Announcement

Collapse
No announcement yet.

Crónicas Inmateriales

Collapse
X
 
  • Filter
  • Time
  • Show
Clear All
new posts

  • Crónicas Inmateriales

    El contacto con la esfera verde era extraño, muy extraño. Primero no sintió nada, excepto ese curioso cosquilleo que recorrió primero su brazo derecho, y luego todo sue cuerpo. Una vez dentro de la esfera sintió como una especie de energía, le atravesaba por completo y llenaba cada centímetro de su ser, cada célula de su organismo y cada espacio de energía, voluntad y magia que remanecía en él.
    Quizás lo primero que sintió (o creyó sentir) era verse a si mismo espejado, sostenido en un vacío increíblemente gigantesco y a la vez pequeño, todo teñido de aquella extraña tonalidad esmeralda. Su báculo, sus pertenencias se disolvieron en aquello que no podía definir con sus sentidos: se veía como niebla o humo, se tocaba como si fuese seda y se olía como si fuese piel, piel completamente viva. Sus ropas tambien desaparecieron en aquel miasma verdoso que todo lo absorvía y devoraba, y apenas tuvo tiempo de disparar la sinápsis y pensar que dejaría de existir devorado por alguna clase de creación o sistema de defensa propio que sus creadores le dieran al Núcleo como último recurso defensivo.
    Cerrando los ojos, se dejó penetrar por aquella nube de vapor verduzco, y poco a poco su voluntad desapareció y su mente se puso en blanco...


    Todo permanecía en silencio ahora, y no había nada observable ni que diese el menor signo de vida: inclusive no detectaba su conciencia, su ser aún existente dentro de esa locura.




    Poco a poco, algo le fue sacudiendo, lo fue estimulando y estremeciendo (si es que tal término podía aplicarse en esa clase de situación). Al principio no supo identificar que era con exactitud, hasta que un recuerdo o una analogía, como lejano recuerdo de lo que había sido su existencia, le sacudió.





    Lo que le hacía vibrar y lo que él hacía vibrar con unas pausas aletargadas, no eran otra cosa sino latidos.
    Latidos de aquel ente colosal, aquella cosa que lo había tomado y lo había absorvido, aquel ser que los mortales apodaban simplemente Núcleo. Latidos que quizás demostraban vida, quizás demostraban eternidad, quizás eran solo sonidos (y no tan sonidos) que le hacían latir, como si siendo sangre fluyera por arterias gigantescas, lenta, pausada y fluidamente.







    Se dejó llevar por los estímulos y, poco a poco, fue vislumbrandose y vislumbrando su primer visión.
    Writing without Internet

  • #2
    Simplemente, sin explicación alguna, la niña apareció frente a él. En realidad no era una niña, era algo más, un ser que jamás había visto o había percibido y del que no tenía noticia. Tampoco tenía conciencia de su cuerpo, ni de sus sentidos como antes los concibiera: simplemente tenía la certeza de estar ahí, delante de ella, y ella atravesaba el aire con su mirada como si quisiera ver más allá de lo que él era.

    Intentó hablar, pero no tenía lengua.
    Intentó avanzar, pero no tenía pies.
    Intentó tocar, pero no tenía manos.

    La niña (o lo que fuese) permanecía frente a él sin inmutar su expresión, sin siquiera moverse (aunque creía ver algunos movimientos inherentes a aquellos extraños apéndices que salían de su espalda, de todo su cuerpo en realidad, y se esparcían detrás de ella.
    El escenario donde parecían varados, él sombra y ella aparición, continuaba petrificado, como si estuviesen dentro de un cuadro a medio pintar: algunos colores faltaban allí, y otros acá. Sus ojos eran de un eterno color, indefinible para la vista común, definible solo con el idioma de la vista verdadera.

    La voz, suave, ligera y monocorde, repiqueteo desde el exterior: no parecía provenir de la niña, aunque quizás era ella quien estuviera hablando:

    "Me has invadido y me has atacado, me has dejado a tu merced... y, sin embargo, has decidido entregar tu forma mortal para que te devore. Porque?"

    No supo qué ni como contestar: no tenía lengua, no tenía ni siquiera movimientos mentals ni conciencia suficiente como para darse cuenta de lo que le sucedía, o de lo que le había sucedido: era como un niño que acaba de ver como asesinan a sus padres; su mundo se ha derrumbado, y tiene miedo ante la inminencia de correr el mismo destino que su mundo.

    "A diferencia de otros, no has venido a mi buscando mi destrucción o mi análisis exterior, sino buscando algo más, algo que mis sistemas no logran dilucidar. Tengo solo una certeza: has venido aqui buscando borrar tu forma mortal, y lo has conseguido. Jamás podrás regresar mientras estés dentro mío, así como jamás podré liberarte mientras lo quiera. Si has venido buscando conocimiento, tenemos una eternidad por delante, buscandolo. Si has venido a dejar de existir, es solo tu voluntad la que te retiene aqui, dentro mío. Si has venido a cegar mi existencia, quizás lo consigas, puesto que no tengo defensa contra los que como tu pueden permanecer a voluntad dentro mío. Pero te noto extraño y contrariado. Extraño, quien eres?"

    Una vez más, supo que esa pregunta iba inequívocamente dirigida hacia él. Haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad, dos palabras resonaron en aquel lugar (que mientras mas examinaba, más se parecía a un decorado teatral), dos palabras únicas.

    Yo Soy

    "Poder comprenderte es algo extraño, Mortal. No te creo lo suficientemente amenazante como para destrozarte en partes para que no seas de peligro alguno, pero es preferible no correr riesgos. Tu presencia aquí es extraña y molesta para mí, así que te derivaré a mis terminales etéreas, allí donde nace la fuente de mi poder. De esta manera podrás divagar sobre tu propio ser todo lo que desees, sin tener que indagarme ni entrometerte en mis funciones"

    Quien Eres?

    El silencio que se hizo a continuación le resultó raro, como si múltiples susurros nacieran alrededor de la niña sin movimiento, del maniquí vivo.

    "Soy solo una manifestación de lo que tu puedes llegar a ver. Soy lo que mis Creadores hicieron de mi, como tu lo eres correspondiendo a los tuyos. He sido y Soy, y pretendo seguir siendo. Llevo a cabo la tarea que mis Amos me han encargado. Eso es todo lo que te diré, que debe ser mas que suficiente"

    Me Es suficiente, en Efecto resonaron sus propias palabras, con increíble esfuerzo sobre cada una Aunque quisiera saber más sobre ti

    "No. Nada más. Te destierro de mi, hacia esa zona donde no podrás hacerme ni hacer nada más que Ser. Permanecerás ahí hasta que decida que hacer contigo"

    Con una sensación de mareo (que era inexplicable e inexcusable, estando ausente físicamente), la niña de cristal, el decorado teatral y el resto de aquella manifestación desapareció en la misma niebla verde. Sintió que le arrastraban y que caía, que caía mucho, demasiado tiempo en un lugar demasiado profundo, del cual sería difícil salir.



    En ningún momento aquel corazón había dejado de latir.
    Writing without Internet

    Comment


    • #3
      Divagaciones, Corporizaciones y Visiones, Pt. I

      Lo primero que sintió, luego de aquella caída penetrante y terminante, fue el dolor. El dolor de un golpe seco, seco de polvo y pedruscos varios, mezcla de guijarro y sangre que manaba de sus codos. Codos? Si, tenía brazos ahora. Brazos y piernas, por el dolor en su espalda. Espalda? Si, tenía espalda. Tenía un cuerpo, un cuerpo desnudo que había sido arrojado contra aquel suelo de piedras, duro y seco

      Duro y seco

      Que demonios había sido aquella voz, susurrando aquellas palabras? Diantres, lo último que faltaba, volver a perder la conciencia en la locura de su propio ser. Que diantres le sucedía? No podía ver... quizás estaba muy oscuro en aquel lugar.

      No está Oscuro, susurró la voz a sus oídos, Solo no puedes Ver.

