Un día, un aprendiz de samurai iba caminando al pueblo Takiro, para encontrarse con el sensei de allí, pues su maestro le había mandado ir a los treinta pueblos y ser autorizado por cada uno de ellos, en un momento comenzó a oír a una niña forcejear, al llegar al sitio, se encontró con una Ninja que se encontraba colgada en un trampa, no parecía de mas de quince o dieciséis años. El aun era muy novato y no reconoció que ella era una Ninja.
Casi como por instinto pregunto:-¿Necesitas ayuda?-.
-¿Te importa?- respondió.
-Podrías ser mas amable con alguien q te ofrece una mano-.
-¡Vete de aquí!-dijo con rabia.
Sin responder a ello se volteo, y pisó una soga por error, e hizo sonar una campanilla.
-¡Eres…!-dijo ella.
-¿Qué?-.
Sin responder saco un cuchillo, y c**** la cuerda que hacia cerrarse la trampa, al sentir el piso comenzó a correr.
Detrás venía un ejército de samuráis, el también corrió a donde ella iba, cuando comenzaba a alcanzarla le dijo:
-Toma-.
Le entrego una bola negra, el la giro y vio una mecha que se consumía, mientras mas se quemaba la mecha el se fue deteniendo sin soltar la bomba de su mano, el sabia que esas eran bombas de humo no servían para hacer daño pero si para huir, y que solo eran utilizadas por los Ninja, por fin al bomba estalló y ella había desaparecido, el aprovechó y también se escapó.
Ya se hacia de noche y aun no llegaba al pueblo decidió tomar un descanso junto al lago, había una gran roca sumamente dura cualquier objeto que se le lanzara rebotaría a otro lado, el siempre que la veía le lazaba piedras y veía como caían al agua, ella estaba sentada en un árbol cerca de allí, al verlo bajó.
-¿Qué tal estuvo la bomba?-dijo.
El desenfundó su katana y dijo:
-¿Qué haces aquí?-.
-De acuerdo lo siento-.
-¿Qué?
-Lo siento, que acaso nunca habías escuchado esa palabra-.
-Si la oí… pero nunca de un Ninja-.
-Apuesto que nunca habías visto a un Ninja-.
-Emm... yo…-.
-Habla, para algo tienes una boca-.
-No me presiones, crees que no me di cuenta que sabias que podías morir-.
-Eso no es cierto-.
-Apuesto que ni siquiera eres buen Ninja-.
-Pide lo que sea y lo haré-.
-Apuesto dos monedas a que no clavas un shuriken a aquella roca-.
Señaló a la roca dura.
_Muéstrame esas monedas-.
Sacó dos monedas de su bolsa y se las enseñó.
_De acuerdo aquí va-.
Tomó un shuriken y lo lanzó hacia la roca, reboto y se perdió en las lejanías.
-¡Mi pierna!-se oyó de repente.
-Por aquí-dijo ella.
El sin saber q hacer la siguió, luego de correr, llegaron a otro lado del lago.
-Vez que no mentía-. Dijo ella
-Y… ¿como te llamas?-.
-¿Qué?-.
-No se nada de ti ¿Cuál es tu nombre?-.
-Se nota que no conoces sobre Ninjas, si te diría mi nombre seria inútil tener esta mascara puesta no crees blanquito-.
-¿Blanquito?-.
-¿Puedo llamarte así verdad?-.
-¿Pero por que?-.
-Pues… tu cabello es blanco no-.
-¿De que color es tú cabello?-.
-Rubio-.
-¿Te gustaría que te diga rubi todo el día?-dijo sofocado.
-En verdad, no-.
-De acuerdo así te diré-.
-Esta bien blanquito-.
Cada vez que lo llamaba así parecía importarle menos.
-¿Podrías quitarte esa mascara? me gustaría verte sin ella-.
Desató la mascara y le mostró su rostro, era pálido, una cicatriz en su ojo izquierdo, y sus ojos totalmente blancos.
-¿Qué les pasó a tus ojos?-preguntó ella.
-Fue en combates-respondió.
Pero la realidad es que sus ojos eran así de nacimiento y la cicatriz un accidente de niño.
-¿Y que hacías en medio de ese bosque solo?-preguntó.
-Como habrás notado soy aprendiz de samurai, y mi maestro me ordenó ir a buscar la autorización de todos los sensei de los treinta pueblos. ¿Y tu?-.
-Pues yo tambien soy aprendiz pero de Ninja, y tambien debo ir a los pueblos y conseguir una mascara de un samurai por cada pueblo… sabes, me quitare mi mascara tu confiaste en mi-.
Al desatarse el pañuelo que usaba, comenzó a caer una extensa cabellera rubia, tomó un mechón y se tapó un ojo, ella era una joven muy hermosa.
-Debo admitirlo, eres muy linda-dijo.
-Lo se, siempre me lo dicen-.
Rubi tomó un kimono de la mochila q llevaba, y le dijo a blanquito:
-Te molestaría voltear quiero cambiarme-.
-De acuerdo-dijo el-Pero no entiendo por que lo haces-.
-Es que si me ven con la ropa negra se darán cuenta de lo q soy-.
Blanquito era una persona muy obediente. Volteó, y luego de un rato escucho:
-Ya puedes voltear-.
Al verla vestida de rosa y blanco pensó que era más bella aun.
-¿Y, que tal me veo?-preguntó.
Blanquito tambien era muy tímido solo pudo decir:
-Nada mal-.
-Bueno, tengo sueño, hasta mañana- dijo ella.
