No serás Profeta en tu tierra
Prólogo
Danzan los árboles, abrazados a la furia del viento, que lleva el ritmo.
Agitan sus hojas, con ondulantes movimientos, agitan sus ramas desesperadas.
Susurros, silbidos, crujir de ramas, caída de hojas, éxtasis de la danza que ya baja a la ciudad.
Quietud de bestias, que tiemblan temerosas. Quietud de alas, que descansan obligadas.
Quietud de estrellas, opacadas por las nubes. Quietud de seres en la noche de tormenta.
La oscuridad avanza sobre la tierra acompañada de un temblor que cada vez se hace más fuerte.
Temores ancestrales lanzan su espantoso grito: ¡Algo grande se viene!, ¡algo grande está por ocurrir!
Un rayo estalla en el horizonte con su ráfaga de luz; produciendo un camino de bifurcaciones que se estremece en el cielo e ilumina mi rostro sólo un instante... mis pensamientos se alborotan al compás de los pedriscos que impactan en los vidrios y los hacen temblar.
-Bloodi, cariño… ¿dónde estás?- giro mi cabeza buscándola en mi cama pero no está. Solo su perfume en la almohada que permanece intacto y latente desde aquella vez, y un retrato nuestro en la mesita de al lado, solo eso tengo conmigo y lo abrazo fuertemente contra mi pecho deseando que ella esté conmigo. Contemplando el juego de luces que provocan los relámpagos, admirando el poder de la naturaleza desatado en la furia de la tormenta, pero más que nada protegiéndome con sus brazos y el calor de su cuerpo, porque siendo elfa de la luz ante tanto poder en la oscuridad se me estremece la piel de un inexplicable temor.
Nuevamente estalla un potente rayo iluminando las paredes de mi habitación con su luz. Paredes donde cuelgan cuadros con recuerdos: de mi familia; mi infancia; mi hogar. Recuerdos que a lo mejor había olvidado debido a mi trabajo y responsabilidades que tanto me ocupan, pero que en esta noche de tormenta resurgían de mi inconsciente provocando en mi un fuerte sentimiento de nostalgia.
-¡Que felices aquellos días en mi tierra!, Allí solo se respiraba paz y tranquilidad, no el hedor a odio y rencor que se siente en el mundo de los humanos. En mi tierra no hay guerras, ni disputas de castillos, ni resentimiento entre las personas. todos nos tratábamos y respetábamos como hermanos, en cambio en esta tierra… -resoplo angustiada y pienso:- ¡ojala me hubiera quedado en mi tierra!; ¡ojala hubiera escuchado a mi madre en vez de haber seguido a ese humano!; ¡ojala nunca hubiera venido a este mundo!- apretando mi rostro contra la almohada trato de ahogar mis lágrimas- ¡Quiero volver a mi tierra! ¡Volveré!;¡Algún día volveré!...
La tormenta parece calmarse pero mis pensamientos siguen inquietos. Trato de acallarlos con lindos recuerdos de los momentos que pasé junto a Bloodi y mientras murmuro una melodía para dormirme, pienso para mis adentros: *cuando vuelvas a mí Bloodi, te llevaré a mi mundo…*
“La tormenta de la noche, puede ser el chaparrón de tu destino,
tal ves no, quizá sí merecido, que sea esa agua portadora de la fresca,
o en cruel desesperanza quien te ahogue en el olvido,
llevándote si es torrente, dejándote si es borrasca.
¡y que te importa lo que pase!
tal ves con su ronroneo de lluvia nocturna
te arrulle en tu insomnio,
En el momento de la vida donde los cambios
se sufren y no se disfrutan, da lo mismo
que llueva o no”.
