Announcement

Collapse
No announcement yet.

Los Ojos de la Inocencia

Collapse
X
 
  • Filter
  • Time
  • Show
Clear All
new posts

  • #16
    Re: Los Ojos de la Inocencia

    Excelente y emocionante capítulo IV. Es lo más lindo que le puede pasar a alguien cuando vivis la felicidad pura.
    http://izumi2.elbruto.es

    Comment


    • #17
      Re: Los Ojos de la Inocencia

      che no esta mas el PJ del mes .... ^^

      muy linda historia .... no tenes mas capitulos ....

      pues q hases q no estas asentando tus dedos en el teclado

      Te Felizito!!!!
      "Maufrank"
      Lvl:50+...(?)
      Clan: "TERERE "
      Profesion: 100% "EE" (Elven ElDer)

      "EXtranio ELven"


      Comment


      • #18
        Re: Los Ojos de la Inocencia

        me encanto la historia.... espero con ansias el capitulo q sigue


        En caso de incendio, haga click aqui

        Comment


        • #19
          Re: Los Ojos de la Inocencia

          A muy linda historia! ^^

          http://foros.comunidadzero.com/venta..._enchants.html

          Comment


          • #20
            Re: Los Ojos de la Inocencia

            Capitulo IV (Parte III)

            El joven dragón giró la cabeza lentamente, y mirando seriamente hacia el tronco de un árbol cercano vio como detrás de el aparecía una chica de cabellos morenos de tal belleza, que cualquier hombre caería rendido ante ella.

            - ¿Por qué has venido Sarath? -.
            - Me ha enviado tu padre para asegurarse de que era la última vez que ibas a verla, pero si mis oídos no me engañan, le has dicho que os volveríais a ver esta noche -.
            - Si -.
            - ¿Acaso vas a desobedecer a tu padre? Te dejó salir de la cueva donde te había encerrado a cambio de verla una sola vez más -.
            - ¿Por qué todo es así? -.
            - ¿Qué quieres decir? -.
            - Seguimos obedeciendo una ley que ya ha quedado totalmente anticuada, como si aún siguiéramos en guerra con los humanos -.
            - Y así es, si nos mostráramos tal como somos ante ellos, sin lugar a dudas, intentarían matarnos -.
            - Es posible, pero esa norma tiene un pequeño problema. Engloba a todos los humanos sin hacer ninguna distinción, y es ahí donde falla, pues existen personas con las cuales puedes hablar y ser lo que uno es, sin miedo o riesgo a que huyan despavoridos -.
            - ¿Lo dices por ella? -.
            - En parte si, pero también sé que existen más personas como Aisha, hombres y mujeres, que no han cerrado las puertas de la razón y la comprensión por historias o leyendas antiguas. No me preguntes como lo sé, pues es sólo una sensación que tengo -.
            - Una sensación, sentimiento o creencia no es suficiente para demostrar algo Driangor. La experiencia, la visión de cientos de años de sufrimientos, cacería y matanzas debería haberte enseñado la verdad sobre el comportamiento humano. Gracias a esa “antigua ley” como así la llamas, seguimos existiendo en este mundo -.
            - Te equivocas Sarath, desde que nació esa absurda regla, dejamos de existir en el mundo. A nuestros ojos seguimos vivos, es cierto, pero todos los demás piensan que hemos desaparecido para siempre. Nos hemos convertido en unos fantasmas del pasado -.

            La dragona se quedo mirando fijamente a su compañero con una expresión de desconcierto. Nunca antes le había visto así, contradiciendo las Leyes de los Dragones. Entendería esa forma de opinar por parte de él, si fuera una simple idea, algo que se piensa por un momento, pero que luego se olvida a la misma velocidad que surge la pregunta o la creencia en la mente. Aunque esta vez era distinto, los ojos del dragón, transmitían seguridad, dando a entender que todo lo que había dicho lo sentía de corazón, no era un sentimiento banal, sino que era una nueva forma de ver las cosas, y aunque dijera lo contrario, aquella mirada, indicaba que sólo aceptaría su punto de vista.

