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amor enemigo II

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  • amor enemigo II

    Capitulo I…………………………………………………………….en busca de un viejo amor

    Un año luego de la noche del final, Rubi se encontraba en su habitación pensando en él. Pues aunque extraño parezca, ella contó cada segundo que vivía sin su amado. Sabía que era imposible volver a verlo, pero al mismo tiempo, sabía que no. Después de todo, como olvidar lo mejor que le pudo ocurrir en su vida. De algún modo debía volver con Blanquito.
    En fin, solo tomo algo de ropa normal, se vistió, y decidió salir a caminar para meditar un poco sobre todo.
    Su destino era Takiro, pero caminaba sin rumbo alguno. En el camino encontró el lago donde se vieron por primera vez. Pero en fin, luego de un largo rato, logró llegar.
    Vio a su alrededor. Unos niños jugaban, la gente paseaba y un hombre colocaba carteles por el pueblo. La intriga la venció, y se dirigió a leer los carteles que colocaban.

    Mañana en la noche. Habrá una gran actuación de los samurais. Todos quedan cordialmente invitados.

    Ya se imaginan cual fue su idea al ver ese aviso, asistir para ver a alguien por quien su corazón aclama.
    Al ver esto, regresó inmediatamente al dojo. Al llegar se topó con su maestro.
    -Hace tanto tiempo que te veía tan feliz ¿Qué ha ocurrido?- pregunto su maestro.
    -Solo cosas-.
    Ella comenzaba a dirigirse a su habitación, cuando entonces el le interrumpe.
    -Mañana en la noche se reunirán todos los samuráis en el pueblo. Creí que tal vez te interesaría-.
    Pues claro el se había dado cuenta del porque de su felicidad, solo fue un modo de decirle que si. Ella lo miro muy emocionada, dio unos pasos lentamente, y luego, corrió a su habitación.
    Pasó todo el día viendo su ropa, no sabia que era lo que debía vestir para la noche siguiente. Continuó su búsqueda, y de repente, se encontró con una caja, que arriba decía Shiro. Sin dudar, abrió la caja, dentro encontró las armas de Shiro. Dagas, shuriken, y cosas por el estilo. Pero aun mas abajo, encontró una caja más pequeña, con un listón atado por encima de ella, pero esta decía “Para Lucy”. No podía entender como algo para ella estuviese en esa caja. Cuidadosamente, desató el listón, abrió la caja, y encontró en hermoso kimono rosa y amarillo con una nota. Tomo el papel, y comenzó a leerlo en voz baja.
    -Querida Lucy: como verás he dejado esta caja con todo lo que siempre me ha servido en mi entrenamiento… Bueno excepto el kimono, eso es un regalo que tu madre pensaba darte cuando crecieras. Pude encontrar esto en un pequeño hogar donde tú naciste. Me habría encantado ver tu sonrisa al ver esto, pero ya sabes, no podré volver. Ya es hora de ir por Blanquito, lamento no poder escribir mas que solo esto. Espero algún día volver a verlos, gracias por todo-.
    Dejó caer la nota, y levantó el kimono. No podía dejar de contemplarlo, y luego se le pasó por su cabeza “¿Cómo reaccionará él?
    Luego de unos minutos, ella dejo el kimono, y se encamino a un espejo. Comenzó a peinarse de distintos modos, pero ninguno llegó a gustarle. Finalmente, solo se colocó el cabello de forma que pudieran verse sus ojos. Aunque todo esto fuera innecesario, ya que aun faltaba un día, parecía no importarle, pero después de un tiempo, comenzó a sentir sueño. Entonces se encamino a su cama, y comenzó a dormir.
    Ya era de mañana. Rubi se levantó, y lo primero que pensó fue en él. Ya no podía esperar mas, necesitaba verle. Entonces, se dirigió lentamente a la caja, se colocó el kimono, y suavemente se peino. Comenzó a salir del dojo, en la puerta se encontró con su maestro, se acercó a el, y le dio un fuerte abrazo.
    -Diviértete, y ten mucho cuidado- dijo el.
    -Si lo tendré-.