Parte 1 :Al final del día solo quedarán los aromas que nuestros recuerdos provoquen
Amanece. La calidez de los primeros rayos de sol atraviesan mi ventana y acarician mi rostro susurrándome la llegada del nuevo día. Luego de desperezarme me levanto decidida y abro la ventana de par en par para que entre mas luz. Pero sobre todo para respirar el aire puro y fresco de la mañana. Sentir el aroma a pino y flores silvestres mojados por la lluvia de la tormenta. Inspiro hondo adivinando cada uno de los aromas: Fresia; peperina; tomillo; canela; y el inconfundible aroma a pino mojado… ¡ahhh… que delicia! ¡que frescura de aromas que me evocan un popurrí de recuerdos y me hacen sentir como en casa… ¡como en casa!. Estás últimas palabras resonaron en mi mente y me sentí impulsada por una extraña fuerza y un deseo magnético . ¡Volver!, ¡volver!, ¡hoy es ése algún día!, ¡es hoy el momento de volver!, y sin pensarlo dos veces armé un bolsito con lo necesario: unos cuantos cristales para el viaje, dinero para comprar ungüentos místicos, y el retrato de Bloody conmigo que estaba en la mesita de luz. –Creo que ya está todo- me digo mirando alrededor, pero algo llama mi atención, una luz centelleante que venía del cajoncito de mi mesita. A medida que me acercaba titilaba cada vez mas seguido y en el momento que abro el cajón, se llenó mi habitación de una luz enceguecedora y cálida a la vez. Me cubrí los ojos con un mano para poder ver mejor, y descubro que la luz provenía de un colgante exótico. Las únicas joyas que recordaba haber usado antes de mi cruz, (comúnmente llamada collar de la Protección), son las élficas pero este colgante irradiaba un brillo más intenso que éstas. No recordaba haberla comprado ni haberla visto en el cuello de mi amada, pero me era extrañamente familiar. Con una mano lo puse bien frente a mis ojos para examinarlo mejor. Observé que tenía grabada una inscripción en una lengua nórdica que traducida rezaba : “No olvides nunca quien eres”. El medallón emitía un brillo casi hipnótico, y sentí como si él mismo me llamara y pidiera que lo usara., por lo que sin mas meditación me lo colgué, y en ese instante pude recordar: se trataba de mi medallón de valkyria.
Con el medallón en mi cuello me sentí lista para viajar, pero antes de partir busqué a Matild, mi criada, para dejarle unas indicaciones.
-¡Matild! ¡Matild!
- ¡Diga, señora! ¿Qué necesita?
-Voy a salir por unos días a visitar mi familia en la tierra de los elfos… Iré solo con Terra así que le encargo que cuide de Niko y el pequeño Ceres.
Acuérdese de darle a Niko, a la mañana y a la noche, su ración de avena con polvo de cristal y abundante agua.; y al pequeño Ceres, para el desayuno y merienda le da alimento balanceado para cachorro de dragón, y para el almuerzo y cena un muslo de keltir.-Mirando con mirada melancólica hacia el establo- Cuando sea necesario, cambie el heno del establo, cepille el pelaje de Niko y y… nada. Cuídelos bien por favor.
Y por supuesto mantenga mi casa limpia y ordenada como usted sabe hacerlo- le sonríe y le acaricia la cabeza- ¡usted sabe cuanto aprecio su trabajo!. En fin… debo marcharme, ¡hasta pronto Matild!
Luego de saludarla emito un silbido llamando a Terra, la cual se me acerca al trotecito y resoplando.
-Terra preciosa, hoy realizaré un largo viaje, y te he llamado a ti porque preciso viajar por aire.
En el Valhalla te han entrenado para volar y viajar por distancias. ¡Hoy es el momento de realizar lo aprendido y lucirte! Confío en ti mi fiel compañera-luego de colocarle cuidadosamente la montura y las riendas, se sube- ¡Vamos amiga! ¡Agita tus alas y elévate alto para ir hacia la tierra de los elfos!.
La unicornio empieza a aletear y a levantar polvo, y así elevándose bien alto emprendió el viaje.