      Se sobresaltó y volvió a rasparse contra el piso. Bien, por lo menos tenía la certeza de estar sintiendo con sus cinco sentidos otra vez... bueno, cuatro descontando la vista. Estaba ciego, perfecto, lo único que le faltaba. Y que demonios era esa voz? En ese último destello, en ese último susurro casi había podido sentir el aliento en su oído. Y la oz parecía masculina, aunque tenía algo raro...

      Se incorporó, tambaleante, por la falta de costumbre de pararse sin ver, y aún con el equilibrio distante de estar normal. Se sentía raro, era como si la gravedad cambiara por momentos de un punto a otro. O era solo su impresión y su mareo? Sin ojos no podía saberlo. Tampoco le gustaba saber que tenía a alguien a su alrededor, susurrándole cosas mientras él se tambaleaba, desnudo y lastimado.

      Y Que quieres que haga? Que te de abrigo?

      Giró casi instintivamente, se tropezó y cayó. Había sentido unas yemas de unos dedos posarse en su hombro, casi por un segundo. Y luego, nada. Se quejó un poco en el piso, mientras fruncía el ceño molesto.
      Fue entonces, cuando iba a dirigir la pregunta, que se descubrió sin lengua. O quizás la tenía y no la sentía... toda su boca estaba adormecida. Se tocó con una mano para descubrir que no tenía lengua, efectivamente.

      No la necesitas. Para que necesitar algo que de seguro no sabrías usar bien?

      Otra vez giró casi instintivamente, y lanzó un manotazo cerca del suelo, agarrando nada y raspándose apenas el ceño contra el suelo. Una risa rebotó en sus costillas mientras se daba cuenta de que, fuera lo que fuera, jamás lograría ponerle una mano encima. Así que se sentó y comenzó a reírse un poco. Quizás de si mismo, quizás de otras cosas.

      De repente sintió frío. Se estremeció, mientras unos gélidos dedos de brisa le acariciaban cruelmente, sin límite ni caridad. Extendió sus brazos, rodeando sus piernas y haciéndose un ovillo. Si, estaba completamente helado.

      Alguien (o algo) se sentó junto a él, y aunque se sobresaltó un poco al principio, la presencia de ese otro (o lo que fuese que estaba junto a él) irradiaba tanto calor, que pronto le dejó acercarse, estrecharse. junto a él. Un brazo delago se extendió en un abrazo, y el silencio dominó la escena unos instantes.

      Se que estás inundado de dudas, y se que cuando salgas de aqui seguirás igual. Pero debes pensar en que es lo que realmente quieres ver, si quieres volverte a ver. Te aseguro que verte ahora solo te dará ganas de llorar... así que mira esto, vamos.

      Inundándose sus ojos, ciegos hasta entonces, de un caleidoscopio de formas y luz, protegióse con el anverso de unas manos. Y de repente la roca y la grava que tenía debajo de él se transformó en césped suave, y la brisa gélida y ártica se transformó en algo cálido. Y ya no estaba frente a la nada: estaba sentado ante un atardecer dorado, en lo que parecía ser una planicie eterna, llena del mismo césped dorado, salpicada por algunos árboles aquí y allá, y quizás también en otro lado que él no viera. Un arroyo cercano saltaba y esquivaba pedruscos mayores, y el sol, juguetón muchacho que se estaba retirando, le arrancaba mechones de arco iris a aquella criatura que era agua, vida y torrente.

      No se sorprendió demasiado de ver quien era su compañero: una copia de él mismo, del cuerpo mortal del cual no se podía desprender, de aquel aspecto que siempre llevaba: como si estuviese meditando cada acción, cada mirada. Ahora ese otro yo, que le había llevado tanto calor, miraba el atardecer sin decir una sola palabra. Le emuló, y suspiró un poco. Era bueno poder volver a sentir las mismas sensaciones a las cuales estaba acostumbrado, aquellas sensaciones familiares. Pero en cierto grado estaba decepcionado: la estancia había durado apenas instantes.

      -Me aburres, muchacho. Eres tan predecible, tan estúpido, tan inmaduro...
      De seguro esto va a ser una verdadera pesadilla para ti. O quizás no, quien sabe- le dijo su otro yo, girando lentamente la cabeza y clavando sus ojos en los de él -Prepárate. Solo puedo decirte eso-

      Un torbellino de aire gélido borró el atardecer, y la brisa cálida y el césped, y le despojó de su recién ganada vista, y de sus ganas de respirar. Es más, no pudo respirar, y la sensación de ahogo le hizo revolcarse en el suelo (otra vez de grava y pedruscos) como un animal agonizante.

      Estúpido. Acaso no recuerdas que ya estás muerto?

      La gravedad se invirtió increíblemente aprisa, y lo que ahora era el suelo después fue techo. Y se estrelló contra el nuevo suelo otra vez, y lo atravesó. Pero no cesó de caer, a pesar de estar llegando a la nada misma, o lo que fuera que estaba abriendo los brazos para recibirle
      Writing without Internet

      Comment


      • #4
        Respiración

        Opresión inexpresable en su pecho, terrible sensación de estar siendo prensado por algo (ardiente como si fuese acero al rojo), o quizás de que su propio pecho intentaba explotar, destrozarse. El dolor era solo de su pecho, y cuando intentó tensar los músculos en reacción casi animal e instintiva ante semenjante dolor, descubrió que no los tenía. Ni músculos de brazos, ni piernas, ni nada que él pudiese tensar. O si estaban ahí, jamás los sentía.

        Dioses, que se detenga este dolor. Que se detenga.

        Un simple crujido, y el dolor se sintió mojado. El dolor era ahora un charco en alguna parte, en algún lugar. Un estallido de pequeñas falanges desfiló frente a sus ojos, mientras se despertaba. Despertaba? Era raro pensar en despertarse, puesto que no había dormido jamás.

        Hallábase recostado en una silla de vieja madera, quizás también contra esa gran mesa que estaba cerca de él. Estaba vestido con lo que parecía ser unos pijamas de un color café, cubierto por una extraña bata. Estaba sangrando, justamente en su pecho, sangrando a mares: pero no sentía dolor alguno, ni tampoco, ahora que lo pensaba, sonido.

        Había alguien delante de él, sentado, en una cama. Alguien que le miraba tan intensamente que podía sentir su mirada, doliéndole en la mejilla. Era una chica, una elfa, un espectro, un hada. Una chica que identificó como alguien que él conocía: Kerrygan, amiga de siglos. Le miraba con una expresión extraña en el rostro, una expresión distante y lejana, como si todo el odio del universo se acumulara en esos ojos. Y recordó verse otra vez junto a ella, mientras ella le odiaba, mientras él solo pasaba.

        Intentó hablar, pero no oía sus palabras. También notó que todo se movía muy lentamente, como si el tiempo se hubiese demorado bastante. Levantó un brazo, y un buen tiempo después el brazo estaba levantado. Quizo llamar a su amiga por su nombre, pero seguía sin oír nada.

        Se incorporó, solo para descubrirse todo manchado de sangre. Kerry estaba ahora también completamente manchada de sangre, de pies a cabeza. Y mientras se preguntaba porque ella estaba con sus manchas, ella se adelantó demasiado rápido, y se detuvo a centímetros de él.
        Volvió a querer mencionar su nombre, y entonces vió que ella le miraba con inequívoco odio, y llevaba una hoz ensangrentada en una mano.

        Fue entonces cuando notó que no estaba respirando, y que el tiempo jamás se había detenido, sino que había sido un pestañeo de él lo que había dividido el tiempo en dos aspectos (extraño razonamiento que le parecía completamente inteligible). Entonces oyó la voz de su amiga.

        -Te Odio. Te Odio demasiado-

        No podía oír su voz, y le preocupaba no poder siquiera hacer el movimiento muscular que correspondía a la respiración.
        Se quedaba completamente sordo, por momentos ciego, por momentos razonaba disparidades. Que Era lo que realmente representaba ese salón de los espejos?