    Caminaba algo lento, pues aun faltaba todo el día. Nuevamente se encontró al lago en su camino, se detuvo y lo miro muy fijamente. Vaya gran momento que le dieron sus recuerdos, le devolvieron el hermoso momento del primer y último beso.
    Con una sonrisa en el rostro, continuó su camino.
    Aproximadamente una hora más tarde, llegó al pueblo.
    En el centro de Takiro, aun estaban montando lo que a la noche seria el escenario. Los asientos ya estaban colocados, ella se sentó pacíficamente en uno de los lugares más cercanos al escenario.
    -Al parecer te gusta la actuación ¿No es así?- dijo un hombre que estaba trabajando allí.
    -Digamos que solo es una ocasión muy especial- respondió ella.
    El hombre sonrió levemente, y se retiró a continuar con su trabajo. Ella permanecía sentada, en un instante vio a un hombre de ropas largar, y un gran sombrero para cubrirse del sol, parecía un agricultor. Lentamente se acercó a los asientos más lejanos. Rubi trato de verle el rostro, pero el sombrero le tapaba. No le dio gran importancia, y comenzó a ver las nubes.
    La noche nacía poco a poco, la impaciencia era cada vez más grande. Y los asientos se llenaban también con el correr de las horas.
    Ya era hora de la obra. El hombre extraño tomó uno de los asientos de la misma fila que se encontraba ella. Estaba a solo dos asientos a su derecha. Nuevamente trató de ver su rostro, pero como antes, no podía verle. No se rindió tan rápidamente, seguía intentando, aunque por dentro sabía que nada lograría.
    El acto comienza, y, al mismo tiempo, ella deja de ver al desconocido, ahora lo importante era encontrar a Blanquito.
    Todos los samurai iban entrando hacia la plataforma, pero el no aparecía. Comenzaba a perder las esperanzas, pero entonces, vio salir a Reiko, y detrás, estaba el. Pero, algo en el no era como lo recordaba, principalmente, su ropa, ahora llevaba una armadura y no su antigua ropa de principiante. En sus ojos podía verse un gran odio, y su cabello estaba algo mas largo. Pero, definitivamente, era el, sus ojos blancos y su cicatriz.
    Cada uno de ellos, portaba un arma de madera. Lo que se hacía llamar actuación, en realidad era un entrenamiento, pero a la gente no parecía importarle… parecían no saber que no era actuado. A Blanquito lo hicieron luchar con Reiko, ella se asustó mucho al ver quien era su oponente, pues hasta donde recordaba, el era un gran luchador.
    La orden de comienzo se oyó, ambos de frente, dieron una reverencia, desenfundaron sus armas y empezaron.
    Rápidamente, Reiko logró hacer que blanquito perdiera su arma, ella comenzaba a sentir una gran rabia al saber que no podía intervenir. Blanquito, calmado, veía como su arma se iba por detrás de el, Reiko aprovechó ese momento para golpearle, aun con su vista en el piso, tomó el arma de Reiko con solo una mano. Rubi se alivió al ver que todo iba bien, la gente aclamaba a Blanquito.
    La “obra” llegó a su fin, todos los samurai ya comenzaban a marcharse. Ella empezó a seguir a Blanquito. Corrió a el y lo abrazó por detrás.
    -¿Pero que crees que haces?- dijo el.
    -Te extrañe tanto-.
    -¿Y tú quien eres?-.
    Algo andaba muy mal.
    -¿No me recuerdas?- dijo Rubi muy dolida.
    -No-.
    -Soy Rubi-.
    -No, nada-.
    Rubi comenzó a llorar.
    -Dijiste que me amabas, dijiste que nunca me olvidarías-.
    -Te recordaría si fueras algo importante-.
    -Espero que esto pueda ayudarte-.
    Ella lo tomo muy suave y le dio un beso. Y sin más palabras se marchó.
    El estaba totalmente confundido, no podía entender que había ocurrido.
    -No creo que alguien sea capaz de mentir sobre el amor y dar un beso- dijo el hombre extraño a él.

    aquí llego la segunda parte de la historia por la q aclamaban o.O
    disfrutenla

    agradeceria mucho q dejen sus opiniones como en el anterior
    Last edited by frozzenwolf; 10-24-2008, 10:23 PM.

