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Los Ojos de la Inocencia

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  • Ice Wolf
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    Los Ojos De La Inocencia Capitulo VIII Parte 3

    - ¡Te odio! - Volvió a gritar.

    Su mirada cambió totalmente, sus ojos habían perdido la claridad y pureza para dejar paso a la furia y el odio. Lehahiah no pudo evitar sentir escalofríos ante aquella visión de su hermano. No le reconocía, nunca antes le había visto así. Asustada, cerró los ojos para eludir aquella visión tan escalofriante.

    La respiración de Driangor era agitada, y su pulso acelerado, seguía aún sujetando con fuerza a su hermana mientras una sed de sangre empezaba a despertarse dentro de el. Sus instintos más primitivos como dragón estaban apareciendo, y sólo podrían calmarse con una muerte.

    Su mente empezaba a nublarse, ya no podía pensar con claridad, su humanidad se iba apartando para dejar paso a la bestia, sólo existía un sentimiento en ese momento, rabia, hacia aquel ser que le impedía ir hacia donde él quería.

    Alzó su otra mano hacia el aire en símbolo de ejecución y chilló con fuerza.

    Lehahiah seguía sin abrir los ojos, no quería ver a su hermano así, no podría soportar contemplar cómo la persona a quien más respetaba y quería en este mundo se había convertido en un monstruo, y por primera vez en toda su vida, sintió miedo de Driangor.

    Aquel grito de ira se había convertido en el rugido de un animal irracional que le heló la sangre.

    “¡Mátala!¡Mátala!¡Mátala!” era lo único que oía en su cabeza, las únicas palabras que entendía en medio de un mar de sensaciones primarias.

    Cada vez, el eco de su racionalidad era más débil, y justo en el momento en que su raciocinio iba a expirar, cuando se disponía a matarla para poder hacer callar aquella voz tan terrible, sintió un escalofrío en la mano con la que sujetaba a Lehahiah, una sensación distinta que le hizo dudar.

    Sus ojos, en los que aún podía verse un brillo de cólera, observaron con detenimiento que era lo que le había provocado aquella sensación tan desagradable, y vio cómo por su mano se deslizaban unas pequeñas gotas.

    No entendía aquello, su mente aún seguía siendo la de una bestia. Alzo la vista para descubrir su origen y contempló cómo de la cara de aquel ser, se derramaban aquellas gotas de agua.

    Acercó uno de sus dedos, y recogiendo una de sus lágrimas, se la acercó a la boca para probarla. Fue entonces como si una gran luz empezara a iluminar la oscuridad que reinaba en el corazón y en la mente de Driangor.

    Volvía a pensar nuevamente con relativa claridad, su pulso, lentamente se debilitaba, y su respiración se iba calmando.

    Recordó que aquello se llamaban lágrimas, que solían ser una señal de tristeza y temor. Miro otra vez a la cara de la persona que las derramaba, y descubrió horrorizado que era su hermana la que estaba llorando.

    Se percató que una de sus manos la sujetaba por el cuello con fuerza y fue en ese momento cuando descubrió lo que estaba pasando.

    Soltó a Lehahiah inmediatamente, se arrodilló, y agarrando con las manos su cabeza en gesto de desesperación, comenzó a gritar de dolor.

    Fin Parte 3


    p.D: Siento mucho la tardanza en haber continuado con la historia, pero es que apenas he tenido tiempo en estos meses ha escribir por algunos motivos familiares y personales. Sin embargo, y aprovechando que vuelvo a respirar un poco nuevamente, he vuelto a retomar esta historia, muchas gracias a todos aquellos que me han seguido animando. Y a los que no lo hayan leído aún, les invito a hacerlo

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  • HellMetalero
    replied
    como siempre muy buena!!!

    metele que aca tenes fans XD

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  • AgpK
    replied
    dale dale segui posteandooooo
    NESCESITO teminar la historia!!!!
    Ta muy bueno el relato - sos un capo

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  • IImeganII
    replied
    uppppppppp queremos q siga T_T

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  • Ice Wolf
    replied
    Los Ojos de la Inocencia Capitulo VIII Parte 2


    - Ya es tarde para llorar – Musitó el dragón con una gran sonrisa. – Vas a morir por proteger un amor no correspondido, por defender a una persona que te ha traicionado enamorándose de una escoria humana.

