el dedo indice: -"Entonces espero que todo fluya...", luego se levantó y dejó la habitación: -"Itsuhiko-kun te traerá la yucata".

    La mente y el cuerpo de Lyanna comenzaban un torbellino interno, entre la moral y el deseo, entre el deber y el poder, entre el bien y el mal, pero solo una pregunta cruzaba por la mente de Lyanna: "¿Esto es correcto para una futura orá****?"

    Comment


    • #3
      Re: Lyanna Ancalime

      Felicitaciones a vuestra merced por el relato. Bastante largo, algo no muy usual en la primera entrega. Espero otras tan ricas y extensas como estas (y mejores aún)
      Que las estrellas iluminen a vuestra merced

      Comment


      • #4
        Re: Lyanna Ancalime

        Capitulo IV: Imposible que seas una santa.

        a. La promesa bajo el árbol.


        El corazón de Lyanna latía fuertemente y el calor de su cuerpo se elevaba gradualmente, la habitación semi-oscura describía la figura desnuda de Meiro-chan gateando sobre la cama hacia su lado, extendiendo su brazo izquierdo, Lyanna entrelazó los dedos con los de Meiro, mientras su brazo derecho atraía la cabeza de la elfa oscura hacia ella. La distancia justa entre ambas ocasionó la union de sus labios, dando así comienzo otra vez al juego de seducción al que discretamente y frecuentemente se acostumbraron.

        Para ellas, por el momento, el conocimiento publico de su relación no era lo adecuado, no solo por las implicaciones sociales que tendría el saber que una hija de Einsahad y una de Eva comparten mas que un techo, alejándose de los estándares sociales y de moral tolerables, sino el hecho de que eso afectaría al mentor de Meiro-chan, Itsuhiko-kun y su familia, serían acusados por todo Gludio de promover un comportamiento deshonroso y caerían en desgracia, podrían perder sus puestos en la guardia local y ser desterrados de la ciudad.
        Por fortuna, ambas anteponían el bienestar y la gratitud hacia la familia humana antes que su egoísmo y el deseo carnal.
        Encontraron en el secretismo, algo excitante, el constante riesgo de ser halladas juntas en una situación comprometedora, era una llama que encendía la creatividad en la relación y ocasionalmente probaban cosas nuevas para evitar caer en la rutina en la que cualquier pareja descuidada y estable caería.
        Pero todo esto era solo un matiz mas en el punto central de la cuestión, ambas se aman puramente, con una entrega total, ambas morirán intentando salvar a la otra, ambas sienten el dolor y la ofensa que se les profiere, y desearían poder defenderse socialmente fuera del ámbito de las espadas y la magia, pero podría levantar sospechas, ya que ambas comparten una pasión y elocuencia extrema cuando de defender a los que mas quieren se trata.

        Volvamos ahora a la habitación, esta no tiene lujos considerables, es una simple habitación de taberna, con puertas con bisagras vencidas, un suelo de madera que cruje a cada paso y que en este momento se encuentra bañado solamente en el resplandor violáceo de la luna, penetrando dificultosamente las cortinas que han cerrado para mas privacidad, en el aire un perfume de una tonalidad dulce envuelve la habitación, gracias a los inciensos encendidos sobre una pequeña mesa, potenciado también por pétalos de rosas extendidos sobre la cama.
        Verdaderamente, la habitación pertenecía a una taberna, en una ciudad llamada Gludio en Aden, pero cuando esa habitación se convertía en el lugar de intimidad de ambas, Aden, Gludio y la taberna parecían desaparecer para ellas un buen tiempo, convirtiéndose en un mundo donde los prejuicios, la religión, la sociedad y la guerra no existían, su propio mundo, el que no desean abandonar, y que forzosamente debían hacerlo, para poder mantener así la esperanza de nuevamente incursionar en el mundo perfecto, que las esperaba a ellas.

        Pero para llegar a este punto, Lyanna tuvo que superar los prejuicios establecidos en su mente, junto con las normas de moralidad que desde pequeña sus tutores le metían en la cabeza. Para una hija de noble estirpe de héroes de guerra, condecorados y caídos en batalla no quedaba mas que honrar a sus padres convirtiéndose en una Santa de Eva y vivir mas allá de los deseos carnales y dedicar su vida a Eva, y solo a Eva, era lo correcto.
        La relación con Román hacía tiempo atrás había sido conflictiva y letal, ocasionando la muerte de ambos por un agente externo, un elfo oscuro, al que ella y Meiro habían dado caza.
        Aunque Lyanna había afirmado que el luto había pasado, la caótica reacción de Meiro había vuelto a abrir el corazón de la elfa, que había decidido endurecer para siempre. Nuevamente se encontraba ante un pretendiente, en este caso, de una raza distinta, y de su mismo sexo. Si la relación con Román había causado tanta conmoción en la sociedad elfica, aceptar la confesión de Meiro sería peligrosamente fallar a lo que se esperaba socialmente de ella y su futuro como Santa de Eva.