  • #2
    che con toda la onda.... donde estan todos los q me mandaron mail pidiendo mas capitulos :P... dejen de viciar por dos minutos

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    • #3
      muy wena la historia, lastima q nadie la lea
      Sin una sola falta de hortografía

      Abrí los ojos, el alba encontré...
      En warrior me convertí y hasta la profesión no paré...
      Mi destino esta marcado, fuerte guerrero grupal, sin magia, con honor...
      Con la frente bien en Alto...
      Warlord Por Siempre Seré....

      Comment


      • #4
        Yo te banco! seguí que la gente la lee pero no comenta
        “No hay nada más obnubilante que la verdad” Grande Rene Lavand!!

        ¿Querés Rol? Tomá

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        • #5
          la gracia es q comenten -.-
          Sin una sola falta de hortografía

          Abrí los ojos, el alba encontré...
          En warrior me convertí y hasta la profesión no paré...
          Mi destino esta marcado, fuerte guerrero grupal, sin magia, con honor...
          Con la frente bien en Alto...
          Warlord Por Siempre Seré....

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          • #6
            Originally posted by Muny View Post
            la gracia es q comenten -.-
            sh vo cayate no tenes derecho a opinar :P

            Comment


            • #7
              Originally posted by frozzenwolf View Post
              sh vo cayate no tenes derecho a opinar :P
              ah no?

              y en ronces como hago esto:


              posteo posteo posteo
              Sin una sola falta de hortografía

              Abrí los ojos, el alba encontré...
              En warrior me convertí y hasta la profesión no paré...
              Mi destino esta marcado, fuerte guerrero grupal, sin magia, con honor...
              Con la frente bien en Alto...
              Warlord Por Siempre Seré....

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              • #8
                agradeceria mucho las opiniones

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                • #9
                  no dejo un up x q ya ta arriba
                  Sin una sola falta de hortografía

                  Abrí los ojos, el alba encontré...
                  En warrior me convertí y hasta la profesión no paré...
                  Mi destino esta marcado, fuerte guerrero grupal, sin magia, con honor...
                  Con la frente bien en Alto...
                  Warlord Por Siempre Seré....

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                  • #10
                    Capitulo II………………………………………… ………………………….¿Aun me recuerdas?