            - Has cambiado Driangor. Aunque antiguamente ya contradecías la Ley Sagrada, nunca te opusiste a ella, simplemente la acatabas por que pensabas que quizás fuera lo mejor para todos, ya que después de todo, si estábamos vivos, era gracias a ella. Pero ahora es diferente, has roto tu silencio, aún sabiendo lo que te podría suceder si desobedeces las normas. ¿Por qué? -.

            No hubo respuesta a aquella pregunta, no por que no la supiera, sino por que ella no sólo no podría aceptarla, sino que jamás lo aprobaría, pues sabía que aún a pesar de tener una mente bastante libre, Sarath entendía, aceptaba y acataba las costumbres que ahora regían en la vida de los dragones.

            - ¿Amas tanto a esa humana? -.
            - Te podría responder con una pregunta, ¿Alguna vez has deseado no ser lo que eres? -.

            Fin Parte III

            p.D: Espero que os guste la continuación, en breves la próxima parte

            Comment


            • #21
              Re: Los Ojos de la Inocencia

              Queda pendiente que la lea =P tengo que salir. Que bueno que puedas seguir escribiendo.
              http://izumi2.elbruto.es

              Comment


              • #22
                Re: Los Ojos de la Inocencia

                Que historia más grosa. Por lo que vi ahora el dragón Driangor está complicado ahora.

                Comment


                • #23
                  Re: Los Ojos de la Inocencia

                  Los Ojos de la Inocencia Capitulo IV (Parte IV)

                  - No lo entiendo, vuestra relación es imposible. ¡Tú eres un dragón y ella una humana!¡Sois enemigos naturales! -.
                  - ¿Quién ha decidido eso?¿Quién ha escrito que debemos ser enemigos, que debemos matarnos? Todas esas cosas son ideas u opiniones de los demás. Sí, tienes razón, es una humana y yo un dragón, pero deberías pensar una cosa Sarath.... hacerte una pregunta, ¿Cómo crees que nos vemos ella y yo? Entre nosotros, la separación que existía entre razas ha desaparecido. Es difícil explicar como me siento cuando Aisha está cerca de mí, pero por decirlo de una manera sencilla, me siento completo -.

                  La dragona miró un rato en silencio a Driangor y luego, dando la vuelta, se alejó lentamente con paso firme, como si no hubiera nadie detrás suyo, o al menos nadie a quien ella recordase o reconociese.

                  Cuando la bella figura humana de Sarath desapareció como si se hubiera fundido con el paisaje del bosque, Driangor observó la superficie del lago, contemplando su reflejo con una mirada vacía y sin sentimiento. “Vuestra relación es imposible. Tú eres un dragón y ella una humana, sois enemigos naturales”, era la frase que empezó a escuchar en su interior una y otra vez.

                  Aunque antes había contradicho aquellas palabras, sabía que era verdad, que aún a pesar de quererse mutuamente, todos los demás jamás aprobarían aquella unión. Eso a él no le importaba, pero... ¿y a ella? Quería y respetaba mucho a sus padres, y estaba seguro de que ellos tampoco aceptarían que su querida hija estuviera cerca de un dragón, y menos que se amasen.

                  “¿Estaba todo bien?¿Era lo correcto?”, dos preguntas sencillas, pero que su respuesta lo significaba todo. Pues estaba yendo en contra de todo lo que había sido normal en su raza. Cientos de años de perfecta armonía y tranquilidad, podrían romperse en un solo momento, en un suspiro, con sólo una respuesta.

                  Pero aún a pesar de la simplicidad de las preguntas surgidas en su mente, no estaba seguro de nada, ni siquiera de si realmente amaba a Aisha. Pues desde su punto de vista, amor, significaba no sólo querer a una persona, sino también buscar o intentar conseguir que fuera feliz en todo momento, y era ahí donde surgía su gran duda y preocupación. Aunque estaba seguro de que la quería con toda su alma, el saber que todo lo que la rodeaba se podría poner en su contra contradecía el segundo termino del significado de aquella palabra tan importante.

