Prólogo
Tori levanta ligeramente la mirada por encima del madero que hace de marco de ventana en aquella triste y desolada cabaña, en un rincón del pantano, bajo un añejo árbol de ramas muertas y negruzcas, las cuales se mecen al compás del viento con olor a muerte que pasa por el pantano de Cruma ya a estas horas del día. Mientras su compañera Niar, sentada sobre un pedazo de madera tratada que asemeja una silla, mira fijamente el cielorraso pensando en quien sabe que cosas, Tori la mira, Niar continúa mirando las formas que decoran el techo y de entre la niebla y agua putrefacta, un par de ojos las mira a ambas, muy fijamente, pestañean, giran, un mosquito se posa sobre ellos, luego desaparece – no sin dejar tras de sí un inquietante sonido, parecido al revolverse de una lengua hambrienta, nada más un poco parecido - , pestañean, se cansan, casi caen dormidos, despiertan preocupados y miran a su alrededor. Sí, parecen decir, sigan ahí, justo donde las quiero, se regocijan en una expresión de risa inconfundible. Las aves alzan vuelo despavoridas ante la onda sonora que produce la risa macabra, diabólica, de aquella criatura, se oye más lejos y viaja rápido hasta llegar a los oídos de Tori, quien rápidamente se refugia debajo de la única mesa que hay en la cabaña, con las rodillas contra el pecho y sujetándolas con ambos brazos; pero la risa continúa, y disimuladamente, casi con vergüenza, lleva el dedo pulgar a su boca, y lo empieza a morder, histérica, patética. Niar se pregunta: ¿Cómo es que terminamos así?
Yo les contaré, dice el narrador – aunque no sea apropiado que lo diga así, me pareció novedoso, lo cual no quiere decir que sea bueno, y si es malo mucho mejor, o mucho peor, y si es peor…blah blah.
///Ya iré escribiendo y agregando capítulos en cuanto tenga tiempo y/o las ganas
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