                    Ella se encontraba en el lago sollozando después de marcharse.
                    ¿Qué había ocurrido? Se preguntaba Rubi sin cesar, como pudo ocurrir algo así.
                    Las lágrimas le corrían lentamente por las mejillas hasta caer en el agua. Finalmente decidió marcharse, y esperar a que algo “mágico” suceda.
                    Mientras tanto. Blanquito seguía pensando de camino al lago ¿Quién era? ¿Por qué se comportó así? ¿Acaso el extraño decía la verdad?
                    Lo cierto en todo esto era que, el pobre había sido golpeado tan cruelmente como castigo de los hechos, que su propia memoria decidió olvidarlo. Hora tras hora de tortura diaria, fue algo sumamente horrible.
                    Se sentó sobre una roca, comenzó a mirar el cielo mientras pensaba. Lentamente bajó la mirada, hasta que se detuvo en el agua del lago. Se quedó observando el agua cristalina, en lo que se dio cuenta lo cansando que estaba de no entender absolutamente nada de nada. Se arrodilló a orillas del lago, y bebió un trago. Pudo sentir algo extraño en el sabor del agua, era como si estuviese aspirando aire, pero, al mismo tiempo, sentía una sensación de felicidad, tristeza y un gran odio. Se empezó a sentir cansado, entonces, solo se levantó y se marchó.
                    El sueño era cada vez más y más denso, sentía que jamás llegaría a una cama. Finalmente, luego de un camino agotador, llegó a su habitación. Apenas al recostarse cayó rendido en un profundo sueño.
                    Rubi aun seguía triste en su habitación. No hablaba con nadie, ni salía de allí. Pues era de esperarse, después de tan mal momento.
                    Solo el tiempo podría decir que ocurriría luego. Ya comenzaba a salir el sol, un nuevo día estaba naciendo.
                    Blanquito se despertó, seguía confundido, pero ya no por lo que había pasado. Había tenido un sueño en el que el se encontraba con una chica rubia, le daba un beso y ella se iba. El pobre aun no lograba comprender quien era ella, pero no tardó mucho en recordarlo, permítanme contarles como fue.
                    Luego de levantarse, sus sentimientos le jugaban a favor, su amor había regresado con el, la felicidad se hacía presente. En lo que decidió salir a tomar algo de aire, vio al cielo, y como si fuese capaz de controlar su habla dijo.
                    -Rubi te extraño mucho-.
                    Quedo cayado, y luego se preguntaba ¿Qué acabo de decir? Fue justo en ese momento que recordó a esa hermosa chica, que para ser honesto aun le debía dinero. El problema ahora era el verla nuevamente, perdió la mejor oportunidad que pudo tener.
                    -Si fuera tu, desde el principio iría por de nunca has ido- dijo aquel el hombre extraño, que se encontraba paseando por el pueblo.
                    -¿Que?- respondió el.
                    -Acaso no estas buscando a una mujer-.
                    -Si, pero eso que significa-.
                    El hombre se marchaba, Blanquito trató de detenerle para que le explicase el significado de lo que dijo. Pero no tardó mucho en dejar que se marche, y comenzar a reflexionar en ello. Repetía en voz baja lo que le fue mencionado.
                    -Desde el principio. ¿Qué es el principio?.. Claro el lago, pero… Por donde no has ido… Será… El agua… No, es una ridiculez, no podría respirar… Entonces… Debe ser por enzima de la montaña de rocas que hay allí… Puede ser, pues probare-.
                    Comenzaba a ir al lago, cuando, Reiko se apareció y le detuvo.
                    -¿Vas a algún lado?- le preguntó.
                    -No te metas-.
                    Blanquito lo golpeó en el pecho, y se marchó.
                    Rubi aun encerrada en su habitación seguía lamentándose, entonces entró su mejor amiga, también Ninja, para intentar hacerla sonreír.
                    -¿Qué te ocurre, hace ya varios días que no sales de aquí?-le preguntó.
                    -Solo son cosas mías-.
                    -Vamos, sabes que puedes confiar en mí-.
                    Permaneció callada. Su amiga sabía que algo no andaba bien. Decidió dejarla sola, tal y como ella quería estar, vio que en la puerta había un samurai.