    Apenas podía escuchar las palabras de Gargant mientras su vida se escapaba lentamente al igual que sus lágrimas. Pero al borde de la muerte, descubrió que no lloraba por el temor a su fin, sino por que ya no podría volver a ver a Driangor.

    - ¡Driangor! – Gritó intentando inútilmente ponerse en pie.
    - Es inútil, si aún te queda un poco del orgullo de nuestra raza, aceptarás tu fin y no seguirás ridiculizándote de esta forma.
    - Me das pena Gargant – Dijo muy débilmente girando la cabeza con dificultad, dirigiéndole una mirada muy compasiva – Estas cegado por ese orgullo que tanto defiendes, impidiéndote ver las cosas con claridad. Ojala pudieras ver las cosas como yo las veo ahora, solo así quizás, entenderías ese sentimiento tan ajeno a ti que es el amor.
    - ¡Cállate! – Le gritó con todas sus fuerzas.

    Entre tanto, fuera de la cueva, Lehahiah intentaba impedir que Driangor volviera a entrar para ayudar a Sarath.

    - ¡No puedes ir! – Le decía su hermana agarrándole con fuerza.
    - ¡Déjame por favor! – Imploraba intentando liberarse. Sentía que Sarath estaba en peligro, que algo malo había ocurrido. – Por favor hermana.... – Suplicó derrumbándose y empezando a llorar.

    Lehahiah sentía cada ruego de su hermano como una cuchillada, pero sabía que no podía dejarle ir, de lo contrario, Gargant le mataría.

    - Le prometí que estaría siempre a su lado, que siempre la protegería... ¡Suéltame!
    - Lo siento pero no puedo hacerlo, si vas allí él te matará.
    - ¡No me importa! ¡He de ayudarla!

    Su hermana se puso delante de él a gran velocidad sujetándole los hombros.

    - Apartat… - Intentó decir Driangor cuando su hermana le interrumpió dándole una fuerte bofetada.

    El golpe le dejó por unos instantes confuso y desorientado. Una corriente de ira le invadió por unos instantes, y cegado por su enfado, cogió a su hermana por el cuello y la llevó contra la pared de la cueva.

    - ¡No te metas en mi vida! – Vociferó.

    Fin Parte 2

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  • Ice Wolf
    replied
    Capitulo VIII "Palabras De Sinceridad, Lágrimas En La Oscuridad"


    Parte I


    - No me moveré.
    - Si ese es tu deseo… - Susurró Gargant tensando sus músculos.
    - ¡No lo hagas Sarath! – Imploró Driangor.
    - Lehahiah coge a tu hermano y huir. ¡Rápido! – Exclamó lanzándose sobre Gargant.
    - ¡Sarath! – Gritó Driangor alzando la mano para intentar detenerla, movido por un instinto de protección y de miedo.

    Su hermana le cogió por el hombro impidiéndole acercarse a la dragona. La miró por unos instantes mientras veía como se encaminaba seguramente hacia su propia destrucción, movida sólo por un pensamiento, protegerles.

    No le dijo nada, ni hizo ningún gesto, sólo la observó un instante para luego desaparecer de allí como ella le había rogado. Aquella petición había sido como su ultima voluntad, y de ninguna forma, podía negarse a cumplirla, por muy dolorosa que fuera la despedida o por muchos gritos de desesperación y frustración que salían de su hermano.

    Sarath se lanzó con todas sus fuerzas sobre Driangor. Recordaba la humillación que había sentido en su anterior encuentro, y la facilidad con la que pudo entrar en su corazón y vigilarla, sabía que no podría derrotarle, que se dirigía a una muerte asegurada, pero aún a pesar de ello, no sentía ningún temor.