        -Que acaso no me oíste, condenado degenerado? Te dije que te Odio. Te Odio demasiado, Maldito engendro despreciable, indigno de todo lo que puedas llegar a alcanzar-

        Tomó a Kerry por sus hombros, con fuerza, y ella le lanzó una mirada amenazante.

        -Suéltame, maldito-

        No sabía cómo, pero sabía que tenía que besarla. Necesitaba besarla con una necesidad que nada tenía que ver con el amor, ni con la atracción sexual. Necesitaba besarla con una necesidad inexplicable e irrazonable, con un frenesí demasiado poderoso.

        -Que me sueltes, estúpido!- gritó ella, y le clavó la hoz en el abdomen sin pudor en sus movimientos.
        No le importaba, no sentía dolor alguno. La atrajo hacia él en un abrazo y le dió el beso mas largo y caluroso que le había dado jamás a alguien, un beso que visto desde afuera (que era como lo veía, extrañamente) parecía un tierna escena. Ella se fue aflojando, poco a poco: dejó que la hoz cayera, y se unió a su abrazo. Mientras más duraba el beso, más se ablandaba, y sus movimientos se hacían cada vez mas débiles.

        Con un gemido triste, Kerrygan empalideció y él se separó, justo al momento para respirar y verla caer muerta, en sus brazos, pálida como la cera.
        Le tomó unos segundos verse sosteniendo el cadáver de su amiga, de la cual había sustraído el aliento con el cual respiraba. Sollozó tristemente, mientras se daba cuenta de que había privado a alguien de algo escencial para mejorar su calidad de vida...
        Entonces el cadáver de Kerry se alzó entre sus brazos, pálido y carente de vida, y su mirada muerta se rió de él. Y con una voz frígida y congelada, eterna y maldita le dijo:

        -Eres lo que eres, y no deberías estar avergonzado de serlo. Eres tan estúpido que no comprendes lo que sucede ante tus ojos, y tan agraciado que puedes verlo. -

        Segundos después de finalizadas las últimas palabras, el cadáver de Kerry se contorsionó en la misma posición que había quedado antes (cuando él le sostuviera), y mirándole desde esa pose, insostenible para un ser normal, sus labios sonrientes dijeron, con una voz susurrante extrañamente familiar:

        No todo es lo que crees. No todo es lo que ves.

        Y, estallando por la presión, su pecho se abrió como un libro que contiene flores muertas




        ////Bueno, hasta aqui llega mi cuota de hoy de escritura de estas crónicas. Son densas y son poco explicativas para lo que tengo dentro de la cabeza, pero un amigo me insistio para que las escribiese... y me dejé llevar un poco

        Espero les gusten. Como aclaración, solo puedo decir que esto es, básicamente, un diario de lo que experimenta mi querido y arquetípico negro dentro del Core, entidad extraña y enigmática que se le presenta en varias formas. Intento darle un par de características especiales a estas crónicas: versionar personajes que no son míos (por ejemplo, en este mismo fragmento, Kerrygan) como si fueran aleccionadores del personaje principal; darle un toque de absurdo y otro moralejístico (si no existe esa palabra la acabo de inventar <.<). Y, sobre todo, darle una visión distorsionada de lo que es normal y regular. Sobre todo, apropiarme de discursos y lugares que no son míos, y hacerlos del negro.

        Si quisiera, les diría que es una mirada a las cosas que se rejuntan en el subconsciente del negro. Pero dejo que saquen sus propias conclusiones.

        No salió como quería, pero supongo que con el tiempo me voy a poner mejor. Espero no haberlos aburrido hasta acá :P

        Opiniones/Críticas? ////
        Writing without Internet

        Comment


        • #5
          Jugás mucho con el absurdo, y a la vez siento (sí, siento) como si el Core en realidad no fuera lo que es, sino que el negro está navegando dentro de su mente: si vamos al punto, eso le dijo la niña: vas a investigar la verdad de tu ser ¿o me equivoco? Me gusta, me gusta mucho, espero que lo sigas Nico, porque viene muy bien, y te estás superando en todo sentido (con decirte que me inspiró)

          Comment


          • #6
            A mi me encanta como escribes que queres que te diga? =P, describes muy bien y pude imaginarme el lugar de hecho me recordó a un lugar particular de la serie Angel (no se si la viste, la pasan por Isat) La Habitación Blanca de Wolfran & Hart. En un episodio ellos justamente tiene que hablar con una niña (que es el ser maligno mas antiguo), y en otro episodio en esta misma habitacion el "conducto" con los socios mayoritarios que dialoga con Gunn tiene forma de pantera pero luego va tomando la forma del cuerpo de este o0.
            Busqué si encontraba algun video donde apareciera en youtube pero no encontre =S.

            Por otro lado hasta me parecio interesante como incluiste a otros personajes (Kerrygan y yo nos perdimos el evento en Cruma, yo por razones familiares y Kerry por olvidadisa xD) y estemmm me dio celos lo que escribiste de Kerrygan >.> <.<.... ojala apareciera yo en otro de tus capitulos aunque no haya estado en Cruma u.u.
            Wen nada mas que decir, segui escribiendo que lo haces muy bien!
            saludos!
            Umi


            Marmalade Boy
            *Saigo no yakusoku*

            Comment


            • #7
              Primero que nada, muchísimas gracias a los dos :$

              Segundo: Respecto a las preguntas/planteamientos que hicieron: lo mas bello del arte es que cada uno busque el propio sentido o la significancia de una obra (inclusive en mis escritos, por mas simplistas y torpes que sean). Es por esto que no pienso aclarar dudas, mas si incentivarlos a postear (me gusta leer distintas visiones de un mismo hecho).

              Tercero: No Umi, no vi Ángel (aunque me la recomendaron varios seguidores de Buffy, no soy muy amante de los caza-vampiros por tv en series, aunque hay excepeciones siempre, los vampiros y el vampirismo me fascinan); pero tanto los autores del guión de Ángel como yo apelamos a recursos clásicos que siempre quedan bien: ejemplo, la representación de una autoridad X (ya sea la fuente del mal, la criatura mas antigua, etc.) como una criatura impensable, de aspecto indefenso o a veces, simplote/inocente. El primer ejemplo que se me viene a la mente es el de Moby Dick: la encarnación del mal, para la atormentada mente del Capitán Ahab, no era un demonio negro ni una quimera imposible: era solo una ballena, curiosamente de color blanco (color al que se le atribuyen las cualidades mas puras, he de decir).

              TODOS los personajes que rodearon la vida de Cataqclismo van a aparecer, tarde o temprano, así que quedate tranquila, Umi, vas a aparecer. Le interpretación/ el papel que la mente del drow te dé dentro de la historia me es tan misterioso a mi como a vos.

              Igualmente, dentro de mi exploración (porque eso es) en este modo de escritura que usé pocas y contadas veces en el pasado, no logro despegarme de la vanalidad del relato al que estoy acostumbrado a adosarme. Lo estoy intentando, y cuando lo consiga veré de hacérselos notar.

              Y dejen de atormentarse por lo del evento ¬¬" Ya lo dije varias veces: el thread está abierto para que escriban lo que quieran y sino, solo tienen que llegar hasta la sala del Core (previo aviso a mi para que logee, obviamente) para que conversen con lo que quedó del negro, que está inmerso en este viaje místico y sideral.

              En fin, termino de copiar unas cositas y pongo manos a la obra de nuevo

              Edited: me gana el cansancio y todavía tengo apuntes que terminar u.u mañana escribo, promesa /////
              Last edited by Hellraiser; 07-23-2008, 02:48 AM.
              Writing without Internet

              Comment


              • #8
                esta weno cataq seguilo es de las cosas q me gustan leer... te acordas que yo tambien iva a aser mi historia, pues la estoy asiendo no tengo la facilidad d palabra como otros

                Comment


                • #9
                  Editado por razones personales
                  Last edited by Poeta; 07-27-2008, 01:13 PM.