                    Blanquito llegó finalmente al lago, vio la gigantesca montaña de rocas. Pensaba en como haría para llegar a la sima, pero en fin, se acercó y comenzó a escalar.
                    No era nada fácil subir por allí, algunas rocas se encontraban totalmente flojas.
                    Sin darle importancia, continuó trepando. Pero lamentablemente, se intento aferrar de una que por desgracia estaba floja. Cayó sobre su espalda, no se lastimo en lo mas mínimo, pero si se encontraba algo mareado, aunque no tardo mucho en pasársele. Aun en el piso, su mirada quedo entre unos árboles, en cuales tenían pequeños arbustos a sus pies, que, curiosamente, estaban separados.
                    Se encaminó a ellos, y con sus manos los separó totalmente. Vaya sorpresa. Había un sendero por detrás.
                    -Nunca había visto este camino-se dijo a si mismo.- ¡Claro! El camino que nunca he ido-.
                    Sin una sola duda, corrió por ese sendero. Era molesto tener que esquivar ramas o árboles, pero valía todo el esfuerzo llegar al otro lado.
                    Ya podía verse como la luz filtrarse por entre los árboles, continuó corriendo hasta salir. En el panorama, solo se veía una gran casa. Se dirigió a ella, y entró como si fuera su propia casa. El entró justo en el mismo momento que la amiga de Rubi se retiraba de la habitación, pues ese era el samurai que ella había visto. Rápidamente, lo acorraló contra una pared y puso una daga sobre tu cuello.
                    -¿Quién eres, que quieres, y quien te dijo como llegar aquí?-dijo ella.
                    El le tomo el brazo, le quito el arma y la lanzó a lo lejos.
                    -No hay nombre, vine por amor, y no tengo idea quien es quien me dio información-.
                    Rubi escuchó que su amiga forcejeaba con alguien, y salió para intentar ayudarla. Pero al ver que Blanquito estaba allí no supo como reaccionar, si debía atacarlo o si debía lanzarse a sus brazos.
                    Blanquito fue quien reaccionó primero, sin dudarlo, se dirigió a ella y la abrazó.
                    -Por fin puedo tenerte nuevamente- dijo el.
                    Rubi estaba algo confundida. No sabía que decir.
                    -¿Es a el a quien tanto le llorabas?- Preguntó su amiga.
                    Rubi hizo un geste con la cabeza indicando que si. Entonces su amiga creyó que lo mejor era dejarlos a solas, y sin palabras, se marchó.
                    Ahora Rubi fue quien salto sobre el para abrasarlo y besarlo.
                    -Veo que ahora si sabes quien soy- dijo sonriendo.
                    El no dijo nada, pero si respondió, con otra sonrisa. Lentamente se borró la sonrisa de Rubi.
                    -Ven quiero que veas algo- dijo ella.
                    Lo tomó de la mano, y lo llevó a su habitación. Dentro, Blanquito se sentó sobre la cama, y ella tomo la caja que Shiro había dejado. El la veía con esa caja en las manos, pero no entendía que quería con eso. Ella se sentó junto a el, se coloco la caja sobre sus piernas, y la abrió.
                    -Al parecer Shiro me dejó todo esto antes de marcharse-.
                    Colocó todo lo que había dentro sobre la cama.
                    -Estas eran sus armas- dijo ella.
                    La sorpresa era tal, que no podía decir ni una palabra. No eran armas normales. Había una daga de cristal, guantes con garras, unas botas blancas, un cinturón con bombas de púas, y un medallón de varios colores con joyas incrustadas.
                    Blanquito tomó las botas y el medallón. Y preguntó para que servían. A lo que ella respondió que no sabía.
                    -¿Qué pasó, por que no me recordabas?- preguntó ella.
                    -Es una larga historia-.
                    En ese momento entró el maestro de Rubi.
                    -Me alegro que puedan estar juntos nuevamente, pero necesito pedirles algo-dijo.
                    Se retiró, se miraron fijamente, y a la vez confundidos.
                    Permanecieron algunas horas juntos hablando entre ellos, y explicando porque el no le recordaba.
                    Pero luego marcharon con el maestro, después de todo, eso es lo que debían hacer.