                  Muchas dudas y temores surgían en su mente, y aunque por cada pregunta o duda que pensaba que podía resolver, aparecían muchas más en las cuales era difícil dar con una solución. No deseaba que Aisha se enfrentara a todo aquello que le podía ocurrir, por lo que era capaz de dejarla, si con ello conseguía su seguridad, aunque sabía que su corazón no podría aguantar el estar lejos de ella tanto tiempo.

                  Fin Parte IV

                  Comment


                  • #24
                    Re: Los Ojos de la Inocencia

                    buu, lastima que esa historia estaba publicada en la pag de GZ antes..
                    Copiar, pegar.

                    Comment


                    • #25
                      Re: Los Ojos de la Inocencia

                      Capitulo IV (Parte V)

                      Necesitaba un momento para pensar y meditar en todas aquellas dudas, pero la posición del sol en lo más alto del cielo, le indicaba, que no podía disfrutar de tal privilegio.
                      Volvió los ojos al lugar por donde Aisha se había marchado. “Ojala pueda verte esta noche”, susurró mientras desaparecía lentamente de aquel lugar para volver a su lugar de origen.

                      Para los humanos aquel paraje sería lo más parecido al paraíso que se describe en sus libros de viejas y absurdas creencias. No existía palabra, sentimiento o expresión en cualquiera idioma humano para definir aquella belleza. Todo el lugar estaba completamente formado por paredes de hielo de un color azul verdoso. Aún a pesar de que todo aquello lo habían construido los dragones para poder vivir en paz, daba la sensación de que aquella obra, sólo podía haber sido creada por la misma naturaleza, pues todo lo que allí se podía contemplar, parecía haber estado allí desde el principio de los tiempos.

                      Seguramente no existía nada más hermoso en todo el mundo conocido y que aún estaba por conocer, una imagen digna del sueño más hermoso producido por el corazón más puro de la persona más inocente. Pero no todo lo hermoso ha de ser siempre bueno, y en aquel mismo instante, era lo que Driangor pensaba.

                      Antes siempre se alegraba de ver aquel sitio, pues pensaba que era el lugar más seguro del mundo, el único al que antiguamente podía llamar hogar. Pero su forma de ver aquel paisaje había cambiado totalmente, todas aquellas sensaciones pasadas, ya formaban parte de la antigüedad. Ya no percibía el nido del dragón como un lugar familiar, pues sentía como su verdadera casa estaba muy lejos en aquel momento. Ahora, aquel panorama, no era más que una zona de paso temporal o al menos era lo que él deseaba.

                      A medida que caminaba entre sus hermanos, estos le miraban con expresiones varias como incertidumbre, asombro o resentimiento. Todo ello, era debido a que aún a pesar de estar allí, junto a decenas de dragones, seguía manteniendo su forma humana, y eso era lo que los que lo veían, no entendían.

                      - ¿Qué estas haciendo? -. Le preguntó un enorme dragón negro que se interpuso en su camino. Era mucho más grande que Driangor y su apariencia era infinitamente más temible.
                      - Vengo a ver a mi padre. Apartate Gargant -.
                      - No preguntaba a donde te dirigías, sino el por que caminas entre nosotros bajo esa forma. Es un insulto no sólo a tu sangre, sino a todos los nuestros-.
                      - Eso es una tontería, pues sabes de sobra quien soy. ¿Qué más da la apariencia con la que vaya? -.
                      - Este es un lugar sagrado, limpio de todo rastro de esa escoria humana. Jamás sus pies han ensuciado este santuario. Y aunque tu seas un dragón, al mantener esa forma absurda, lo estas manchando todo con su presencia. Parece como si no sólo nos insultaras a nosotros, sino también que niegas de tu descendencia celestial -.

                      No hubo ninguna respuesta o contrariedad ante aquella explicación, solo silencio. Mientras que el dragón negro esperaba que Driangor le increpara o se enfrentara a él, este sólo se le quedó mirando con una expresión de pena.