Prólogo
Danzan los árboles, abrazados a la furia del viento, que lleva el ritmo.
Agitan sus hojas, con ondulantes movimientos, agitan sus ramas desesperadas.
Susurros, silbidos, crujir de ramas, caída de hojas, éxtasis de la danza que ya baja a la ciudad.
Quietud de bestias, que tiemblan temerosas. Quietud de alas, que descansan obligadas.
Quietud de estrellas, opacadas por las nubes. Quietud de seres en la noche de tormenta.
La oscuridad avanza sobre la tierra acompañada de un temblor que cada vez se hace más fuerte.
Temores ancestrales lanzan su espantoso grito: ¡Algo grande se viene!, ¡algo grande está por ocurrir!
Un rayo estalla en el horizonte con su ráfaga de luz; produciendo un camino de bifurcaciones que se estremece en el cielo e ilumina mi rostro sólo un instante... mis pensamientos se alborotan al compás de los pedriscos que impactan en los vidrios y los hacen temblar.
-Bloodi, cariño… ¿dónde estás?- giro mi cabeza buscándola en mi cama pero no está. Solo su perfume en la almohada que permanece intacto y latente desde aquella vez, y un retrato nuestro en la mesita de al lado, solo eso tengo conmigo y lo abrazo fuertemente contra mi pecho deseando que ella esté conmigo. Contemplando el juego de luces que provocan los relámpagos, admirando el poder de la naturaleza desatado en la furia de la tormenta, pero más que nada protegiéndome con sus brazos y el calor de su cuerpo, porque siendo elfa de la luz ante tanto poder en la oscuridad se me estremece la piel de un inexplicable temor.
Nuevamente estalla un potente rayo iluminando las paredes de mi habitación con su luz. Paredes donde cuelgan cuadros con recuerdos: de mi familia; mi infancia; mi hogar. Recuerdos que a lo mejor había olvidado debido a mi trabajo y responsabilidades que tanto me ocupan, pero que en esta noche de tormenta resurgían de mi inconsciente provocando en mi un fuerte sentimiento de nostalgia.
-¡Que felices aquellos días en mi tierra!, Allí solo se respiraba paz y tranquilidad, no el hedor a odio y rencor que se siente en el mundo de los humanos. En mi tierra no hay guerras, ni disputas de castillos, ni resentimiento entre las personas. todos nos tratábamos y respetábamos como hermanos, en cambio en esta tierra… -resoplo angustiada y pienso:- ¡ojala me hubiera quedado en mi tierra!; ¡ojala hubiera escuchado a mi madre en vez de haber seguido a ese humano!; ¡ojala nunca hubiera venido a este mundo!- apretando mi rostro contra la almohada trato de ahogar mis lágrimas- ¡Quiero volver a mi tierra! ¡Volveré!;¡Algún día volveré!...
La tormenta parece calmarse pero mis pensamientos siguen inquietos. Trato de acallarlos con lindos recuerdos de los momentos que pasé junto a Bloodi y mientras murmuro una melodía para dormirme, pienso para mis adentros: *cuando vuelvas a mí Bloodi, te llevaré a mi mundo…*
“La tormenta de la noche, puede ser el chaparrón de tu destino,
tal ves no, quizá sí merecido, que sea esa agua portadora de la fresca,
o en cruel desesperanza quien te ahogue en el olvido,
llevándote si es torrente, dejándote si es borrasca.
¡y que te importa lo que pase!
tal ves con su ronroneo de lluvia nocturna
te arrulle en tu insomnio,
En el momento de la vida donde los cambios
se sufren y no se disfrutan, da lo mismo
que llueva o no”.