        Ahora sin más preámbulos pasaré a relatar “La Promesa del Árbol”, la primer parte del Capitulo IV.

        La noche había pasado hace unas cuantas horas, pero las amantes todavía descansaban en la habitación, el primer rayo de luz solar entró y se posó sobre la retina de Lyanna, despertándola suavemente.
        Lyanna abrió lentamente los ojos, primero escuchó una pequeña respiración, y observó a Meiro durmiendo a su lado, abrazada a ella, con gran serenidad.
        Sonriendo acarició los cabellos de la elfa oscura y se acercó suavemente a su oreja y le susurró: “Meiro, debes despertar, hoy es el día, y debemos ir lo mas rápido posible”. Meiro, un tanto dormida, suspiró y lanzó como un pequeño ronroneo y se abrazó aun mas a Lyanna y balbuceó: “Pero se está tan bien así… ¿Debemos ir si o si?”
        La elfa de luz rió levemente y le dijo en tono suave: “Hace meses que tengo la cita reservada, no temas, no tardaremos mucho y podremos volver a estar juntas, no me iré por siempre”.
        La elfa oscura se acurrucó aun más y pasó su mano izquierda rodeando la espalda de Lyanna y la besó: “Te esperaré en la ciudad, se me ha ocurrido algo interesante”.
        Lyanna dibujó una sonrisa de complicidad junto con Meiro: “Hora de que empecemos a mentirle al mundo exterior”.

        La mañana transcurrió sin nada en particular, cada una por su lado hizo sus tareas habituales, Itsuhiko-kun sabía que Meiro y Lyanna partirían a la ciudadela elfica, el sumo sacerdote de Eva tendría una charla con Lyanna, para aceptarla como una nueva Orá****, parecía bastante prematuro, ya que Lyanna todavía no alcanzaba el nivel de poder que se exige a las místicas en general, pero al pertenecer a una familia honorable, si superaba esta entrevista, podría ya aspirar a tener el puesto guardado hasta que consiguiera desarrollar aun mas su habilidad, lo que tranquilizaba a Lyanna. Por el mediodía, ambas se encontraban listas para partir, y luego de una advertencia de Itsuhiko-kun, partieron.

        El ocaso comenzaba a convertirse en realidad cuando ambas, luego de un viaje sin complicaciones, llegaron a la gran ciudadela elfica, las tácticas de sigilo de Meiro ayudaron a hacer el camino mas seguro.
        Ya era tarde, y al día siguiente era la entrevista, al estar en un lugar remotamente controlado, no podían actuar más que como compañeras de viaje, los centinelas observaban atentamente a la elfa oscura y se le pidió que mantenga las armas en la vaina. Normalmente los centinelas atacarían a la elfa oscura solo por ser eso, pero la honorable Lyanna la acompañaba, claramente esa elfa oscura era de confiar, pero no tanto como para bajar la guardia constantemente.

        La noche sucedió sin mayor emoción, una cena en la taberna local, una conversación intrascendente y un poco de sociabilidad con los parroquianos, ambas rechazaron las proposiciones y poemas de los elfos jóvenes que se les acercaban, muy educadamente. Si algo Lyanna había impregnado en Meiro, era unos modales refinados, lo que también fue comentario entre los parroquianos, y un pobre elfo que quiso hacerse el gracioso lanzando una burla alegando que la elfa oscura era la mascota de la elfa se ganó la mirada inquisidora y fría de todos los presentes, obligándolo a retirarse de la taberna. Ambas lo supieron, habían sido aceptadas.
        El día había llegado, Lyanna se despidió de Meiro, mientras ella recorría la ciudad.
        Entró al templo de Eva y le recordó a una de las Magíster de allí que debía reunirse con el sumo sacerdote.
        La Magíster asintió y guió a Lyanna hacia la sala del sumo sacerdote y allí la dejó.
        Lyanna miró al sumo sacerdote y realizó una reverencia, y el sacerdote se la contestó con un leve movimiento de cabeza.
        Ante ella tenía a un elfo mayor, su piel presentaba arrugas y su cabello no era plateado, sino canoso, había perdido el brillo, con las ropas ceremoniales habituales del culto de Eva, sosteniendo un bastón enjoyado, sentado en su gran sillón, acompañado de sus dos asistentes, dos elfos de mediana edad que sostenían libros.
        -“Tienes agallas de presentarte aquí Lyanna Ancalime” dijo el sacerdote con una voz áspera y cansada.
        Las palabras descolocaron un momento a Lyanna, hasta que logró recomponerse e indagar: “¿A qué se refiere con eso?”
        El sacerdote rió levemente e hizo un gesto hacia los dos asistentes, quienes abrieron sus libros y comenzaron a leer:

        Primero el elfo de la izquierda:
        “La aprendiza mística Lyanna Ancalime posee sobre ella el peso de varias muertes y asesinatos cometidos en tierras elficas, comenzando por mas importancia, la muerte del maestro arcano Khen, seguido de la muerte de diez centinelas y un humano que era el amante de la aprendiza”