                      - Siento lástima por ti, ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que los humanos se enfrentaron a los dragones, y aún así, te comportas como si hubiera sucedido ayer mismo, vives en el pasado Gargant, y eso odio que sigues profesando hacia ellos, acabara por consumirte completamente, cegándote -.
                      - ¿Cómo te atreves? No eres quien para decir lo que esta bien o mal. Tú, un dragón que no sólo intenta comportarse como un humano, sino que además pareces sentir algo por uno de ellos -.

                      Fin Parte V

                      p.D: Muchas gracias por vuestros comentarios
                      Kimbo esta historia, si te das cuenta, el nick de la persona que la ha publicado en la pagina anterior de GZ es el mismo, es decir, soy yo, lo que pasa que la publique aqui, puesto que ya apenas se iba a usar el foro anterior de GZ. Además en el anterior foro solo he publicado creo hasta el capitulo II o III, con lo cual todo lo que he escrito hasta ahora no he podido copiarlo y pegarlo xD

                      Comment


                      • #26
                        Re: Los Ojos de la Inocencia

                        q buena historia.... espero el capitulo q sigue :P


                        En caso de incendio, haga click aqui

                        Comment


                        • #27
                          Re: Los Ojos de la Inocencia

                          Capitulo IV (Parte VI)

                          Todos los dragones que estaban contemplando la conversación entre los dos, se quedaron sorprendidos al oír aquellas palabras, y en un solo instante, lo único que podía escucharse entre la multitud era “Traidor”.

                          Gracias al dragón negro, Driangor era odiado por muchos de sus compañeros como indicaban sus miradas cargadas de rencor. Peor aún así, siguió bajo su forma humana sin hacer ningún ademán de arrepentirse lo más mínimo por su situación y guardando silencio.

                          - Tu silencio indica que estoy en lo cierto. Aunque a veces nos mezclamos con los humanos bajo esa apariencia absurda, sólo lo hacemos para pasar desapercibidos, nada más. Pero tú, has tomado esa forma para acercarte a uno de ellos, el sólo pensarlo me da asco -.
                          - Jamás entenderás mi postura, pues sé el profundo odio que guardas hacia ellos. No quiero discutir contigo -. Dijo mientras se apartó de Gargant y empezó a caminar hacia otro lado.


                          -¡Muere traidor! -. Gritó el dragón.

                          Levantó una de sus garras y descargó un violento golpe. El movimiento fue casi instantáneo, tan rápido como un parpadeo. Ningún humano habría podido actuar con tiempo suficiente para poder esquivar el golpe, pero Driangor, aún con la apariencia humana, seguía manteniendo todos sus reflejos y sentidos originales. Sintió el ataque y con una gran velocidad se apartó, haciendo que el golpe atravesara el suelo fácilmente.

                          Ya no se encontraba ante una de las criaturas más inteligentes que existían en el mundo, ahora, aquella criatura divina, se había convertido en una bestia sangrienta que sólo se guiaba por puro instinto y una única idea, matar. Sus ojos dorados habían perdido todo el brillo de racionalidad y en ellos sólo se podía apreciar la mirada de la muerte. Gargant abrió la boca y una tenue luz de color rojo sangre empezó a brillar y a tomar intensidad en ella.

                          - ¡Basta! -.

                          Todo pareció detenerse, como si aquel grito tuviese el poder de congelar el tiempo. No se oyó nada más después de el. Aquella palabra, había sonado como una orden celestial, pronunciada por un dios. Driangor sabía que sólo existía un ser con tal poder e influencia, se giró con cierto temor y vio a unos pocos pasos de el, la figura de un inmenso e imponente dragón dorado.

                          Aunque su tamaño era aún mayor que el de Gargant, no poseía su apariencia tan terrorífica. Pero aún así, la única sensación que transmitía era respeto, salvo al humano que se encontraba ante él, pues no era respeto su sensación, sino temor.

                          - Padre -.