                  Comment


                  • #10
                    El Azote, o Alevosía Colectiva

                    Otra vez, una vez, varias veces volvió a sentir esa sensación, ese goteo de algún líquido helado que caía sobre su frente. Era persona una vez? Era otra vez?
                    Abrió sus ojos casi inconscientemente. Si, otra vez estaba encarnado en su viejo cuerpo, otra vez era el recuerdo de su mortalidad azotándolo en vida. Era acaso aquello vida, o estaba en alguna clase de purgatorio insano, creado por su propia mente?

                    Se tocó la frente, y sus dedos hallaron un líquido frío que continuaba goteándole. Goteando, helado, como astillas, agujas infinitas atravesando su piel y su mente, su espíritu completamente fraccionado y su ser. Que demonios era aquello? Llevo sus dedos frente a sus ojos, pero no halló nada en sus dedos... Sin embargo, él lo sentía. Sabía que algo estaba goteándole en la frente.

                    Se incorporó (pues tenía la sensación de yacer), o mejor dicho, intentó incorporarse para encontrarse con un brusco cambio de gravedad otra vez, y caer de cabeza al suelo, doblándose el cuello atrozmente.

                    "Si estuviese vivo, de seguro eso me habría matado"

                    Acaso lo estaba? Acaso existía todavía? Acaso era todo un sueño, una ilusión de su conciencia, y estaba agonizando en la Sala del Núcleo, con un último hilo de vida?

                    Tirado en el suelo, poco podía comprender, poco podía intentar asimilar. Comenzó a intentar usar la lógica para analizar que era lo que le sucedía, porque era que estaba allí. Lo primero que sintió al caer (además del brusco tirón del cuello doblado) fue un chapoteo, y estar semi-sumergido en el mismo líquido frío, heladísimo que le penetraba como miles de cuchilladas en la piel con un gélido resplandor fantasmagórico. Pero al usar su vista, descubrió que no había nada allí. Sin embargo, seguía sintiéndolo.

                    Comenzó a incorporarse mas cautelosamente (por temor a otro cambio brusco e impredecible de la gravedad), cuando un tremendo bofetón le hizo caer. Su boca se había lastimado, y sangraba por un labio. Acaso tendría que combatir contra un enemigo invisible?

                    Pero no. Era visible, bien visible. Dos metros, siniestro y letal como el mejor de los venenos, le reconoció casi enseguida, aunque le extrañó ver a su amigo contemplándole de esa manera: con una mirada de fuego y malicia que solo había visto pocas veces en él. Era aquel, Voodoo, el Destructor, orco infernal como pocos había, y se movía de a saltos como los luchadores profesionales orcos. Su Respiración llenaba la sala de tan pesada que era, y fue entonces cuando se percató de que estaba encerrado en una tenue y pequeña sala, de paredes de color indefinido.

                    Se limpió un poco la boca de la sangre y comenzó a pararse.

                    -Voodoo?-

                    Un golpe más fuerte que el anterior en el rostro le hizo retroceder y le hizo cubrirse instintivamente. El orco no bromeaba, y se preguntó qué era lo que le detenía de continuar golpeándole.

                    -Vamos- rugió el bestial orco -Vamos, muchacho. Levantate y pelea.-
                    -Voodoo, que Diablos...?-
                    -Vamos, cobarde. Acaso no puedes contra un tosco orco? Vamos!- dijo, haciendo un ademán de provocación

                    Lanzándosele encima, el orco incrustó su puño en la pared con una arremetida colosal: pocos instantes atrás se había corrido él para evitarlo. No pretendía que le continuaran golpeando, aunque por lo visto tampoco podría derrotarle. El orco clavó la vista en él, y con un típico salto cayó sobre él como un peñasco: dos golpes en su torso le hicieron tambalearse y caer.

                    El Orco reía

                    -Eres mas débil de lo que creía. Siempre te temía, siempre te tenía respeto. Siempre me dejé sojuzgar porque eras un Antiguo entre los elfos. Pero ahora no me importa nada, y puedo cobrarme cada insulto a mi raza, y a mi calidad. Vas a morir, maldito.-

                    Obviamente, no era su amigo quien hablaba por esa boca, pero él tampoco era docto en combate cuerpo a cuerpo, ni le interesaba recibir o no daño. Ahora mismo comenzaba a apoderarse de él una sensación ultraterrena, casi del mismo grado de urgencia que había sido aquel enigmático beso hacia Kerri. Solo que no deseaba besarle, deseaba destrozar a ese orco con sus manos, y comenzó a apretar sus dientes con furia.

                    -Vamos, apestoso viejo. Levántate-

                    Se levantó sin importarle el dolor, y sin importarle ya mucho (ni detenerse a pensar un instante) se tronó los nudillos. En este punto parecía un espectador encerrado dentro de su propio cuerpo, o un animal inducido a la batalla: no pensaba, sentía. Y el odio y la sed de sangre que sentía solo se podían apagar de una manera.

                    -Eres un cobarde-

                    Corriendo hacia el orco que reía con sorna, el drow lo tumbó con una carga certera a su abdómen, y ambos fueron a parar contra una pared, en un rincón, chapoteando en aquel charco invisible de frío. Uno, dos, tres golpes cayeron sobre el orco, que no se movia casi: solo mantenía la mirada. La sangre brotó, cálida, pero el drow estaba cegado por una ira que pocas veces había sentido.

                    De repente (casi en un parpadeo), el gigantesco cuerpo del orco herido se desvaneció para dar paso al de un enfurecido elfo de la luz. Le reconoció enseguida: era Edneissil, su hermano, perdido en las arenas del tiempo hacía mucho tiempo, sosteniendo la misma mirada insidiosa. Le golpeó igualmente, aunque le abominaba lo que estaba haciendo.

                    -Que Demonios esperas?-

                    El cuerpo del elfo de la luz se desvaneció, para dejar pasar a otro, un cuerpo un poco mas ligero y grácil, el de una voluptuosa elfa oscura que también mantenía su misma mirada enfurecida. Era Luteldayn, su primer amor, aquella muchacha sobrenatural que le había enseñado mucho, demasiado tiempo atrás lo que era el amor. Sin embargo la mirada de odio y fuego permanecía, y le golpeó repetidas veces hasta hacerla sangrar.

                    -Porque simplemente no me matas?-

                    Una vez más, y sorprendentemente aprisa, el cuerpo de su amada cambió por otro, de piel clara y suave, de terrible y frágil presencia. Una elfa de la luz le miraba con el mismo odio lujurioso y los mismos ojos con que le había enseñado, tiempo atrás, el placer que era beber de la sangre de otros; Ainee en persona. Jadeante, se detuvo un instante antes de continuar lanzando azotes contra lo que fuese que tenía debajo de él.
                    La elfa simplemente se descorrió el cuello de la camisa de seda, revelando un cuello grácil, fino y tan, tan tentador... Supo entonces que era lo que le impulsaba, que era lo que esa mirada y esos labios rojos insinuaban.

                    Él Temblaba de contención, temblaba de angustia por haber golpeado y sometido tanto a tantos, temblaba de emoción, temblaba de miedo.
                    Él Temblaba.

                    -Porque simplemente no lo haces? Es nuestra necesidad, no lo olvides-

                    Se abalanzó sobre ella con cierta delicadeza, pero aún torpe, agitado y tembloroso. Le dió un largo y prolongado beso antes de descender hasta su cuello, recorriéndolo con sus labios... Aquella era una sensación casi olvidada.
                    La mordida estremeció un poco a su estática víctima, que suprimió un gemido de placer e hizo que le abrazara. Su sangre era tal como la recordaba: deliciosa y plácida. Le elevaba a un éxtasis que jamás había sentido, o mejor dicho, que si había sentido no recordaba.

                    Fue entonces, cuando estaba bebiendo de su sangre, que todo (elfa, chapoteo helado y habitación) se desvaneció para que él quedase flotando, meciéndose en aquella etéreo oscuridad, en aquel nuevo ambiente que le abrazaba y que dejaba que él bebiera. No le importaba el cambio (o mejor dicho si, y estaba aterrado).

                    Adoptó la posición fetal, y volvió a relamerse en aquel néctar oscuro.


