continuacion
bueno aca dejo para que sigan leyendo...
Un nuevo viaje en las tierras de Aden emprendió el mestizo, uno para buscar respuestas a aquellas preguntas nacidas de aquel tenebroso día. Cubriendo su armadura en una capa y con sus espadas enfundadas en su cintura recorrió el pasaje de la muerte que unía las tierras del castillo de Oren con el Pueblo de Giran y por primera vez en mucho tiempo solo se concentro en su meta sin siquiera crear un segundo pensamiento, al mismo tiempo que su rostro estaba oculto en la oscuridad de su capucha. Aquella oscuridad a la que el ya tanto se había acostumbrado, que aunque no fuese un refugio seguro para cualquier ser con razonamiento y sentimientos para él era un lugar acogedor que ni siquiera el mismo mestizo podía comprender porque se daba de esa forma y cualquiera que lo conociese solo al pasar supondría que es por su mitad drow.
Ya habiendo atravesado las planicies cercanas a Oren el mestizo se desvió hacia el poblado de los cazadores, él sabía muy bien que era el mejor camino para llegar a Aden lo antes posible, pero también por alguna razón mas allá de la lógica tomo ese camino y fue en ese camino que una terrible tormenta se desato, a simple vista era un comportamiento de la naturaleza, pero al sentir aquellas gotas tan punzantes el mestizo no pudo evitar levantar su cabeza y mirar hacia el cielo mientras caminaba, y sin detenerse siquiera un segundo pregunto con una cálida voz: “¿Por qué lloras?”, fue luego de plantear aquella pregunta que volvió a bajar su mirada hacia la tierra pensando que no habría respuesta alguna y para su sorpresa una cálida brisa retiro su capucha del rostro al mismo tiempo que una voz susurraba en su oído: “Porque no puedo entender cómo puedes seguir adelante luego de haber sufrido tantos infortunios”. Aquella voz hizo que sus pupilas se dilataran por segundos, como si se hubiese percatado de quien era propietaria de esa voz, y luego de ese breve instante volvió a su mirada usual al mismo tiempo que se gestionaba una pequeña sonrisa, pero no aquella usual sonrisa llena de falsedad o como en otras ocasiones despiadada, sino una sonrisa que inspiraba a cualquier ser vivo compasión. Con aquella expresión en su rostro replico aquellas palabras diciendo: “Porque rendirme nunca fue una opción para mí”. Cuando termino de pronunciar aquellas palabras aquella cálida brisa había vuelto pero esta vez para rodear su espalda con una calidez que el mestizo solo experimento cuando Ringwen solía posarse en aquel lugar de su cuerpo, diciendo al mismo tiempo: “Entonces rezare a todos los dioses posibles para que tu vida pueda encontrar algo de luz”. HellMetalero sintió como aquella brisa se dispersaba con el final de aquella hermosa frase y podía ver que el pueblo de los cazadores se hacía visible en el camino al mismo tiempo que las nubes se dispersaban para dejar entrar a la cálida luz de un sol que exponía toda su fuerza ese día. Fueron esos deslumbrantes rayos de sol que obligaron al mestizo a alzar la mirada una vez más, pero esta vez hacia aquel iluminante sol, mientras que se llevaba una mano a su rostro para hacer de cortina de aquella segadora luz pensaba: “¿Que sería de mi destino si un dios tiene que rezar a otros dioses para cuidar de mi vida?”.
El mestizo siquiera paso tiempo en el pueblo, solo adquirió lo necesario para seguir y luego volvió a emprender camino, pero esta vez con su rostro descubierto. Su camino lo llevo al bosque de los espejos, aquel lugar que siempre se rumoreaba que las vidas perdidas vagaban toda la eternidad en ese lugar buscando venganza. En tiempos remotos donde los pueblos no estaban tan asentados como en los tiempos que el mestizo vivía, la única manera de llegar era solamente a pie y los que querían comerciar los bienes que obtenían en Aden se veían obligados a realizar esa ruta. Aquella ruta presencio tanto traiciones como guerras entre clanes y saqueos de todo tipo, todos traían un mismo resultado, muerte y deseos de venganza de aquellos que morían y aquellos que sobrevivían. Aunque en un momento aquel lugar había obtenido el nombre de “el bosque de los espejos” por los hermosos lagos cristalinos rodeaban aquel lugar, ahora solamente son el reflejo de incesantes muertes y el agua parece más bien estancada y muerta. Siempre la naturaleza del lugar trataba de ocultar todo con aquellos verdosos árboles y arbustos, pero los lamentos se pueden escuchar claramente mientras uno circula por aquel lugar maldito.
bueno aca dejo para que sigan leyendo...