                          Fin Parte VI

                          Comment


                          • #28
                            Re: Los Ojos de la Inocencia

                            Capitulo V "Misma Sangre, Mismos Sentimientos"

                            Parte I

                            - ¡Rey Dragón! -. Exclamó sorprendido Gargant mientras hacía una pequeña reverencia al igual que todos los demás dragones presentes.
                            - ¿Qué está ocurriendo aquí? -.
                            - Mi señor, su hijo, el príncipe Driangor, está mancillando este lugar sagrado bajo esa horrenda apariencia sin mostrar ningún signo de arrepentimiento o disculpa. Es como si nos estuviera diciendo que odia sus orígenes -.
                            - ¿Y es eso suficiente para intentar matarlo? Una de nuestras leyes prohíbe pelear entre nosotros, si se sigue una se siguen todas, Gargant -.
                            - Pero majestad...-.
                            - Ya es suficiente. Es cierto que Driangor ha roto varias de esas leyes, y será castigado por ello, pero nunca se hará mediante el uso de la fuerza -.
                            - Si señor -.
                            - Podéis retiraros, yo me encargaré de dictaminar el castigo correspondiente a sus actos -.

                            Todos hicieron una reverencia y empezaron a marcharse lentamente sin mirar atrás, como muestra de respeto y obediencia, menos Gargant. No sólo fue el último en retirarse, sino que seguía observando al humano que allí se encontraba con gesto de odio.

                            Cuando se encontraron los dos solos, Driangor levantó la mirada para ver a su padre e hizo una reverencia muy tosca, como si le estuvieran forzando a hacer algo que iba en contra de sus creencias o forma de ser. Ya no sentía ningún respeto por él. Todo el aprecio que antiguamente sentía por él, se había esfumado en el momento que le había prohibido ver a Aisha nuevamente.

                            Se observaron mutuamente un tiempo sin pronunciar palabra. Como si sólo con sus ojos pudieran transmitirle el uno al otro lo que estaban pensando sin falta de hacerlo verbalmente. El joven dragón sabía que su padre estaba indagando en su mente para saber todo lo que había ocurrido, y aunque era consciente del riesgo potencial que tendría el que supiera todo lo acontecido, no intentó encubrir nada.

                            - ¿Tanto desconfías de mí que prefieres espiar en mis recuerdos antes que preguntarme? -.
                            - Si te preguntase, seguro que intentarías ocultarme algo -.
                            - No tengo nada que esconderte, pues seguramente ya sabes lo que ha sucedido antes incluso de leer mi mente -.
                            - No has cumplido lo que me has prometido. Me habías asegurado que sería la última vez que verías a esa chica, que después de tu visita, no recordaría nada de lo sucedido entre tu y ella. Si no has cumplido nada de lo que me dijiste, ¿por qué debería confiar ahora en ti? -.

                            Driangor se quedó en silencio, no podía responder a aquella pregunta. Él tenía razón, había accedido a volver a Aisha con la condición de que fuera la última vez y había roto su palabra. Entendía su desconfianza, ya que alguien que es capaz de mentir y engañar a su padre, puede hacer cualquier otra cosa.

                            - Has violado varias de las reglas que existen, traicionado tu palabra y profesas sentimientos a una humana. Aún a pesar de las dos primeras faltas son graves, tu verdadero crimen ha sido relacionarte con esa chica. Pones en peligro la existencia de los nuestros. Todos ellos creen que estamos muertos, si se enteraran de que seguimos vivos, volverían a intentar cazarnos como animales, ¿no has pensado en ello? -.
                            - Me hiciste esta misma pregunta hace más de un año, y como aquella vez, mi respuesta sigue siendo la misma. Confío en Aisha plenamente, no es como los humanos que teníamos en mente, jamás ocurrirá nada de lo que estas diciendo, ella nunca haría eso -.
                            - La palabra de un humano no tiene ningún valor para nosotros -.
                            - Pero la suya si lo tiene para mi -.
                            - ¡Silencio! No voy a seguir oyendo más tonterías. Haré que no puedas volver a ver jamás a esa humana -.