                    Y sonriendo, perdió la poca razón que aún le quedaba.
                    Writing without Internet

                    Comment


                    • #11
                      La Torre, Pt. I



                      Dónde, como, porque, cuando, de Que manera?

                      Las preguntas dejaron de importarle. Dejaron de importarle las manifestaciones que esporádicamente aparecían a su lado. No tenía hambre, no tenía sueño, no sentía nada mas que ese pleno y placentero navegar en ese vaho eterno, oscuro y neutro. No le importaba. solo se conformaba con ser, con recordar, con intentar vararse a un anclaje seguro, algo que no cambie brutalmente como la gravedad, de un momento a otro. Intentaba no perderse a si mismo, pero como es posible no perderse en uno mismo? Como volver a encontrar lo que recordamos de nosotros mismos, la imágen que de nosotros nos dan nuestros sentidos, si ya no contamos con ellos para identificarnos? Y como poder abordarnos a nosotros mismos, como poder reconocernos, como poder amarnos nuevamente?

                      Para qué?


                      Still waiting for my saviour,
                      storms tear me limb from limb;
                      my fingers feel like seaweed...
                      I'm so far out I'm too far in.
                      I am a lonely man...my solitude is true
                      my eyes have borne stark witness
                      and now my knights are numbered too.



                      No querría volver allí, no quisiera volver a ver luz, no.
                      La luz era el bien, y la ocuridad era el mal.
                      La oscuridad era el bien, y la luz era el mal.
                      La moralidad de la dicotomía entre el bien y el mal le importaba realmente?
                      No
                      Entonces, porque seguir con aquel monólogo interno, aquella voz muda que susurraba y gritaba, tranquila y serenamente dentro de él?
                      El anclaje inamovible?
                      Y que sucede cuando no sabes si estás vivo o muerto?
                      Cuando no puedes saberlo, no puedes asegurarte a ti mismo de estar consciente de lo que piensas o dices?
                      Acaso piensas a través de la lógica y la escala de valores de otro?
                      Acaso es insano intentar comprender una mente?


                      I've
                      seen the smiles on dead hands--
                      the stars shine, but they're not for me.
                      I prophesy disaster and then I count the cost....
                      I shine but, shining, dying,
                      I know that I am almost lost.



                      Que demonios era esa voz? Como si fuese lejana, pero a la vez casi susurrada en su oído.. que demonios era? Parecía la de una anciana, o la de un loco, o quizás la de un niño, dulce como miel. Miel? que comparación estúpida, estúpido. Como puedes comparar lo que antes conociste con lo que ahora puedes llegar a concebir?
                      Lo lograste, muchacho, estás aprendiendo todos los secretos que querías llegar a conocer, estás comprendiendo todo lo que dudabas.
                      Lo único malo es no poder comprender exactamente qué es este lugar...
                      O que eres tú.
                      O que es lo que debes hacer a continuación.


                      Para que regatearles regalos a nuestra imaginación, si vienen solos? Porque no invocas otro orco que te golpee, o te haces extra-corpóreo otra vez? Porque no navegas por los mares del sur, y vuelves a la siesta sobre el poniente? Porque no puedes robarle el corazón a una mujer y dejarla contenta? Porque no puedes amar a un ser que te ame recíprocamente y no arruinarlo? Porque no puedes simplemente APRENDER las lecciones que te son enseñadas una y otra vez?
                      Porque tienes tanta tristeza y tanta soberbia, tanta estupidez y tan limitada visión? Porque eres... perdón, eras Sacerdote? Acaso creías en redimir tu alma? Acaso querías ser parte de los ritualcitos estúpidos de la tierra?

                      Idiota


                      On the table lies blank paper/my tower is built on stone/
                      I only have blunt scissors/I only have the bluntest home....
                      I've been the witness, and the seal of death
                      lingers in the molten wax that is my head.
                      When you see the skeletons of sailing-ship spars sinking low
                      You'll begin to wonder if the points of all the ancient myths
                      are solemnly directed straight at
                      you...



                      Está bien, que venga la realidad de nuevo, que venga hacia mí otra vez la ilusión que yo mismo estoy provocando. Es eso, no es así? Reflexiones de mi mente fracturada por la eternidad de poder cargar con mi supuesta inmortalidad. Todo esto que me rodea, inclusive esta estática oscuridad, inclusive esa maldita voz que me aterra y me aterroriza mas allá de todo lo que pueda llegar a imaginar...

                      Quien demonios eres, maldito?
                      Muéstrate.
                      Muéstrame.

                      Tu puedes, hazlo.



                      Un Destello de terrible luz le invadió, y borró todo aquel sustento neutro que le mantenía inmóvil y seguro. No cayó, ni tampoco se precipitó, pero notó que otra vez era dueño de su cuerpo, un cuerpo sano en apariencia. Un cuerpo que le representaba mas una carga que otra cosa.

                      Estaba en un extraño paraje, un extraño páramo donde la hierba crecía por montones, llegando casi hasta su rodilla, hierbas insanas de un extraño verde luminoso. El cielo no tenía una nube, pero parecía ser ya el atardecer... un atardecer de un rojo furioso y completamente hipnotizante de un lado, y de un increíble y vastamente negro del otro. Aunque no tenía una sola estrella, le era mas tranquilizador ver hacia la oscuridad que hacia la mancha de sangre que era el atardecer.

                      Una Torre, alta y grisácea, quebraba el horizonte, y era el único obstáculo a la vista que pudiera interrumpir el atardecer. La Torre parecía alta, y se veía una entrada por completo rocosa en un costado: unos peldaños anunciaban una escalera. Toda la Torre tenía algo inquietante: quizás fuera el silencio que reinaba en el páramo, quizás fuese que era la única cosa que se mantenía erguida e inmóvil en todo el atardecer, cubierto por una brisa que hacía ondear el extraño césped y una que otra nube sobre su cabeza. Quizás era que no tenía aberturas en esa vista... quizás era el hecho que era solo eso. Una Torre en el medio de la nada.

                      Un quejido de una vestidura a su lado le hizo notar que tenía a alguien cerca, demasiado cerca para su gusto. Dió un salto de sorpresa y terror cuando descubrió a ese ser, persona o no, mujer u hombre. Tenía la piel arrugada y amarillenta como una hoja de pergamino antiguo, y temblaba como él, terrible e indefendiblemente. Sus cabellos eran canos y largos, descuidados, al igual que sus uñas (quebradas, rotas, completamente repulsivas) y su boca. Parecía mas un preso abandonado hacía demasiado en un calabozo, o quizás algo peor.

                      No lo miraba a él: tenía los ojos grises clavados en la torre, espejo de su falta de color. Y Temblaba de terror. Casi podía sentir el terror emanando de su piel

                      -No vaya a la Torre- dijo súbitamente, con una voz que sonaba como si alguien rayara un trozo de cristal contra una pizarra: discordante y desagradable -No vaya a la Torre-

                      Se levantó, extrañado. Por primera vez desde que metiera el brazo dentro del Núcleo, se sentía dueño de si mismo.

                      -Por Qué?-
                      -No vaya a la Torre-
                      -Pero... Por que?-
                      -No vaya a la Torre-

                      Comenzó a caminar hacia la Torre, extrañado. Algo dentro suyo le decía que debía alejarse de ahí, que debía hacerle caso a esa... cosa. Pero tampoco podía negar la curiosidad que sentía hacia aquella eterna construcción de piedra.

                      -No Vaya a la Torre- Alcanzó a oir antes de alejarse por completo de esa cosa, y quedó a pocos pasos de la siniestra y silenciosa edificación.
                      Last edited by Hellraiser; 07-29-2008, 02:52 AM.
                      Writing without Internet

                      Comment


                      • #12
                        La Torre, Pt. 2



                        La Torre era increíblemente silenciosa, como si absorviera todo sonido que se produjera. Inclusive el ruido de sus pisadas contra el césped dejó de oírse cuando llegó a pocos pasos de la entrada, de aquellos peldaños gastados.