Parte 1 :Al final del día solo quedarán los aromas que nuestros recuerdos provoquen
Amanece. La calidez de los primeros rayos de sol atraviesan mi ventana y acarician mi rostro susurrándome la llegada del nuevo día. Luego de desperezarme me levanto decidida y abro la ventana de par en par para que entre mas luz. Pero sobre todo para respirar el aire puro y fresco de la mañana. Sentir el aroma a pino y flores silvestres mojados por la lluvia de la tormenta. Inspiro hondo adivinando cada uno de los aromas: Fresia; peperina; tomillo; canela; y el inconfundible aroma a pino mojado… ¡ahhh… que delicia! ¡que frescura de aromas que me evocan un popurrí de recuerdos y me hacen sentir como en casa… ¡como en casa!. Estás últimas palabras resonaron en mi mente y me sentí impulsada por una extraña fuerza y un deseo magnético . ¡Volver!, ¡volver!, ¡hoy es ése algún día!, ¡es hoy el momento de volver!, y sin pensarlo dos veces armé un bolsito con lo necesario: unos cuantos cristales para el viaje, dinero para comprar ungüentos místicos, y el retrato de Bloody conmigo que estaba en la mesita de luz. –Creo que ya está todo- me digo mirando alrededor, pero algo llama mi atención, una luz centelleante que venía del cajoncito de mi mesita. A medida que me acercaba titilaba cada vez mas seguido y en el momento que abro el cajón, se llenó mi habitación de una luz enceguecedora y cálida a la vez. Me cubrí los ojos con un mano para poder ver mejor, y descubro que la luz provenía de un colgante exótico. Las únicas joyas que recordaba haber usado antes de mi cruz, (comúnmente llamada collar de la Protección), son las élficas pero este colgante irradiaba un brillo más intenso que éstas. No recordaba haberla comprado ni haberla visto en el cuello de mi amada, pero me era extrañamente familiar. Con una mano lo puse bien frente a mis ojos para examinarlo mejor. Observé que tenía grabada una inscripción en una lengua nórdica que traducida rezaba : “No olvides nunca quien eres”. El medallón emitía un brillo casi hipnótico, y sentí como si él mismo me llamara y pidiera que lo usara., por lo que sin mas meditación me lo colgué, y en ese instante pude recordar: se trataba de mi medallón de valkyria.
Con el medallón en mi cuello me sentí lista para viajar, pero antes de partir busqué a Matild, mi criada, para dejarle unas indicaciones.
-¡Matild! ¡Matild!
- ¡Diga, señora! ¿Qué necesita?
-Voy a salir por unos días a visitar mi familia en la tierra de los elfos… Iré solo con Terra así que le encargo que cuide de Niko y el pequeño Ceres.
Acuérdese de darle a Niko, a la mañana y a la noche, su ración de avena con polvo de cristal y abundante agua.; y al pequeño Ceres, para el desayuno y merienda le da alimento balanceado para cachorro de dragón, y para el almuerzo y cena un muslo de keltir.-Mirando con mirada melancólica hacia el establo- Cuando sea necesario, cambie el heno del establo, cepille el pelaje de Niko y y… nada. Cuídelos bien por favor.
Y por supuesto mantenga mi casa limpia y ordenada como usted sabe hacerlo- le sonríe y le acaricia la cabeza- ¡usted sabe cuanto aprecio su trabajo!. En fin… debo marcharme, ¡hasta pronto Matild!
Luego de saludarla emito un silbido llamando a Terra, la cual se me acerca al trotecito y resoplando.
-Terra preciosa, hoy realizaré un largo viaje, y te he llamado a ti porque preciso viajar por aire.
En el Valhalla te han entrenado para volar y viajar por distancias. ¡Hoy es el momento de realizar lo aprendido y lucirte! Confío en ti mi fiel compañera-luego de colocarle cuidadosamente la montura y las riendas, se sube- ¡Vamos amiga! ¡Agita tus alas y elévate alto para ir hacia la tierra de los elfos!.
La unicornio empieza a aletear y a levantar polvo, y así elevándose bien alto emprendió el viaje.
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