    Gargant esquivó el ataque de la dragona con suma facilidad sin apenas inmutarse.

    - ¡Apártate! – Rugió nuevamente el dragón negro enseñando los dientes. – Te lo advierto por última vez.

    Sarath no dijo nada, abalanzándose contra él nuevamente en un vano intento por morderle. Estaba a punto de clavarle sus dientes en el cuello cuando sintió un gran golpe en su pecho.

    Un gran escalofrío recorrió todo su cuerpo y notó como algo líquido empezaba a deslizarse por su piel. Bajó la vista sorprendida, y vio como una de las garras de Gargant desaparecía dentro de ella.

    - Eres una estúpida, no debiste haberte entrometido – Dijo calmadamente sin mirarla. – Muere arrepintiéndote por tu traición.
    - Te equivocas Gargant – Le contestó escupiendo algo de sangre – No soy una traidora, por vez primera, estoy actuando de acuerdo a mis propios pensamientos y sentimientos.

    El dragón la miró sorprendido al escuchar aquellas palabras y apreció en su mirada, una gran determinación, fortaleza y orgullo. No entendía aquel brillo que desprendían sus ojos.

    - No dices más que tonterías. Incluso a las puertas de la muerte puedo apreciar en tu mirada una gran determinación y fuerza, pero sólo es eso, un resplandor fugaz que pronto desaparecerá – Declaró extrayendo con gran violencia y rapidez su garra del pecho de Sarath.

    La acción le provocó una gran hemorragia a la dragona, que cayó al suelo muy dolorida. Sentía como su vida se escapaba por aquella herida, y por vez primera tubo miedo de la muerte, por lo que no pudo evitar derramar unas lágrimas.

    Fin Parte I

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  • alesie
    replied
    Muuy buena, como dije gracias por permitirme leerla, es del tipo de historias que disfruto.
    Y por favor coloca la continuación
    Last edited by alesie; 10-09-2008, 12:50 AM.

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  • Ice Wolf
    replied
    Los Ojos de la Inocencia Capitulo VII Parte IV


    No hubo ninguna respuesta. Su hermana evitando su mirada para no contestar a su pregunta, buscó el grabado que sellaba mágicamente la puerta.

    Tubo que hacer brillar con más intensidad la luz que la había acompañado en todo el trayecto para poder apreciar con más claridad cada rincón para así poder hallar más fácilmente la cerradura.

    - ¿Qué ha dicho nuestro padre? – Le volvió a preguntar.
    - Nada – Contestó sin volverse a él.

    Descubrió en el suelo una escritura antigua con un gran símbolo mágico. Se situó dentro del dibujo y leyó sin ninguna dificultad las palabras mágicas.

    Todo el suelo se iluminó con una gran luz roja y la puerta desapareció como si nunca hubiera estado allí. Después, su hermana corrió a abrazarle.

    - ¡Muchas gracias hermano! – Exclamó abrazándole con fuerza.

    Driangor se quedó anonadado con lo que le dijo su hermana. No entendía por qué le estaba tan agradecida.

    - ¿Y Aisha? – Le preguntó con gran interés. Estaba contento de aquel gesto de su hermana, pero quería saber que había pasado con ella.
    - Está bien tranquilo. No he podido hacerlo.

    El rostro de su hermano se iluminó rápidamente esbozando una inmensa alegría y satisfacción. Abrazó a su hermana mientras le daba las gracias por lo sucedido.

    - Deberíamos irnos de aquí cuanto antes. Ya tendréis tiempo de hablar – Interrumpió Sarath.

    Driangor se separó de su hermana y se acercó a Sarath.

    - Gracias a ti también – Le dijo abrazándola y dándole un beso en la mejilla.
    - No ha sido nada, la verdad es que me dabas un poco de pena – Consiguió decir, dándole la espalda para que no pudiera ver como su cara se había enrojecido completamente.
    - ¡Sois unos traidores!

    Las palabras habían retumbado por toda la cueva sobresaltándolos.