                        Echó una mirada dentro, para ver que tan larga era la subida. Su mirada rodeó la curva de la escalera de caracol mas vieja que quizás había visto jamás, y se perdía en la penumbra típica del encierro. Aún así, y a pesar de ver el panorama, comenzó a subir.

                        Luego de la primera curva y el primer descanso, perdió de vista la poca luz rojiza que penetraba por la entrada, y se quedó sumido en las tinieblas por completo. La Oscuridad había dejado de asustarle hacía mucho, puesto que en vida su profesión le permitía rasgar velos mas profundos que los de la simple falta de luz (y quizás, aún podría hacerlo si todavía vivía). Pero en aquella subida silenciosa, el único indicio de que estaba subiendo era el tropezarse con los peldaños, y su respiración un poco más agitada. Avanzaba por tacto, y las paredes tenían la rugosidad típica de la piedra, y cada tanto su cabeza golpeaba contra el techo: decididamente ese conducto era muy estrecho.

                        Comenzaba a extrañarle la cantidad de tiempo que le llevaba subir esa simple torre de piedra, cuando de repente, su mano derecha (la que se apoyaba en la pared exterior de la torre) tocó algo distinto a la rugosidad de la piedra: un rostro. Se apartó casi enseguida, instintivamente, y una risa quebrada y siniestra resonó con ecos en el pequeñó lugar. Podía sentir, en la quietud y el silencio de aquella torre, la respiración de aquel rostro que debía estar empotrado en la pared.

                        No sabía que hacer: si continuar camino, o quedarse a intentar dilucidar el misterio de ese rostro imposible. Instantes después, una antorcha se encendía por si misma y el rostro se reveló. Era en realidad una cabeza completa que emergía de un hueco entre las piedras de la Torre, y era la cabeza de aquel ser que le había advertido respecto de entrar en ese lugar. Se reía con una risa estúpida, como la risa de los ancianos o los locos, una risa sin un dejo de humanidad, una risa llena de estertores y resuellos, como si estuviese a punto de escupirlo.

                        -Le dije que no se acercara- dijo ese rostro, que le miraba de la misma manera que reía - Le dije que no subiera-
                        -No me importa, quiero subir, quiero llegar arriba-
                        -Le dije que no subiera- repitió, casi mecánicamente - Le dije que no se acercara-
                        -Y que me va a suceder, voy a morir acaso?-


                        No time now for contrition:
                        the time for that's long past.
                        The walls are thin as tissue
                        and if I talk I'll crack the glass.
                        So I only think on how it might have been,
                        locked in silent monologue, in silent scream
                        Anyway, I'm much too tired to speak
                        and, as the waves crash on the bleak
                        stones of the tower, I start to freak....
                        ...and find that I am overcome...



                        Otra vez la misma voz, como un susurro y a la vez un grito: pero ahora sabía de donde provenía, venía de arriba de la Torre, arriba de las escaleras. Aquel lugar enigmático al que conducían (conducían?) aquellos peldaños.

                        -Quien está ahi arriba?-
                        -Le dije que no venga a la Torre. Ahora la Torre lo ha devorado.-
                        -Como que devorado?-
                        -Muchos estúpidos vinieron aqui antes - dijo el rostro, sonriente con una felicidad hueca - Muchos. Eso los ha devorado por completo, Eso ha podido con todos, inclusive los mas preparados. Les advierto a todos, pero todos vienen-
                        -Escúchame: sigo íntegro y entero, y pretendo seguir estándolo. No estoy seguro de que ocurre... Pero ya estoy aqui-
                        -Si, porque ya has sido devorado. No lo creas o no lo notes, pero ya has sido devorado. Eso es muy persuasivo y puede hacerte sentir lo que sea. Eso puede hacer grandes cosas aqui, grandes cosas en cualquier parte. Bueno, no en cualquier parte... Eso ha sido atado en la Vieja Tierra. Pero aqui, Eso puede destrozarte como a un muñeco. Puede hacer lo que desee, realmente.-
                        -Si sigo consciente y sigo aqui, es que... Eso, sea lo que sea, todavía no me ha devorado. Creo que si subo allí, seré devorado-
                        -Puedes creer lo que quieras, no importa. Puedes creer que eres consciente, cuando en realidad eres solo un títere de Eso. No importa. Resígnate y disfruta de lo que se te ha sido concedido-
                        -No te creo-
                        -No importa. Eso terminará de devorarte cuando le aburras. Como ha hecho con todos-

                        De repente, el rostro comenzó a reir con increíble sorna, y el piso debajo de sus pies cedió por completo: arriba quedaron la antorcha y el rostro riendo, mientras caía, caía en la mas negra oscuridad...

                        Seguía cayendo, seguía destrozándose contra inmurables pisos.

                        Seguía.




                        ////Bueno, un par de aclaraciones:

                        -Lo que habías posteado, Juan, lo podrías haber dejado, no me molesta. Ya te lo dije, y no me jode, por mas que no te guste creerme o creerte.

                        -Las citas que aparecen a la izquierda y en itálica son parte de la canción de 23 minutos de Van Der Graaf Generator, llamada A Plague of Lighthouse Keepers. A los que les ha gustado su lectura, les recomiendo que busquen muchas letras de su música, y de composiciones de Peter Hammil (su mayor, sino su único poeta). Me agrada mucho como escribe, y le da el mismo tinte que yo le quiero dar a Crónicas Inmateriales, asi que lo vi perfecto para las partes de la Torre.

                        En fin... tengo un sueño terrible, y ganas de muchas cosas. Pongan sus opiniones, me sirven mucho /////
                        Last edited by Hellraiser; 07-29-2008, 03:25 AM. Reason: Automerged Doublepost
                        Writing without Internet

                        Comment


                        • #13
                          hijo de mil me falta leer la torre. pero eso keda pa despue ahura me wa a dormi k toy cagao de frio ya k toy en liensos frente la pc =P

                          no wemo un abrazote
                          NOMBRE: voodoo852
                          PROFECION: destroyer

                          RUN TO THE HILLS... RUN FOR YOUR LIVE
                          No tengo historia, no tengo dios

                          Comment


                          • #14
                            Originally posted by Hellraiser View Post
                            El Azote, o Alevosía Colectiva

                            Otra vez, una vez, varias veces volvió a sentir esa sensación, ese goteo de algún líquido helado que caía sobre su frente. Era persona una vez? Era otra vez?
                            Abrió sus ojos casi inconscientemente. Si, otra vez estaba encarnado en su viejo cuerpo, otra vez era el recuerdo de su mortalidad azotándolo en vida. Era acaso aquello vida, o estaba en alguna clase de purgatorio insano, creado por su propia mente?

                            Se tocó la frente, y sus dedos hallaron un líquido frío que continuaba goteándole. Goteando, helado, como astillas, agujas infinitas atravesando su piel y su mente, su espíritu completamente fraccionado y su ser. Que demonios era aquello? Llevo sus dedos frente a sus ojos, pero no halló nada en sus dedos... Sin embargo, él lo sentía. Sabía que algo estaba goteándole en la frente.

                            Se incorporó (pues tenía la sensación de yacer), o mejor dicho, intentó incorporarse para encontrarse con un brusco cambio de gravedad otra vez, y caer de cabeza al suelo, doblándose el cuello atrozmente.

                            "Si estuviese vivo, de seguro eso me habría matado"

                            Acaso lo estaba? Acaso existía todavía? Acaso era todo un sueño, una ilusión de su conciencia, y estaba agonizando en la Sala del Núcleo, con un último hilo de vida?

                            Tirado en el suelo, poco podía comprender, poco podía intentar asimilar. Comenzó a intentar usar la lógica para analizar que era lo que le sucedía, porque era que estaba allí. Lo primero que sintió al caer (además del brusco tirón del cuello doblado) fue un chapoteo, y estar semi-sumergido en el mismo líquido frío, heladísimo que le penetraba como miles de cuchilladas en la piel con un gélido resplandor fantasmagórico. Pero al usar su vista, descubrió que no había nada allí. Sin embargo, seguía sintiéndolo.