                    hasta aca el segundo capitulo.. espero lo disfruten, porfavor opinen sino mato a el dinosaurio barny :O

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                    • #11
                      esta bueno la gente no comenta por q leen y bueno supongo q como no te conocen no lo hacen, q se yo..., esta entretenida e interesante.

                      Comment


                      • #12
                        oh yhea el tio wolf volvio para dejarles un nuevo capitulo

                        y porfavor dejen algun comentario como para saber si estoy subiendo esto al pe.. o si alguien lo lee >.<

                        Capitulo III……………………………………………………………………………… ¡En marcha!

                        Bueno, hubo una larga platica entre ellos, pero hay solo dos puntos que quiero contarles. Uno, pues, el nombre de Blanquito, el se llama Arashi. Y la segunda, lo que el maestro quería decirles, bien se trata de una misión. Bien dejare esto en palabras de él mismo.
                        -Debo pedirles un gran favor- dijo el maestro muy seriamente. –Puedo asegurar que todos aquí extrañan mucho a Shiro. Bien, voy a pedirles que salgan a buscarlo.
                        -Genial, tomaré un par de sandalias, e iré a buscarlo a la casa de los duendes mágicos- Dijo Lucy algo ofendida. -¿Cómo pretende que le encontremos, podría estar en cualquier lado?
                        -Ese será su problema. Será mejor que tomen lo que necesiten y mañana salgan, y no se detendrán hasta encontrarlo-.
                        Se levantó de la mesa donde se encontraban y se retiro sin mas palabras.
                        -Habla enserio. Bien, usaremos las armas que Shiro te dejó ¿De acuerdo? Ru… Perdón Lucy-.
                        -Se ve que no hay otra alternativa- Dijo ella.
                        Nuevamente en la habitación. Se encontraban ambos repartiendo el equipo de Shiro, pero Arashi no tenía idea de cómo usarlo, así que solo tomo las botas y el medallón, pues ninguno sabía para que eran.
                        Ella aun miraba esa daga. Podía cortar rocas con ella, pero aun así, no se rompía, ni perdía su filo.
                        -Bien creo que estas provisiones serán suficientes ¿Estas lista?- dijo Arashi.
                        -Sí. Solo me falta algo-.
                        Volteó a la caja, y de allí tomó el kimono que había dejado su madre. La guardó cuidadosamente en su mochila, la cargo en su espalda y dijo.
                        -Ahora ya podemos marcharnos-.
                        De camino a la salida. Se encontraron con el maestro.
                        -Si ocurre algo grave, o encuentran indicios para los que necesiten nuestra ayuda. Podrán regresar. Pero recuerden que esta misión no acaba hasta q Shiro regrese- les dijo.
                        -Ah eso si que me calma. Entonces nos vemos cuando me vuelva una anciana- dijo Lucy riendo.
                        Sin nada mas. El maestro se retiró de la puerta. Ellos se retiraron, y emprendieron su viaje. Arashi se dirigió a los árboles, pero luego vio que ella iba por otro camino.
                        -¿A dónde vas?- preguntó el.
                        -Por el camino fácil- respondió.
                        -¿Pero…? ¿Qué…? ¿A donde va eso?-.
                        -Al fondo del lago-.
                        El quedó confundido, sin saber que decir. Solo fue tras ella. Finalmente llegaron a unas escaleras que daban a una cueva.
                        -Sabes, hay algo que siempre quise saber ¿De que es esa cicatriz?- preguntó ella.
                        -Creo que ya te había dicho-.
                        -Pues, si realmente fue en un combate ¿Cómo no pudiste ganarme?-.
                        -Está bien. Está bien. Cuando era niño caí sobre unas rocas ¿Feliz?-.
                        Ella comenzó a carcajear frenéticamente, y a burlarse de el.
                        -¡Ya esta bien!- dijo Arashi.
                        -Bueno- Calmó su risa -¿Por qué no lloras tus penas con tu osito?- otra vez su riza.
                        Comenzaba a enfadarse. Volteó a ella para gritarle, pero al ver su rostro sonriente no pudo hacer mas que devolverle con otra sonrisa. Permaneció viéndola sin decir una palabra, Lucy se dio cuenta que el lo veía, entonces solo lo abrazó por el cuello suavemente. Permanecieron un tiempo allí, pero luego Arashi dijo:
                        -Creo que es tiempo de seguir-.
                        Lentamente lo soltó, bajo su mano a la altura de la de él y le tomó. Se vieron fijamente los rostros y continuaron bajando las escaleras.
                        Se encontraban ahora en la boca de la cueva. No era oscura, sino todo lo contrario. Podía verse con claridad allí dentro. Ella se acercó a un pozo que había y se lanzó dentro. Arashi quiso ir tras ella, pero rápidamente se oyó el ruido del agua, entonces recordó hacia donde iba esa cueva, claramente era donde desembocada el lago. Lucy le pidió que salte dentro, y lo hizo.