    Las sombras empezaron a crecer a su alrededor y un enorme cuerpo surgió entre ellas. Sarath quedó atónita y asustada al reconocer a su invitado.

    Gargant se encontraba delante de ellos con gesto amenazador.

    - No me esperaba esto de nuestra princesa. Primero él y ahora tú. Parece ser que es más fuerte el lazo de sangre que os une que vuestra cordura.
    - Déjanos pasar Gargant – Le ordenó Lehahiah.
    - Me temo que eso no será posible – Dijo sonriendo maliciosamente -. Ahora tengo una buena excusa para mataros.
    - ¡Detente! – Vociferó Sarath volviendo a transformarse en un dragón -. No te atrevas a tocarles o lo lamentarás.
    - Te voy a dar una oportunidad de sobrevivir querida. Márchate o de lo contrario, tú también morirás.

    La dragona miró a Driangor con aire triste.

    Fin Parte IV

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  • Ice Wolf
    replied
    Los Ojos De la Inocencia Capitulo VII Parte III


    Era muy difícil saber donde estaban sin tener un punto de referencia por el cual guiarse. Lehahiah no le había dicho nada desde que empezaron a correr esperando que ella le contara que es lo que pasaba.

    Cuando por fin consiguió adivinar la dirección que debían tomar y le cogió la mano, para volver a llevarla, Lehahiah la apartó bruscamente.

    - ¡Espera! – Exclamó.

    Sarath se detuvo dándose media vuelta.

    - Cuéntame que es lo que esta ocurriendo por favor – Le rogó cogiendo tomando con sus manos su brazo.
    - ¡No hay tiempo!
    - ¡Sarath! – Le gritó con fuerza y autoridad -. Cuéntamelo.
    - De acuerdo – Murmuró -. Te necesito para liberar a Driangor, sólo tú puedes abrir la puerta de su prisión. Corre un gran peligro si continúa allí.
    - ¿Un peligro?
    - Gargant quiere matarle.
    - ¿Por qué?

    Sarath le contó todo lo ocurrido con él, su proposición, su amenaza y lo que tuvo que hacer para evitar volver a oír su asquerosa voz.

    - Es por eso que he tomado esta forma, al ser más pequeñas, será mucho más difícil que nos presientan.

    Lehahiah escuchó todo lo que le dijo Sarath con gran asombro. Estaba sorprendida por todo lo que le había ocurrido a su compañera. Apretó los puños con tanta fuerza que unas gotas de sangre empezaron a caer al suelo.

    - ¡Le mataré! – Soltó con fuerza.
    - ¡No! – La interrumpió cogiéndola de los hombros -. Lo más importante ahora es liberar a tu hermano.

    La miró extrañada, había sido amenazada, golpeada, acosada, y aún después de todo eso, en vez de hacer algo para vengarse, lo único que ella deseaba, era salvar a Driangor. Fue entonces cuando comprendió lo importante que él era para ella.

    - De acuerdo - Asintió.
    - Gracias – Dijo Sarath sonriendo y volviendo a tomarla de la mano para guiarla.

    El ritmo seguía siendo rápido, pero llevadero gracias a que ahora todo estaba claro. Avanzaron durante un tiempo más hasta que se encontraron con la imponente puerta que se alzaba entre Driangor y ellas.

    - ¡Driangor! – Le llamó su hermana.
    - ¿Lehahiah? – Escuchó proveniente de la oscuridad.

    Unas manos humanas aparecieron de entre las sombras agarrando los barrotes para a continuación verse el rostro asombrado de Driangor.

    - ¿Qué hacéis aquí?
    - Hemos venido a liberarte, así que no protestes ahora – Respondió Sarath con un tono serio.
    - ¿Ha aceptado nuestro padre mi decisión? – Le preguntó a Lehahiah.

    Fin Parte III

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  • fimfamfum
    replied
    Donkufa, no te pago para que andes posteando en las historias de otros. Anda a terminar "el camino del perseguidor" o ya mismo me devolves el adelanto que te di.