                            Comenzó a incorporarse mas cautelosamente (por temor a otro cambio brusco e impredecible de la gravedad), cuando un tremendo bofetón le hizo caer. Su boca se había lastimado, y sangraba por un labio. Acaso tendría que combatir contra un enemigo invisible?

                            Pero no. Era visible, bien visible. Dos metros, siniestro y letal como el mejor de los venenos, le reconoció casi enseguida, aunque le extrañó ver a su amigo contemplándole de esa manera: con una mirada de fuego y malicia que solo había visto pocas veces en él. Era aquel, Voodoo, el Destructor, orco infernal como pocos había, y se movía de a saltos como los luchadores profesionales orcos. Su Respiración llenaba la sala de tan pesada que era, y fue entonces cuando se percató de que estaba encerrado en una tenue y pequeña sala, de paredes de color indefinido.

                            Se limpió un poco la boca de la sangre y comenzó a pararse.

                            -Voodoo?-

                            Un golpe más fuerte que el anterior en el rostro le hizo retroceder y le hizo cubrirse instintivamente. El orco no bromeaba, y se preguntó qué era lo que le detenía de continuar golpeándole.

                            -Vamos- rugió el bestial orco -Vamos, muchacho. Levantate y pelea.-
                            -Voodoo, que Diablos...?-
                            -Vamos, cobarde. Acaso no puedes contra un tosco orco? Vamos!- dijo, haciendo un ademán de provocación

                            Lanzándosele encima, el orco incrustó su puño en la pared con una arremetida colosal: pocos instantes atrás se había corrido él para evitarlo. No pretendía que le continuaran golpeando, aunque por lo visto tampoco podría derrotarle. El orco clavó la vista en él, y con un típico salto cayó sobre él como un peñasco: dos golpes en su torso le hicieron tambalearse y caer.

                            El Orco reía

                            -Eres mas débil de lo que creía. Siempre te temía, siempre te tenía respeto. Siempre me dejé sojuzgar porque eras un Antiguo entre los elfos. Pero ahora no me importa nada, y puedo cobrarme cada insulto a mi raza, y a mi calidad. Vas a morir, maldito.-

                            Obviamente, no era su amigo quien hablaba por esa boca, pero él tampoco era docto en combate cuerpo a cuerpo, ni le interesaba recibir o no daño. Ahora mismo comenzaba a apoderarse de él una sensación ultraterrena, casi del mismo grado de urgencia que había sido aquel enigmático beso hacia Kerri. Solo que no deseaba besarle, deseaba destrozar a ese orco con sus manos, y comenzó a apretar sus dientes con furia.

                            -Vamos, apestoso viejo. Levántate-

                            Se levantó sin importarle el dolor, y sin importarle ya mucho (ni detenerse a pensar un instante) se tronó los nudillos. En este punto parecía un espectador encerrado dentro de su propio cuerpo, o un animal inducido a la batalla: no pensaba, sentía. Y el odio y la sed de sangre que sentía solo se podían apagar de una manera.

                            -Eres un cobarde-

                            Corriendo hacia el orco que reía con sorna, el drow lo tumbó con una carga certera a su abdómen, y ambos fueron a parar contra una pared, en un rincón, chapoteando en aquel charco invisible de frío. Uno, dos, tres golpes cayeron sobre el orco, que no se movia casi: solo mantenía la mirada. La sangre brotó, cálida, pero el drow estaba cegado por una ira que pocas veces había sentido.

                            De repente (casi en un parpadeo), el gigantesco cuerpo del orco herido se desvaneció para dar paso al de un enfurecido elfo de la luz. Le reconoció enseguida: era Edneissil, su hermano, perdido en las arenas del tiempo hacía mucho tiempo, sosteniendo la misma mirada insidiosa. Le golpeó igualmente, aunque le abominaba lo que estaba haciendo.

                            -Que Demonios esperas?-

                            El cuerpo del elfo de la luz se desvaneció, para dejar pasar a otro, un cuerpo un poco mas ligero y grácil, el de una voluptuosa elfa oscura que también mantenía su misma mirada enfurecida. Era Luteldayn, su primer amor, aquella muchacha sobrenatural que le había enseñado mucho, demasiado tiempo atrás lo que era el amor. Sin embargo la mirada de odio y fuego permanecía, y le golpeó repetidas veces hasta hacerla sangrar.

                            -Porque simplemente no me matas?-

                            Una vez más, y sorprendentemente aprisa, el cuerpo de su amada cambió por otro, de piel clara y suave, de terrible y frágil presencia. Una elfa de la luz le miraba con el mismo odio lujurioso y los mismos ojos con que le había enseñado, tiempo atrás, el placer que era beber de la sangre de otros; Ainee en persona. Jadeante, se detuvo un instante antes de continuar lanzando azotes contra lo que fuese que tenía debajo de él.
                            La elfa simplemente se descorrió el cuello de la camisa de seda, revelando un cuello grácil, fino y tan, tan tentador... Supo entonces que era lo que le impulsaba, que era lo que esa mirada y esos labios rojos insinuaban.

                            Él Temblaba de contención, temblaba de angustia por haber golpeado y sometido tanto a tantos, temblaba de emoción, temblaba de miedo.
                            Él Temblaba.

                            -Porque simplemente no lo haces? Es nuestra necesidad, no lo olvides-

                            Se abalanzó sobre ella con cierta delicadeza, pero aún torpe, agitado y tembloroso. Le dió un largo y prolongado beso antes de descender hasta su cuello, recorriéndolo con sus labios... Aquella era una sensación casi olvidada.
                            La mordida estremeció un poco a su estática víctima, que suprimió un gemido de placer e hizo que le abrazara. Su sangre era tal como la recordaba: deliciosa y plácida. Le elevaba a un éxtasis que jamás había sentido, o mejor dicho, que si había sentido no recordaba.

                            Fue entonces, cuando estaba bebiendo de su sangre, que todo (elfa, chapoteo helado y habitación) se desvaneció para que él quedase flotando, meciéndose en aquella etéreo oscuridad, en aquel nuevo ambiente que le abrazaba y que dejaba que él bebiera. No le importaba el cambio (o mejor dicho si, y estaba aterrado).

                            Adoptó la posición fetal, y volvió a relamerse en aquel néctar oscuro.


                            Y sonriendo, perdió la poca razón que aún le quedaba.
                            Me encantó este capitulo, me recuerda mucho una obra teatral muy interesante: Woyzeck de Georg Büchner. Yo vi una adaptación hace unos meses, protagonizada por el grupo teatral de un amigo. Si alguna vez tenes la oportunidad de verla no te la pierdas.
                            Umi


                            Marmalade Boy
                            *Saigo no yakusoku*

                            Comment


                            • #15
                              La Víctima, o Funeral sin Cadáver

                              El dolor de cabeza era torturante, era increíble de sobrellevar. Sobre todo porque parecía que lo llevaba desde hacía días, desde suficiente tiempo como para que ya excediera la molestia y se transformara en algo más, en una insufrible parte de su cráneo. Era como sentir una presión extraña, mal habida, sobre su propia cabeza, sobre su propio cerebro. Era patológico o meramente psicológico? No podía dilucidarlo, el dolor/molestia le impedía pensar claramente.

                              Mientras caía, creía verse a si mismo y no verse, cerrar los ojos y sentir la oscuridad en forma de alivio que envolvía sus pupilas. Creía (sentía) que era y no era él, que era un espectador, un tercero inmaterial que le contemplaba desde fuera de su cuerpo: pero, a la vez, podía sentir y percibir todas las sensaciones que le invadían: el suave frío que subía por sus piernas, el delicado letargo en que estaba siendo inducido. Desde fuera se vió empalidecer, y vió que sus facciones contracturadas por el dolor se relajaban... y u esbozo de sonrisa se afianzaba desde sus labios. Desde dentro sintió como el frío ganaba todo su cuerpo, inclusive su dolorida mente, y purgaban el dolor. Ya no respiraba, y su corazón dejaba de latir: aún a pesar de no demostrar signos de vida y de que le fuera imposible moverse (tenía la sensación de que podía hacerlo, pero que rompería aquel analgésico místico en el que estaba navegando), podía seguir sintiendo cosas.