-Que descanses- respondió.
Den su opinión y según lo q digan hare o no mas capítulos. ^^
DERECHOS DE AUTOR: PROPIETARIO DE [email protected] FEBRERO/2008
POR LAS DUDAS XD
Casi como por instinto pregunto:-¿Necesitas ayuda?-.
-¿Te importa?- respondió.
-Podrías ser mas amable con alguien q te ofrece una mano-.
-¡Vete de aquí!-dijo con rabia.
Sin responder a ello se volteo, y pisó una soga por error, e hizo sonar una campanilla.
-¡Eres…!-dijo ella.
-¿Qué?-.
Sin responder saco un cuchillo, y c**** la cuerda que hacia cerrarse la trampa, al sentir el piso comenzó a correr.
Detrás venía un ejército de samuráis, el también corrió a donde ella iba, cuando comenzaba a alcanzarla le dijo:
-Toma-.
Le entrego una bola negra, el la giro y vio una mecha que se consumía, mientras mas se quemaba la mecha el se fue deteniendo sin soltar la bomba de su mano, el sabia que esas eran bombas de humo no servían para hacer daño pero si para huir, y que solo eran utilizadas por los Ninja, por fin al bomba estalló y ella había desaparecido, el aprovechó y también se escapó.
Ya se hacia de noche y aun no llegaba al pueblo decidió tomar un descanso junto al lago, había una gran roca sumamente dura cualquier objeto que se le lanzara rebotaría a otro lado, el siempre que la veía le lazaba piedras y veía como caían al agua, ella estaba sentada en un árbol cerca de allí, al verlo bajó.
-¿Qué tal estuvo la bomba?-dijo.
El desenfundó su katana y dijo:
-¿Qué haces aquí?-.
-De acuerdo lo siento-.
-¿Qué?
-Lo siento, que acaso nunca habías escuchado esa palabra-.
-Si la oí… pero nunca de un Ninja-.
-Apuesto que nunca habías visto a un Ninja-.
-Emm... yo…-.
-Habla, para algo tienes una boca-.
-No me presiones, crees que no me di cuenta que sabias que podías morir-.
-Eso no es cierto-.
-Apuesto que ni siquiera eres buen Ninja-.
-Pide lo que sea y lo haré-.
-Apuesto dos monedas a que no clavas un shuriken a aquella roca-.
Señaló a la roca dura.
_Muéstrame esas monedas-.
Sacó dos monedas de su bolsa y se las enseñó.
_De acuerdo aquí va-.
Tomó un shuriken y lo lanzó hacia la roca, reboto y se perdió en las lejanías.
-¡Mi pierna!-se oyó de repente.
-Por aquí-dijo ella.
El sin saber q hacer la siguió, luego de correr, llegaron a otro lado del lago.
-Vez que no mentía-. Dijo ella
-Y… ¿como te llamas?-.
-¿Qué?-.
-No se nada de ti ¿Cuál es tu nombre?-.
-Se nota que no conoces sobre Ninjas, si te diría mi nombre seria inútil tener esta mascara puesta no crees blanquito-.
-¿Blanquito?-.
-¿Puedo llamarte así verdad?-.
-¿Pero por que?-.
-Pues… tu cabello es blanco no-.
-¿De que color es tú cabello?-.
-Rubio-.
-¿Te gustaría que te diga rubi todo el día?-dijo sofocado.
-En verdad, no-.
-De acuerdo así te diré-.
-Esta bien blanquito-.
Cada vez que lo llamaba así parecía importarle menos.
-¿Podrías quitarte esa mascara? me gustaría verte sin ella-.
Desató la mascara y le mostró su rostro, era pálido, una cicatriz en su ojo izquierdo, y sus ojos totalmente blancos.
-¿Qué les pasó a tus ojos?-preguntó ella.
-Fue en combates-respondió.
Pero la realidad es que sus ojos eran así de nacimiento y la cicatriz un accidente de niño.
-¿Y que hacías en medio de ese bosque solo?-preguntó.
-Como habrás notado soy aprendiz de samurai, y mi maestro me ordenó ir a buscar la autorización de todos los sensei de los treinta pueblos. ¿Y tu?-.
-Pues yo tambien soy aprendiz pero de Ninja, y tambien debo ir a los pueblos y conseguir una mascara de un samurai por cada pueblo… sabes, me quitare mi mascara tu confiaste en mi-.
Al desatarse el pañuelo que usaba, comenzó a caer una extensa cabellera rubia, tomó un mechón y se tapó un ojo, ella era una joven muy hermosa.
-Debo admitirlo, eres muy linda-dijo.
-Lo se, siempre me lo dicen-.
Rubi tomó un kimono de la mochila q llevaba, y le dijo a blanquito:
-Te molestaría voltear quiero cambiarme-.
-De acuerdo-dijo el-Pero no entiendo por que lo haces-.
-Es que si me ven con la ropa negra se darán cuenta de lo q soy-.
Blanquito era una persona muy obediente. Volteó, y luego de un rato escucho:
-Ya puedes voltear-.
Al verla vestida de rosa y blanco pensó que era más bella aun.
-¿Y, que tal me veo?-preguntó.
Blanquito tambien era muy tímido solo pudo decir:
-Nada mal-.
-Bueno, tengo sueño, hasta mañana- dijo ella.
-Que descanses- respondió.
Den su opinión y según lo q digan hare o no mas capítulos. ^^
DERECHOS DE AUTOR: PROPIETARIO DE [email protected] FEBRERO/2008
POR LAS DUDAS XD
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