    Escritores... son todos iguales.

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  • donkufa
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    Siempre me divierto cuando leo esta historia, es entretenida. Me diste ganas de escribir denuevo, espero no abandonar como siempre....

    seguí así

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  • Ice Wolf
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    Los Ojos de la Inocencia Capitulo VII Parte II

    Lehahiah no pudo decir nada, aquella invasión en su más profunda intimidad la había sorprendido. Se sintió desnuda ante su padre. Había indagado es sus secretos y aquello no podía soportarlo.

    - ¿Cómo te has atrevido? – Consiguió preguntarle cubriéndose con las alas buscando algo de protección.
    - Así que es cierto, también te has fijado en un humano. No me esperaba esto de ti, me has decepcionado.
    - ¡Padre!
    - ¡No! - Le gritó golpeándola fuertemente con una de sus garras cegado por su ira.

    Todo fue demasiado rápido y repentino. Lehahiah esta tumbada en el suelo sangrando por una mejilla. Sentía su sangre correr por su piel, era una herida profunda y muy dolorosa, pero ella no la sentía. Su sorpresa y miedo por el acto de su padre, había bloqueado el dolor y su mente.

    - Hija mía… lo siento…yo – Consiguió decir intentando apartar su vista de su garra que estaba manchada de sangre mientras extendía su otra garra para ayudarla a levantarse.
    - ¡No te atrevas a tocarme! – Le gritó empujándole con fuerza -. ¡Apártate de mí!

    Sollozó y temblando, huyó de allí, dejando a su padre sumido en un hondo pesar por todo lo que había hecho.

    No sabía el tiempo que hacía que estaba volando sin ningún rumbo. Su herida física ya estaba curada, pero la psicológica tardaría aún sanar. Jamás la había gritado o agredido, pero sería la primera y última vez.

    Ahora tenía claro que camino tomar. Ya no había dudas ni arrepentimiento, quería ser como él. Vivir una vida que le había sido robada y truncada, se lo merecía y nadie le impediría disfrutar de la oportunidad para hacerlo. Pero antes de ir a buscar esa libertad tan anhelada, debía liberar a su hermano como le había prometido a Aisha.

    Se concentró en la entrada de la gruta y en un instante ya había llegado allí sin el menor problema. No sentía la presencia de nadie en la entrada o alrededores. Todo estaba desierto y en silencio. Era ahora o nunca cuando debía actuar. Empezó a avanzar hacia dentro con paso firme y decidido, entrando en la oscuridad.

    La visión era nula a pesar de que sólo había avanzado unos pocos metros desde la entrada. Creó una pequeña llama en su mano para intentar iluminar el camino. Consiguió percibir algo gracias a esa ayuda. El camino que conducía hasta la prisión era lo suficientemente ancho para que pudieran pasar dos dragones con total comodidad.

    - ¡Lehahiah!

    La dragona se sorprendió antes de escrutar a su alrededor buscando el origen de aquella voz. Miró a su alrededor sin descubrir nada ni a nadie.

    - Aquí abajo – Le indicó la extraña voz.

    Bajó la cabeza para ver quien era y para su sorpresa vio a Sarath bajo su forma humana oculta en la oscuridad.

    - ¿Sarath? – Le preguntó agachando su cabeza hasta tocar el suelo -. ¿Qué estas haciendo aquí y así?

    La joven le hizo unas señas para que se callara y se transformara también. La dragona no entendía la petición de su amiga, pero hizo lo que le pidió.

    Tan rápido como un parpadeo, Lehahiah había cambiado su apariencia, convirtiéndose nuevamente en una chica de increíble belleza con unos cabellos rojos como el fuego.

    Bajo aquella forma, el túnel parecía aún más inmenso y aterrador. La luz que antes había creado, se había empequeñecido como su tamaño, iluminando muy pobremente un pequeño espacio en el cual apenas se podía ver algo.

    - Ven – Le indicó Sarath cogiéndola de la mano y corriendo hacia el interior.