        Luego el elfo de la derecha:
        “También hay reportes que la conducta problemática de la aprendiza llegó hacia Gludio, causando destrozos en una taberna local donde ocurrió la muerte de un elfo oscuro, que mas tarde fue reconocido como un criminal buscado en mas de tres ciudades en Aden”

        Ambos elfos cerraron sus libros, y el sumo sacerdote comenzó a hablar:
        “Estas actitudes no corresponden a quien desea entrar al cir**** sacerdotal, estas actitudes pertenecen a un individuo que gusta pasársela vagabundeando por allí, no es la actitud que querríamos ver de una aprendiza de padres condecorados.
        Y no solo tienes el agravante que pesan muertes sobre ti, sino que además te paseas con una elfa oscura por la ciudad como si ella tuviera derecho de vivir siquiera”

        La mirada de Lyanna se posó furiosa sobre el sumo sacerdote y le dijo:
        “Lávate la boca antes de hablar mal de quien no conoces, además, me acusas de cosas que no han sido como se describen allí. El maestro arcano fue quien dio muerte al humano, el elfo oscuro fue quien dio muerte al maestro arcano y luego asesinó a tus guardias, y esa elfa oscura que tanto te repugna que esté aquí, fue quien me ayudó a eliminarlo, así que no creo que tu trono, tus vestiduras, tus asistentes y tus joyas lo entiendan, ni espero que así sea.”

        Los asistentes se quedaron perplejos al escuchar a la elfa, y el sumo sacerdote golpeó con el puño visiblemente enojado el apoyabrazos derecho:
        “Sigues teniendo agallas, veamos si la tienes ante la corte ¡APRESENLA!”

        Los asistentes comenzaron a lanzar hechizos de debilitamiento, imposibilidad de movimiento y reducción de los sentidos sobre ella, hasta que solamente quedó inmóvil en el suelo. Dos guardias la tomaron de los brazos y comenzaron a arrastrarla por la ciudad. Meiro observó atónita lo que estaba sucediendo y llevó una mano a su vaina, pero se detuve y la quitó lentamente.

        Uno de los asistentes se posó en uno de los balcones y corrió a viva voz la noticia: “Mañana se celebrará el juicio numero cincuenta y siete contra traidores a Eva, la aprendiza Lyanna Ancalime será juzgada por numerosos asesinatos y faltas al código moral”. Meiro rió, ¡Era absurdo!, esto no estaba bien, debía hacer algo.

        Lentamente los sentidos de Lyanna volvieron y se vio siendo arrastrada, y alcanzó a ver a Meiro y le grito: “¡La promesa del Árbol! ¡Recuerda! ¡La promesa del Árbol!” y así Lyanna desapareció de la vista de Meiro.

        Meiro se sintió caer en un pozo de angustia e impotencia, la promesa del Árbol había comenzado, y ella no sabía donde empezar. Lentamente comenzó a balbucear las palabras que Lyanna le había dicho hace poco tiempo bajo la sombra del Árbol Madre: “No impartas la justicia dispensando la muerte o hiriendo a inocentes, el fin no justifica los medios, solo utiliza la violencia cuando las palabras fallen o te veas en peligro mortal. No llenemos nuestras vidas de sangre, disfrutémosla lo mas limpia que podamos y no carguemos muertes ya que la culpa nos nublará y no podremos vernos mas a nosotros, sino a quienes asesinamos para unirnos.”

        Un hombre se acercó a Meiro y le dijo con una voz gruesa pero grácil: “Palabras sabias, algo me dice que ella fue quien te las dijo”. Meiro observó al hombre, ella le llevaba una cabeza de altura, pero el hombre presentaba unas orejas elficas de tamaño medio y cabello colorado c**** y barba candado, sus ropajes indicaban que era un místico, como Lyanna.
        -“Si, fue ella quien lo dijo, ¿Pero tu quien eres?” preguntó Meiro un tanto desconfiada.
        -“Parece que he llegado en un buen momento y he podido dar con alguien de los acusados, el sumo sacerdote está siendo reemplazado por otro mas viejo y ya ha llevado varios ante el juicio, tiene una mentalidad de años inmemorables, ¿Deseas hacer algo por tu amiga? Ven conmigo y sabrás todo, no iremos lejos, la taberna servirá, piénsatelo, no tienes mucho tiempo.”, con una sonrisa calida y guiñando un ojo el místico semi-elfo partió hacia la taberna.

        ¿Será este un camino de salvación para Lyanna o deberá romper la promesa del Árbol?

        Comment


        • #5
          por lo que estuve leyendo esta muy bueno !!! seguila nomas !!! y me gustaria que te pases por la mia para que me des tu sincera opinion

          cyas
          MAKE IT GROW PUNK

          Comment


          • #6
            -con una bolsa de palomitas de maiz, lee atento, y le da una palmada al monitor, esperando el proximo episodio-

            Comment

            Working...
            X