                        Ambos se sumergieron por debajo de las rocas, siguieron hacia delante y luego arriba nuevamente. En este pequeño sitio, había una escalera vertical echa totalmente con las piedras de la cueva, y al final de la misma, un hueco donde se filtraba la luz.
                        Ya en la cima, el miró abajo, y vio que se encontraban sobre la cima de la montaña que el había intentado trepar antes.
                        -¿Y ahora que?- Preguntó el.
                        -Salta al lago. Pero procura que la punta de tus pies toquen el agua antes que el resto de tu cuerpo, sino podrías terminar herido-.
                        -Sabes. Creí que ese camino iba al lago, y no a esta montaña-.
                        -Pues, no. Vamos salta primero, quiero ver que tal lo haces-.
                        -Miedosa- terminó de decirlo, y saltó al lago.
                        Afortunadamente, supo colocar correctamente sus pies, y logró salir sin un rasguño. Ahora era el turno de Lucy. Lo primero que hizo, fue quitarse su mochila, y lanzarla sobre el césped.
                        -¿Qué estas haciendo?- pregunto el.
                        -No quiero mojar mas lo que hay allí dentro. Revisa tu mochila, seguro habrás conseguido un pez- respondió en burla.
                        -¿No crees que al pasar por ese túnel, ya hayas mojado todo? Y por cierto, todo lo que llevo dentro esta metido en un saco, por si acaso llovía-.
                        -Me has robado la idea, yo hice lo mismo con mis cosas. Seguro algo se habrá filtrado, pero no creo que sea mucho. Sal de allí, podría golpearte-.
                        Lentamente, se acercó a la orilla, y se retiró. Ahora era el turno de Lucy. Se lanzó al lago, Arashi la vio hundirse en el agua, se sentó a esperar a que ella saliera, pero aun seguía dentro. Ya comenzaba a preocuparse, se levantó e intento llamarle, pero no ocurría nada. Finalmente se decidió a rescatarla, se quitó su mochila y su katana, se asomó al lago, cuando entonces…
                        -¡Sorpresa!- Dijo Lucy, al tras salir tan repentinamente del agua.
                        El dio unos pasos atrás por el susto, hasta que perdió el equilibrio, y cayó al piso.
                        -¡Casi me metas de un susto!- dijo con el poco aliento que le quedaba.
                        -Que fácil te asustas- le respondió.
                        Ella se acercó a las rocas por las que el había intentado subir antes. Vio que una estaba en el piso, era la que Arashi había tirado.
                        -Mira. Algún idiota trató de subir por aquí- Dijo ella.
                        -Realmente hay que estar loco para intentar eso- dijo el en voz baja.
                        -Sí me esperas. Ahora regreso-.
                        -¿A dónde vas?-.
                        -A quitarme esta ropa mojada. Sería bueno que hicieras lo mismo, a menos que quieras enfermarte- Tomo su mochila, y se perdió entre los árboles.
                        El se quitó su armadura, debajo de ella tenia su ropa totalmente mojada, Se quitó eso y tomo su vieja ropa. Coloco su armadura y sobre ella, la ropa que había sacado de su mochila. La noche comenzaba a nacer y el se encontraba intentando encender una fogata, girando una rama sobre una madera y algunas hojas. Poco después, Lucy apareció nuevamente, con un kimono azul.
                        -Vamos, a ese paso voy a congelarme- Dijo ella.
                        -¿Por qué no lo haces tu?- dijo algo enfadado.
                        En ese momento, la rama que el giraba sobre la madera se encendió desde sus manos. Al ver eso, la soltó por reflejo. Ella se encontraba en el lago quitándose el agua que aun tenia en su cabello.
                        -¿Has visto eso?- Dijo el muy sorprendido.
                        -¿Qué cosa? Ah por fin has encendido ese fuego-.
                        -Pero el fuego salio de mis manos ¿Qué no lo viste?-.
                        -Ha sido un largo día, el cansancio debe estar jugando con tu visión-.
                        -Si. Tienes razón. Es una locura lo que estoy diciendo-.
                        Ella asintió con la cabeza. Volteó a un árbol, se subió en el, y comenzó a quitarle algunas manzanas.
                        -¿Quieres?- Dijo ella al bajarse del árbol.
                        -Si. Gracias-. Al acabar de cenar. Lucy le dio las buenas noches a el y se acostó cerca del fuego. Estaba temblando del frío.
                        Al verla así, el tomo una manta de su mochila, se recostó junto a ella y tapo a ambos con esa manta.

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