    Recorrieron unos kilómetros a través de la oscuridad hasta que Sarath se detuvo para intentar orientarse.

    Fin Parte II

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  • Ice Wolf
    replied
    Los Ojos de la Inocencia
    Capitulo VII “Una Razón Para Vivir, Un Amor Para Morir”
    Parte I


    Ya faltaba poco para llegar a su hogar. Tenía ganas de estar nuevamente en casa para hablar con su padre. Durante todo el viaje le había dado infinidad de vueltas a lo ocurrido con Aisha, y también al encuentro con aquel humano.

    Una y otra vez intentó apartarlo de su mente, pero por alguna extraña razón, no podía olvidarle. Recordaba su mirada, su cara y la sensación que había sentido cuando habló con él. “¿Por qué? Se preguntó Lehahiah. Sólo había sido un momento, apenas habían intercambiado un par de palabras, pero ese breve espacio de tiempo, parecía haberle marcado profundamente.

    Muchas preguntas podía hacerse sobre aquellos pensamientos y sensaciones, pero no podía. Su regreso aunque añorado, iba a ser desagradable. Había partido con una misión y volvía sin cumplirla por propia voluntad.

    La acusarían de traición al igual que a su hermano demostrando así que por sus venas corría la misma sangre impura. Seguramente incluso su padre perdería gran parte del respeto que tenía con los suyos por los actos que sus dos hijos habían cometido contra sus leyes. No le quería poner en aquel compromiso, pero ahora no podía detenerse, pues sabía que si no lo hacía en ese momento, nunca más volvería a tener el valor necesario para volver a afrontarlo.

    Gracias a Aisha, la venda que durante tanto tiempo había cubierto sus ojos e impedido actuar por su propia voluntad, había sido retirada. Toda su vida había seguido las reglas de los suyos con rigurosidad sin importarle lo que estaba perdiendo por culpa de ese fervor en unas estúpidas normativas y reglamentos.

    Por culpa de todo aquello, no había tenido ni infancia de la cual divertirse o una adolescencia donde haber disfrutado de sus tiempos jóvenes. Perdió gran parte de su vida pensando en que hacía lo correcto, que aquel era el verdadero camino y el auténtico significado de su existencia. Todo fue una mentira. Desde que nació hasta ahora había vivido una vida que no fue la suya sin haber obtenido nada gratificante por ello.

    Recordaba que desde un principio, Driangor siempre había intentado llevar una existencia propia, ajena a sus deberes. Pensaba que hacía mal, que desafiar todo ello le llevaría a una muerte segura, pero en cambio, gracias a esa rebeldía, él había conseguido ser feliz.

    Desconfianza, recelo, negativa y enfado eran algunos de los sentimientos que le profesaba a su hermano antes de partir a su misión. Ahora, todos aquellos pensamientos negativos habían sido sustituidos por orgullo, añoranza, perdón y emotividad.

    El Nido del Dragón se alzaba a su vista mientras seguía sumergida en sus propios asuntos. Descendió suavemente delante de su casa, y tomando tierra, entró con paso firme buscando a su padre.

    Nogard se encontraba al fondo con gesto preocupado, intentando encontrar alguna forma de liberar a su hijo sin aparentar un acto de paternidad. Lehahiah al verle en aquel estado de concentración y ausencia, no quiso interrumpirle.

    - Bienvenida hija mía – Dijo el viejo dragón sorprendiéndola. Había olvidado la facilidad con la que su padre podía leer la mente de cualquier ser, permitiéndole estar siempre alerta.
    - Hola – Masculló Lehahiah.

    El Rey miró a su hija con cierta preocupación por el tono con el que le había saludado.