                            Fin parte I

                            Comment


                            • #29
                              Re: Los Ojos de la Inocencia

                              Los Ojos de la Inocencia Capitulo V (Parte II)

                              Aquella expresión, “no puedas volver a ver jamás a esa humana”, por mucho que intentase pensar en otro significado, por desgracia, en la mente de Driangor, sólo una idea tomo fuerza, la muerte.

                              - No pensarás... -.
                              - No, no me compares con aquellos que basan toda su existencia en la destrucción. Haré lo que tu te negaste a hacer, le borraré todo recuerdo que tenga de ti, y para asegurarme de que no podáis volver a reencontraros, crearé una imagen aterradora de los dragones en su mente, para que si alguna vez viera a uno de los nuestros, huya despavorida -.
                              - ¡Jamás te dejaré hacer eso! -.
                              - Es lo mejor hijo mío, lo siento -.
                              - ¿Para quién lo es? ¿para ti?, ¿para los nuestros?, ¿para mí? Si de verdad fueras mi padre, entenderías mis sentimientos -.
                              - Lo que sientes ahora no son más que absurdas alucinaciones, sólo te has fijado en ella por que te ha aceptado por quien eres, es decir, sólo admiración o sorpresa, no afecto y aún menos amor -.
                              - Esa es vuestra opinión Nogard -. Dijo mientras sus ojos empezaban a emitir un brillo dorado y amenazador.

                              El rey dragón le observó con relativa tranquilidad, como si no se inmutara ante el gesto intimidador que percibía en aquella mirada llena de ira, y en que por primera vez, en toda su vida, Driangor, se había dirigido a él por su nombre.

                              - Veo que estas dispuesto a enfrentarte a mi. ¿Eres capaz de luchar contra tu padre por defender a una humana? -.
                              - Si le haces algo a Aisha, olvidaré mis orígenes, y te trataré como un enemigo -.
                              - Como desees…Driangor -.

                              Nogard golpeó con fuerza el suelo del cual surgió un rayo de luz que se dirigió a gran velocidad contra Driangor. No le dio tiempo a esquivarlo, apenas lo había visto venir y cuando quiso darse cuenta, su cuerpo yacía en el suelo dormido, aún a pesar de que su mente seguía aún despierta. No podía hablar ni mover ningún músc.ulo, sólo podía ver impotente como su padre se acercaba lentamente.

                              - Volverás a la Gruta de la Soledad para que medites sobre tu comportamiento. En cuanto a esa humana…¡Lehahiah! -.

                              El silencio que siguió a aquel grito sólo duró unos instantes, cerca de donde se encontraban los dos dragones, apareció en un estallido de llamas, la figura de un dragón rojo de gran aspecto y presencia. Aún a pesar de que no era muy grande, su belleza era incomparable, llamando la atención una gran gema azul que llevaba en la frente, como si formara parte de ella. Miró unos instantes el cuerpo inmóvil de Driangor, y luego levantando la vista hacia su rey, hizo una profunda reverencia.

                              - ¿Me habéis llamado Gran Rey? -.
                              - Si, este dragón ha desafiado varias de nuestras normas más importantes por defender a una humana. Si esto continuara así, nuestra falsa desaparición podría verse truncada, volviendo los oscuros tiempos. Así que para evitar este gran mal, irás a ver a la humana llamada Aisha y le borrarás todos los recuerdos que guarde de Driangor y cualquier tema que tenga relación con nosotros -.
                              - Así lo haré -.
                              - Espera, después de eso, deseo que le hagas ver a los dragones como unos seres infernales, para que así, nunca puedan volver a verse en condiciones favorables -.

                              Lehahiah observó por un momento a Nogard y apartando la mirada con un gesto de respeto se dio la vuelta.

                              - De acuerdo, cumpliré tus órdenes -.
                              - ¡No lo hagas hermana! -.

                              Fin Parte II

                              Comment


                              • #30
                                Re: Los Ojos de la Inocencia

                                es exelente, sos muy bueno creando historias te felicito ojala sigas asiendo mas capitulos.

                                y otra cosa si tu pj se llama ice wolf ya se quien me cago la oportunidad de q el mio se llame asi jajajaj.

                                Comment

                                Working...
                                X