CEMENTERIO DE RECUERDOS
(Parte 1)
(Parte 1)
Un nuevo viaje en las tierras de Aden emprendió el mestizo, uno para buscar respuestas a aquellas preguntas nacidas de aquel tenebroso día. Cubriendo su armadura en una capa y con sus espadas enfundadas en su cintura recorrió el pasaje de la muerte que unía las tierras del castillo de Oren con el Pueblo de Giran y por primera vez en mucho tiempo solo se concentro en su meta sin siquiera crear un segundo pensamiento, al mismo tiempo que su rostro estaba oculto en la oscuridad de su capucha. Aquella oscuridad a la que el ya tanto se había acostumbrado, que aunque no fuese un refugio seguro para cualquier ser con razonamiento y sentimientos para él era un lugar acogedor que ni siquiera el mismo mestizo podía comprender porque se daba de esa forma y cualquiera que lo conociese solo al pasar supondría que es por su mitad drow.
Ya habiendo atravesado las planicies cercanas a Oren el mestizo se desvió hacia el poblado de los cazadores, él sabía muy bien que era el mejor camino para llegar a Aden lo antes posible, pero también por alguna razón mas allá de la lógica tomo ese camino y fue en ese camino que una terrible tormenta se desato, a simple vista era un comportamiento de la naturaleza, pero al sentir aquellas gotas tan punzantes el mestizo no pudo evitar levantar su cabeza y mirar hacia el cielo mientras caminaba, y sin detenerse siquiera un segundo pregunto con una cálida voz: “¿Por qué lloras?”, fue luego de plantear aquella pregunta que volvió a bajar su mirada hacia la tierra pensando que no habría respuesta alguna y para su sorpresa una cálida brisa retiro su capucha del rostro al mismo tiempo que una voz susurraba en su oído: “Porque no puedo entender cómo puedes seguir adelante luego de haber sufrido tantos infortunios”. Aquella voz hizo que sus pupilas se dilataran por segundos, como si se hubiese percatado de quien era propietaria de esa voz, y luego de ese breve instante volvió a su mirada usual al mismo tiempo que se gestionaba una pequeña sonrisa, pero no aquella usual sonrisa llena de falsedad o como en otras ocasiones despiadada, sino una sonrisa que inspiraba a cualquier ser vivo compasión. Con aquella expresión en su rostro replico aquellas palabras diciendo: “Porque rendirme nunca fue una opción para mí”. Cuando termino de pronunciar aquellas palabras aquella cálida brisa había vuelto pero esta vez para rodear su espalda con una calidez que el mestizo solo experimento cuando Ringwen solía posarse en aquel lugar de su cuerpo, diciendo al mismo tiempo: “Entonces rezare a todos los dioses posibles para que tu vida pueda encontrar algo de luz”. HellMetalero sintió como aquella brisa se dispersaba con el final de aquella hermosa frase y podía ver que el pueblo de los cazadores se hacía visible en el camino al mismo tiempo que las nubes se dispersaban para dejar entrar a la cálida luz de un sol que exponía toda su fuerza ese día. Fueron esos deslumbrantes rayos de sol que obligaron al mestizo a alzar la mirada una vez más, pero esta vez hacia aquel iluminante sol, mientras que se llevaba una mano a su rostro para hacer de cortina de aquella segadora luz pensaba: “¿Que sería de mi destino si un dios tiene que rezar a otros dioses para cuidar de mi vida?”.
El mestizo siquiera paso tiempo en el pueblo, solo adquirió lo necesario para seguir y luego volvió a emprender camino, pero esta vez con su rostro descubierto. Su camino lo llevo al bosque de los espejos, aquel lugar que siempre se rumoreaba que las vidas perdidas vagaban toda la eternidad en ese lugar buscando venganza. En tiempos remotos donde los pueblos no estaban tan asentados como en los tiempos que el mestizo vivía, la única manera de llegar era solamente a pie y los que querían comerciar los bienes que obtenían en Aden se veían obligados a realizar esa ruta. Aquella ruta presencio tanto traiciones como guerras entre clanes y saqueos de todo tipo, todos traían un mismo resultado, muerte y deseos de venganza de aquellos que morían y aquellos que sobrevivían. Aunque en un momento aquel lugar había obtenido el nombre de “el bosque de los espejos” por los hermosos lagos cristalinos rodeaban aquel lugar, ahora solamente son el reflejo de incesantes muertes y el agua parece más bien estancada y muerta. Siempre la naturaleza del lugar trataba de ocultar todo con aquellos verdosos árboles y arbustos, pero los lamentos se pueden escuchar claramente mientras uno circula por aquel lugar maldito.
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