    - ¿Has cumplido con la misión verdad? – Le preguntó reincorporándose.
    - No – Contestó con calma.
    - ¿Qué has dicho? – Musitó mientras su mirada se hacía cada vez más desafiante.
    - No he cumplido con la misión, y os pido perdón por ello majestad – Respondió bajando la cabeza como muestra de arrepentimiento -. No he podido hacerlo, por que no hubiese estado bien, ellos…
    - ¡Basta! – Le interrumpió -. Primero mi hijo me traiciona y ahora tú desafías y cuestionas mis órdenes.
    - No es eso padre, creerme que había ido con la intención de cumplir con vuestro mandato, pero esa humana, me ha enseñado cosas que ignoraba y sensaciones que nunca antes había experimentado. No puedes hacerle esto a Driangor.
    - Tú también has sido confundida por uno de ellos, ¿verdad? – Le soltó, indicando que estaba hurgando su corazón para saber todo lo que había ocurrido.

    Fin Parte I

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  • Ice Wolf
    replied
    Los Ojos de la Inocencia Capitulo VI Parte IV


    Se disponía a relatarle todo lo sucedido cuando oyó en su mente una voz gélida y desafiante, “No digas nada o él morirá”. Sarath se quedó paralizada, aquella advertencia procedía de Gargant. Un frío intenso empezó a recorrer todo su cuerpo, estaba siendo observada y controlada, prisionera incluso de sus pensamientos. Y por vez primera, se notó vulnerable y asustada.

    - Sé lo que piensas y sientes, no puedes escapar de tu destino – Volvió a oír nuevamente, provocándole una nueva oleada de terror y desesperanza.
    - ¿Ocurre algo Sarath? – Le preguntó “rey” extrañado por su comportamiento.
    - No es nada, sólo era una tontería, perdonadme – Contestó mostrando una sonrisa.
    - De acuerdo – Aceptó desapareciendo en una gran luz.

    Se quedó observando como la luz se iba apagando, y con ella, sus esperanzas. No podía hacer nada, ni hablar con nadie. Era libre, pero a la vez estaba atrapada. No soportaba esa situación y empezó a llorar desconsoladamente abrazándose a si misma, intentando sentir seguridad como un reflejo de su impotencia.

    “Debo hacerlo” pensó entre lágrimas esperando que la voz de su acosador volviera a sonar con fuerza en su mente. No hubo respuesta, sólo un silencio que aclaraba sus ideas permitiéndole pensar con facilidad. Extrañada, se concentró buscando una posible invasión, pero no encontró nada. El lazo que había creado Gargant parecía haber desaparecido, al menos de momento.

    Sarath aprovecho aquella situación de respiro para bloquear su mente. Gracias a su acción, ahora estaba segura de su propia intimidad y de la imposibilidad de que alguien volviera a contactar con ella. Pero aunque se sintió aliviada, un nuevo mundo de sensaciones se abrió ante sus ojos.

    Ya no podía oír el viento, ni sentir la energía y el movimiento que cada ser y cosa tenían. Sólo podía ver a través de sus ojos, escuchar con sus oídos y percibir con sus manos y piel lo que le rodeaba. Todo era muy extraño y nuevo. Cada nueva sensación experimentada de esa forma era extrañamente particular y hermosa.

    Le costaba acostumbrarse a la nueva realidad, sin embargo, con la certeza de que nadie podía escuchar sus propias ideas y sentimientos, notó una gran seguridad e independencia.

    Ahora, con plena libertad de acción y sin miedo de ser descubierta o sentida por alguno de los suyos, tenía que pensar algún plan para sacar a Driangor de allí cuanto antes. Apenas había tiempo, pues seguramente, cuando Gargant se diera cuenta de su acto, intentaría acabar con él, como muestra de poder y autoridad.

    Sólo había un problema, no podía hacerlo sola. La prisión estaba sellada mágicamente, y únicamente alguien de sangre real podía romper el sello. No podía contar con el rey ni tampoco con Driangor. La única posibilidad radicaba en Lehahiah, pero su ferviente admiración por su padre y su gran sentido de la responsabilidad y el honor harían inútil cualquier argumentación para conseguir que aceptara el ayudarla. Entonces… ¿qué podía hacer?

    Fin Parte IV

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  • IImeganII
    replied
    sos un groxo pa segui asi =)

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