Bautismo de guerra
Por primera ves lo sentíamos, esa mezcla de miedo y excitación que anteceden a una batalla, formados y esperando las ordenes de nuestros comandantes vimos aparecer, tras una colina, la enorme armada Orca, sus tambores y cuernos de guerra eran tan intimidantes y aterradores como nos habían contado, recuerdo mirar a mi alrededor y no ver nada, no escuchar nada mas que los rugidos, los tambores, los gritos de guerra de ambos ejércitos, mi mano aferrada a la empuñadura de mi espada, el sudor bajando casi en cascada por mi frente, los latidos acelerados de mi corazón, la boca seca, como si hubiera comido un puño de tierra, vagamente recuerdo haber escuchado un acalorado e inspirado discurso dirigido a nosotros por el sumo sacerdote en persona, hablaba de la fe, del amor a la patria, del honor… o al menos eso creo, no lo recuerdo muy bien.
Un rugido que casi hizo temblar el suelo marco el comienzo de las hostilidades, la gran armada orca no estaba dispuesta a esperar mas y se lanzaron sobre nosotros en un fiero ataque frontal, hijos de perra, siempre tan confiados y orgullosos de su poder físico, admito que era una visión intimidante, cientos de enormes orcos armados con grandes hachas y martillos de guerra corriendo hacia nosotros, rugiendo rabiosos, anhelando nuestra sangre, muchos estuvieron a punto de dejar las armas y correr despavoridos, pero nuestros valientes generales, dando también un poderoso grito de guerra, se lanzaron hacia la armada enemiga, no miraron atrás para cerciorarse de que los siguiéramos, eran muy valientes o muy estupidos, personalmente preferí creer en la primera, así que sin mas, inspirados por la bravura de nuestros generales, comenzamos también al carrera hacia nuestros enemigos, aunque nuestros gritos no eran tan potentes como los rugidos de las bestias a las que nos enfrentábamos eran igual de resueltos y valientes, cuando las dos armadas chocaron surgió un sonido ensordecedor por el choque de los aceros, casi como una explosión, la batalla era caótica, fiera y sangrienta, aquí y aya cain orcos y humanos por igual, el ambiente olía a sangre, a orina y sudor, apunto estuve de morir por el fiero embate de una hembra de orco, si una hembra, pues ellas pelean junto a sus machos en la campo de batalla, medio metro antes que me alcanzara dio un gemido apagado y callo fulminada por una certera flecha, disparada desde no se donde, que impacto en su ojo y se enterró hasta su cerebro, en ese momento comprendí por que peleábamos, no peleábamos por la gloria del imperio, o por nuestra fe, peleábamos por nuestras vidas, por las vidas de los hombres que estaban a nuestro lado, peleábamos por el derecho a vivir, los minutos se hicieron horas, parecía que la batalla no acabaría nunca, pero entonces, para nuestra sorpresa, los orgullosos orcos, los autoproclamados guerreros mas poderoso del mundo, huyeron… huyeron como perros con la cola entre las patas, maldiciéndonos y jurando vengarse, nos quedamos estupefacto por esta extraña visión, y entonces un grito, en alguna parte del campo, se levanto, un grito de jubilo, de alivio, un grito de victoria y todos nos le unimos, habíamos enfrentado y repelido a un enemigo muy superior física y numéricamente, habíamos recibido nuestra primera sangre y habíamos sobrevivido, sabíamos que esto era solo el inicio de la guerra, que aun muchas batallas nos esperaban, pero estábamos felices, nos sentíamos orgullosos y confiados, habíamos sobrevivido a nuestro bautismo de guerra…
O_O… mega alucin XD, pues esto es parte de una historia que estoy escribiendo, es solo un pequeño fragmento de ella, espero que les guste n_n, bueno les dejo saludos a todos, pórtense chido y nos vemos en el infierno.
Au revoir.
Por primera ves lo sentíamos, esa mezcla de miedo y excitación que anteceden a una batalla, formados y esperando las ordenes de nuestros comandantes vimos aparecer, tras una colina, la enorme armada Orca, sus tambores y cuernos de guerra eran tan intimidantes y aterradores como nos habían contado, recuerdo mirar a mi alrededor y no ver nada, no escuchar nada mas que los rugidos, los tambores, los gritos de guerra de ambos ejércitos, mi mano aferrada a la empuñadura de mi espada, el sudor bajando casi en cascada por mi frente, los latidos acelerados de mi corazón, la boca seca, como si hubiera comido un puño de tierra, vagamente recuerdo haber escuchado un acalorado e inspirado discurso dirigido a nosotros por el sumo sacerdote en persona, hablaba de la fe, del amor a la patria, del honor… o al menos eso creo, no lo recuerdo muy bien.
Un rugido que casi hizo temblar el suelo marco el comienzo de las hostilidades, la gran armada orca no estaba dispuesta a esperar mas y se lanzaron sobre nosotros en un fiero ataque frontal, hijos de perra, siempre tan confiados y orgullosos de su poder físico, admito que era una visión intimidante, cientos de enormes orcos armados con grandes hachas y martillos de guerra corriendo hacia nosotros, rugiendo rabiosos, anhelando nuestra sangre, muchos estuvieron a punto de dejar las armas y correr despavoridos, pero nuestros valientes generales, dando también un poderoso grito de guerra, se lanzaron hacia la armada enemiga, no miraron atrás para cerciorarse de que los siguiéramos, eran muy valientes o muy estupidos, personalmente preferí creer en la primera, así que sin mas, inspirados por la bravura de nuestros generales, comenzamos también al carrera hacia nuestros enemigos, aunque nuestros gritos no eran tan potentes como los rugidos de las bestias a las que nos enfrentábamos eran igual de resueltos y valientes, cuando las dos armadas chocaron surgió un sonido ensordecedor por el choque de los aceros, casi como una explosión, la batalla era caótica, fiera y sangrienta, aquí y aya cain orcos y humanos por igual, el ambiente olía a sangre, a orina y sudor, apunto estuve de morir por el fiero embate de una hembra de orco, si una hembra, pues ellas pelean junto a sus machos en la campo de batalla, medio metro antes que me alcanzara dio un gemido apagado y callo fulminada por una certera flecha, disparada desde no se donde, que impacto en su ojo y se enterró hasta su cerebro, en ese momento comprendí por que peleábamos, no peleábamos por la gloria del imperio, o por nuestra fe, peleábamos por nuestras vidas, por las vidas de los hombres que estaban a nuestro lado, peleábamos por el derecho a vivir, los minutos se hicieron horas, parecía que la batalla no acabaría nunca, pero entonces, para nuestra sorpresa, los orgullosos orcos, los autoproclamados guerreros mas poderoso del mundo, huyeron… huyeron como perros con la cola entre las patas, maldiciéndonos y jurando vengarse, nos quedamos estupefacto por esta extraña visión, y entonces un grito, en alguna parte del campo, se levanto, un grito de jubilo, de alivio, un grito de victoria y todos nos le unimos, habíamos enfrentado y repelido a un enemigo muy superior física y numéricamente, habíamos recibido nuestra primera sangre y habíamos sobrevivido, sabíamos que esto era solo el inicio de la guerra, que aun muchas batallas nos esperaban, pero estábamos felices, nos sentíamos orgullosos y confiados, habíamos sobrevivido a nuestro bautismo de guerra…
O_O… mega alucin XD, pues esto es parte de una historia que estoy escribiendo, es solo un pequeño fragmento de ella, espero que les guste n_n, bueno les dejo saludos a todos, pórtense chido y nos vemos en el infierno.
Au revoir.
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