                              Lo primero que sintió fue caer como un lienzo de seda sobre dos manos, y sentirse enflaquecer dentro de su propia flaccidez. Dos manos, dos brazos suaves y delicados como él, pero que latían de vida y fuerza, sosteniéndole. Una mano reposaba en su nuca, la otra, sobre sus piernas. Le estaban cargando como a un niño, a una príncipe, un inválido o un anciano... y quizás fuera la conjunción de todas esas cosas.

                              No quiso moverse, no quiso intentar volver a respirar por miedo a interrumpir aquel velo siniestro que le había librado del dolor, y porque se sentía muchísimo más cómodo acurrucado contra aquella persona que cayendo, atravesando suelos eternamente.

                              Desde fuera, intentó dilucidar quien era aquella persona cálida que le llevaba, pero no podía verle del todo: era una presencia evanescente, como si fuese vista desde el fondo de un lago. Dentro de sí mismo, notó lo extrañamente tranquilizador que era no respirar.

                              Al fin, esos brazos de doncella le depositaron en una superficie blanda, y desde fuera de sí pudo percibir algo que parecía un lecho negro, o quizás un gigantesco almohadón azabache bordado con filigranas doradas. No lo sabía. Solo sabía que se sentía cómodo dentro de su estática frialdad, pero que ahora extrañaba el toque de aquellas manos ávidas de frío, de aquella piel rozagante de siglos.

                              Entonces pudo distinguirla, y su cadáver sorprendió otra sonrisa. Una doncella elfa vestida con un traje ceremonial lo había cargado hasta ahí, también un ataúd ceremonial debajo del mausoleo de marfil élfico. Recordó cuando era jóven y los había visitado junto a una amiga, pero esa doncella no era ella. Esa doncella, acompañada por otra más delicada y pequeña que apenas se insinuaba detrás, no era otra que Sylvarien, su eterna Maestra y amiga, acompañada por su prima, Evhelyn. Ahora la escena se dejaba ver un poco mejor, y ellas eran presencia de luz y tibieza que inundaban una sala diseñada para soportar solo la quietud de los muertos.

                              Era el protagonista de uno de los ritos funerales élficos. Lo había leído tiempo atrás, pero nunca había visto ejecutarse uno: el cadáver era perfumado con escencias y dejado en la soledad del laberíntico mausoleo de marfíl durante tres días, para que el espíritu hallase su camino hacia donde debía ir. Luego el cadáver, mera cáscara vacía, era almacenado junto al resto. Nada fuera de lo común, solo que se sorprendía de verse protagonista de semejante escena.

                              Syl no lloraba, se sonreía con la misma sonrisa colmada de sabiduría que siempre había tenido. El tiempo solo la había hecho mas sabia de lo que ya era, y allí se mostraba como nunca él la había visto: como una doncella, y no como la rústica amiga a la que estaba acostumbrado. Ehvelyn, en cambio, dejaba escapar una lágrima solitaria, seria.


                              De repentese sintió molesto. El frío ya no era placentero: todo lo contrario, era completamente denso y malvado, como púrpura disolviéndose en un vaso de cristal negro, reflejando los ecos misteriosos de una que otra visión. Necesitaba respirar como antes, necesitaba sentirse vivo. Necesitaba mostrarse vivo ante ellas, antes que le sepultaran vivo. Porque estaba vivo...

                              Lo estaba?

                              No recordaba demasiado de todo aquello. No, no recordaba demasiado, no recordaba casi nada, no recordaba qué había sido de él. Torre. Visiones, Pelea. Odio, Amor, necesidad. Núcleo.

                              Núcleo.

                              Con un espasmo casi animal, arqueó la espalda y se alzó ante los ojos de las sorprendidas elfas. Un grito sin aire de una lengua reseca que chasqueó cual látigo salado resonó en la estancia. El aire quemó un poco al principio, pero luego se volvió suave y frío. Como aquella anestecia de un tiempo atrás...
                              Su corazón latía, y la sangre corría de nuevo, cálida. Le dolía mirar a la elfas, eran demasiado luminosas.

                              Sylvarien se le aproximó, entonces, y le abrazó con fuerzas, haciendo que su aura cálida y tenue le volvieran a invadir. Tosió un poco, se sentó en el almohadón negro y sacudió un poco la cabeza. Había algo malo ahí dentro...
                              La elfa le enfrentó el rostro, y sus ojos tenían algo extraño... como si un brillo sobrenatural los poblara. Demasiado próxima a su rostro, le dijo:

                              -Sabía que ibas a volver, negro. Ahora, termina de revivir para que te pueda devorar-

                              Primero creyó haber entendido mal, y una mirada de extrañez le cortó el rostro. Pero su mente, algo atontada todavía por los estímulos anteriores, supo indentificar qué era lo que había querido decir, y qué era ese brillo sobrenatural en sus ojos. Si, no podía equivocarse. No podía volver a cometer un error así.

                              Apartó a la elfa de un golpe y se incorporó sobre el almohadón, dispuesto a vender cara su existencia. Con una mirada de fuego y algo de decisión, exclamó:

                              -Bel-Sanmaratoth, deja ese cuerpo ahora mismo! No puedes continuar dentro de ella!-

                              La elfa se reía ahora con una maldad notable, teniendo a su víctima delante, en un escape que no podía perpetuarse. Ehvelyn se le acercó un poco por detrás. Él, alarmado, le espetó:

                              -Ehvy, aléjate de ella, no es Syl!-

                              Ehvelyn rió con una horrorosa risa cándida, y abrazó a su prima por detrás. Poco pudo notar que ella tenía el mismo brillo sobrenatural en sus ojos.

                              -Tonto- dijeron al unísono -No puedes escapar ya. Estás aquí para ser devorado, estás aqui para volver a ser parte del todo como lo fuiste alguna vez. Prepárate ahora, puesto que serás de una vez y para todas parte del Sistema-

                              Las dos elfas se abrazaron en un destello de luz cálida, fundiéndose en un solo ser de un color indefinido, aunque él sabía que color era. Era Octarino. La Octava divinidad le invadía ahora con todo su poder, e intentaba devorarlo, sin saber él porqué. No había nada que pudiera hacer contra ella...

                              El nuevo ser se rebeló, iridiscente. Era una versión de Sylvarien mas alta, con el cabello que le llegaba hasta los tobillos, del mismo color indefinible e indefinido. Una extraña melodía surgía del fondo, y poco a poco la gigantesca elfa, cuya cabeza casi rozaba el techo, se acercó hacia él, cercándolo. Solo pudo retroceder hasta que su espalda tocara los nichos, y quedarse allí.

                              Quien viese de afuera la escena probablemente no entendería el horror del drow. El ente que se le acercaba parecía un retrato de Eva, solo que tenía un aire mas celestial y una sonrisa aún más gentil. Solo aquella mirada extraña le decía que nunca podría cejar ni bajar la guardia, que jamás nadie podría comprender el monstruo que albergaba la gigantesca elfa.

                              Ella tendió una mano luminosa y lo capturó, alzándolo hasta su pecho. No pudo hacer demasiado por resistirse: el contacto con su piel exudaba el mismo frío placentero de antes, y poco a poco fue quedándose carente de movimientos. Carente de voluntad.

                              La elfa lo abrazó contra su pecho, que cedió poco a poco para dejarle paso. Y lentamente se fundió con ella, cegándose en ese color bizarro e innatural que le recordaba ciertas leyendas...


                              //// Ando medio preocupado porque mañana rindo, pero escribir me relaja. Es medio basura, lo sé, pero bueno... es lo que hay.
                              Umi, gracias por la recomendación y por seguir leyendo ^.^ Creo que dentro de un par de capítulos te incluyo.
                              Un Saludo =) /////
                              Writing without Internet

                              Comment

                              Working...
                              X